Nicolina, una sexi y curvilínea Italiana regresa luego de 10 años, para abrir un Bar que promete subir el calor en los Ángeles.
Bruno Altamirano un seductor, frio y sumamente organizado, se abre paso en el mundo de la arquitectura, ajeno a que la jovencita de la que se enamoro perdidamente en su juventud, regresó a su vida ordenada tan solo para desmantelarla con un documento que podría cambiarlo todo.
Esta obra es de mi autoría, esta protegida y la amo como todas mis historias.
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Recuerdos de amor
-Camila Altamirano, tu buscas tu muerte- gruño poniéndose de pie, para caminar al encuentro de quien no dejaba de sonreír.
-Cambie ese semblante, no me asustas, me crie contigo- antes de que Bruno pudiera reclamar su corbata fue jalada y un abrazo lo cubrió.
El aroma suave del perfume de su hermana le trajo cierta calma.
-Listo, mucho amor por hoy- la mujer lo empujo y paso sus manos por su traje – mira, compre para comer, estoy segura que no has probado nada.- explico desviando la mirada un tanto incomoda.
Bruno negó curvando sus labios. Camila siempre actuaba así cuando se sentía vulnerable, le gustaba molestarlo, incluso lo abrazaba, pero era ella quien después ponía los limites, como si mostrar demasiado cariño la dejara expuesta.
-Mis favoritos- Bruno busco las patitas de pollos rebosadas- tu sabes que esto no es saludable ¿no? - miro a su hermana con picardía y esta se encogió de hombros.
-Por eso pedí una ensalada. - mostro el envase con los vegetales, pero este tenía una cantidad sustanciosa de alguna salsa
-Sí, veo que la ensalada es…
-Bruno si sigues de quejosos me llevo todo- Camila intento tomar las patitas de pollo y este las alejo con un gruñido, haciéndola reír.
-No te atrevas.
-Bien, bien- elevo sus manos en rendición-ahora me vas a decir ¿porque no respondiste mi llamada?
-Estaba con Jeremy, hablamos de…
-Aria- completo la mujer viendo a su hermano con pena. El arquitecto movió su cabeza de manera afirmativa y dio un mordisco a la pata rebosada.
-Ay hermanos, creo que fue la mejor decisión, sino vivirás como mamá, detrás de una mujer que no te valora- Cami tomo la ensalada y comenzó a devorarla.
-¿Cómo esta con lo del compromiso de papa?- interrogó malhumorado, seguían sin comprender como su padre pudo involucrarse con una jovencita, incluso menor que él
-Ya sabes, compra hasta el cansancio. Si el divorcio la afecto, esto fue peor- explico relajada como si eso fuera algo común.
-Mama no cambia, cada que papa le era infiel ella fulminaba su Tarjeta- rio con amargura.
La familia Altamirano era perfecta para las fotos, pero puertas adentro la realidad era otra.
-Por eso tú, no debes entregar tu corazón tan fácilmente. – declaró Camila y abrió la lata de refresco.
-Para que querías hablar esta mañana- corto aquella conversación que lo estaba poniendo incómodo.
-Fui a la obra, para ver como avanzaban, pero no vas a creer- sacudió la lata en el aire y Bruno casi dejo de respirar de solo pensar en el desorden que eso podía causar- están retrasados por que llovió hace unos días
-Pues debían trabajar más horas- explico Bruno, dando otro mordisco a su patita. En el único momento en que este hombre no tenía problemas de manchar sus manos era con ese manjar.
-Exacto- agito la cabeza Camila, abrió sus radiantes ojos azules- pero sabes que me dijeron los empleados- espero que su hermano le de la señal para seguir- que su jefe le dijo que lo llevaran con calma, puedes creerlos- que cumplirían con los plazos igual- exhalo indignada.
- Hablaste con el imbécil- interrogo Bruno molesto.
-No, el tal Dante Greco, que según dicen controla todo, no estaba disponible porque tenía un almuerzo familiar muy importante- ¿puedes creerlo? –
Hablo irritada y es que para ellos el trabajo lo era todo, sus padres siempre los empujaron a ser exitosos y si para esos debían sacrificar tiempo como familia, pues estaba bien justificado.
-Greco- murmuro Bruno, ese apellido resonó en su interior.
Lo cierto es que cuando uno de los inversores pidió la participación de esa constructora estaba en pleno idilio amoroso y no recordaba mucho de aquel contrato.
-Llamando a a Bruno- la mujer agito la pata de pollos delante de su hermano y este se la arrebato.
- De eso quería hablar en la mañana\, ahora ya no tiene caso\, en unos días iré a ver la obra y espero ver cambios o ese tal Dante me va a conocer- explico dando otro bocado a la ensalada- ¿Es cierto que iras al reencuentro?
-Leo fue con el chisme- rodo los ojos sabiendo la respuesta
Camila asintió y trago el líquido fresco- Si, quien más, veras a tu gran amor ¿quizás? - elevo una de sus cejas y sonrió.
-No sé de qué hablas, jamás tuve un gran amor- robo el refresco de su hermana
-Oye eso es mío- reclamo, pero este la ignoro- Puedes hacerte el amnésico, pero recuerdo la chica gordita y bonita, que te traía loco el último año- lo señalo con el tenedor- también me acuerdo como te dejo frente a todos, sí que fue cruel, aun no entiendo, parecía sentir lo mismo por ti.- inclino la cabeza y golpeo con el cubierto su trompita, pensativa
-Cierra la boca Cam, eso fue hace mucho tú eras más joven, y no me gustaba, por eso se enojó- Bruno sentía como su estómago se cerraba al recordar aquel día.
-Sí, era más pequeña, pero tu parecías muy ena…mmamma- su boca se vio atacada por una patita que era presionada por el arquitecto buscando callarla.
-DIJE QUE NO ME GUSTABA- insistió molesto.
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Otro día, pero no un día cualquiera, al menos para Bruno y Nicolina. Estaban a pocas horas del gran encuentro y cada uno lo vivía de manera diferente, o como se lo permitirán sus allegados.
Bruno por su parte se dio un viajecito a casa de su madre, tenía verla, al menos asegurase que no estuviera encerrada llorando por el inminente compromiso de su padre con una mocosa.
Nicolina estaba viendo los detalles que faltaban antes de inaugurar ITALY BURLESQUE Bar. El estilo cabaret y moderno parecían fusionarse de una manera sublime, pero aún faltaban detalles.
-Me gusta como quedaron las luces sobre las mesas- la italiana se recostó sobre la enorme barra central y observo con alegría como tomaba forma su visión, los cortinados rojos con guardas doradas caían del techo hasta el piso negro y brillante.
Los palcos, que daban efecto a teatro estaban a medio terminar, pero aun aso se veían elegantes
Un gran escenario en forma de semicírculo llegaba hasta la mitad del gran lugar.
Y es que Luka y ella buscaron por todos los Ángeles el lugar perfecto, hasta que dieron con un viejo edificio que ocupaba una manzana. Llevo meses hasta que el lugar quedo a su gusto gracias a sus hermanitos más grandes.
Ahora solo quedaba decorarlo como lo soñó y esa belleza estaba tomando forma.
-Orgullosa de tu imperio Burlesque- indago Luka acercándole una cerveza fría,
-Nuestro Lu, esto es nuestro- soltó con suspiro cargado de felicidad. Siempre soñó con tener su propio negocio, y estudio administración, finanzas y todo lo que le permitirá cumplir su meta
-Es cierto, nuestro- él se recostó junto a ella, cuando la música comenzó a sonar y las luces fueron al escenario.
Una rubia pequeña, pero sexi arrastraba una silla, sujetando con su otra mano una galera blanca con una pluma.
La calza de licra color marfil se ajustaba al perfecto trasero y el corpiño deportivo azul resaltaba la blanca piel.
Luka trago grueso, sin dejar de ver los movimientos sensuales de Cleo sobre los tacones y dio un trago a la bebida.
-Sus padres van a odiarme cuando sepan cual fue el trabajo que su hija acepto- Murmuro Nico, observando a su amiga en su elemento.
-Ella así lo quiso- la voz salió ronca por lo que estiro el cuello de la remera la ver como la rubia abría sus piernas y juagada con su largo cabello dorado – A parte es el estilo de bar, cabaret, no veo el problema
-Seguro dirán que es un prostíbulo- rio Nico, sabiendo lo conservadores que eran los padres de su amiga.
-Pues que piensen lo que quieran, este será el lugar más visitado, ya veras, trajimos el Moulin Rouge, a Los Ángeles, bellas mujeres y hombres bailando, espectáculo en vivo todas las noches y además habrá bebida y comida. - Luka comenzó aplaudir cuando la rubia término su acto y esta sostuvo su galera saludando desde lejos.
-¡¡Amo el escenario Nico, es genial! - grito entusiasmada y un tanto agitada- ahora trae tu hermoso trasero hay que ensayar y luego ir al estilista para una noche inolvidable- chillo aplaudiendo.
-Pensé que iba a salvarme, pero no- protesto la italiana y Luka negó caminado detrás de la barra.
-Probare unos tragos mientras las veo ensayar, rómpete una pierna hermanita- rio al ver el dedo medio.
Nico después agito su mano sin mirarlo y camino en dirección a Cleo
-Chicas a sus posiciones- exigió la rubia y hermosas mujeres se fueron ubicando en diferentes partes del club.
-Esto sí que se va a poner bueno- mascullo el italiano y tomo la coctelera sin dejar de ver.
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En otro parte de la ciudad Bruno arrastraba sus pies por el infinito pasillo de la propiedad que lo vio crecer, hasta dar en el tallercito de manualidades de su madre, un nuevo hobby para combatir el aburrimiento.
-Hola mama.
La hermosa mujer de unos 52 años volteo a verlo y curvo sus labios
- Eres igual a tu padre-
Bruno trago saliva al ver los ojos rojos.
-Estuvo llorando, otra vez- pensó.
-Sabes, él tenía tu edad cuando lo conocí- limpio sus manos que estaban llenos de arcilla, para luego caminar hasta él
.Y yo tenía la edad de su futura esposa, 22 años- dejo salir el aire contenido
-Mamá- trato de consolarla acariciando el cabello sedoso, pero no sabía que decir.
-Ven cariño vayamos por una limonada, le pedí a Tere que la prepare, cuando dijiste que vendrías hoy.
Él siguió el delgado cuerpo que se movía con elegancia hasta el jardín
Estefanía D Lía, era una bella modelo, que se había enamorado perdidamente a sus 22 de un joven arquitecto con aires de ganador.
-Aquí cariño- la mujer se sentó en una reposera y alcanzo el vaso con la helada bebida pasándosela a su primogénito. - Bebe está a punto- guiño un ojo y forjo una cálida sonrisa.
-Mama, yo…- negó sin saber que decir
-Tranquilo cariño, sabíamos que esto iba pasar, solo que no pensé que tan pronto o quizás no quise aceptar que jamás me amo- sus labios temblaron y los cubrió con el cristal frio.
- Puedo hablar con él\, es una locura\, es evidente que esa niña quiere su dinero- le partía el corazón verla así-
Su madre podía tener muchos defectos, pero amaba a su padre de eso no tenía dudas.
-Escucha, hijo, jamás debí dejar que ustedes se vean enredados en nuestros problemas, pero nunca fui una gran madre…
-Eso no es así, tu…
-Bruno, deje que tu padre te torturara con la perfección, cuando nosotros distamos muchos de ser perfectos. El con sus infidelidades y yo con mi ceguera selectiva.
Tu hermana me ha visto tantas veces rota que se niega a sentir, para no verse patética como yo.
-Nos dieron todo mamá- interrumpió desesperado- ambos han trabajo para que no nos falte nada- explico extendiendo la mano para tomar la de ella, que negó ante las palabras de su hijo.
-No te dimos tiempo hijo, ni a tu hermana, estábamos tan perdidos en ser exitosos y fingir una familia unida que nos olvidamos del tiempo de calidad- rio al ver los ojos sorprendidos de Bruno- Voy a darte un consejo, tómalo si te sirve de algo.
Él escucho atento, era la primera vez que ambos tenían una conversación de ese estilo.
-No dejes que el trabajo te consuma, porque cuando la edad ya no te acompañe solo quedaran a tu lado las personas que amas y te aman- la mujer se levantó y camino hasta él, para tomarlo del rostro- lamento haberme perdido de tanto viajando, eres todo un hombre, hecho y derecho. – suspiro con nostalgia - realmente lo siento hijo, siento haber dedicado tanto tiempo a quien no supo valorar mis horas y minutos. -Se acercó y beso su frente con extrema dulzura.
-No dejes que eso te pase, ok-
El solo asintió, pero las palabras no habían perforado tanto como Estefanía hubiera querido. Para eso faltaba una Greco esa que pronto pondría su vida de cabezas.
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Abrazos Gaby
Muchas gracias por una excelente narrativa.