Adrian creía que la suerte rara vez estaba de su lado, especialmente cuando perdió su trabajo debido a la homofobia. Su vida se complicó aún más cuando un accidente lo dejó atropellado, lo que le costó una entrevista de trabajo crucial. Sin embargo, lo que no podía prever era que la suerte a veces se manifiesta de maneras inesperadas. Ser atropellado por Benicio no solo cambiaría la trayectoria de su vida, sino que también desataría una serie de sentimientos intensos y lo llevaría mucho más allá de lo que jamás imaginó.
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Capítulo 5
Después de calmarse y de que la crisis de pánico pasara, Benicio volvió a agradecer a Adrián y decidió no revelar de inmediato que había conseguido el puesto. Sería injusto con el próximo candidato y no tenía sentido hacerle pasar por una entrevista cuando ya había tomado su decisión. Después de todo, el siguiente candidato podría tener un currículum incluso mejor que el de Adrián.
— Te agradezco de nuevo por lo que has hecho aquí. Todavía tenemos otro candidato por entrevistar, pero hoy mismo daré la respuesta sobre quién he elegido como mi asistente. — Benicio extendió la mano hacia Adrián.
— No hay por qué dar las gracias, señor. Estaré esperando ansiosamente la decisión. — Adrián tomó la mano de Benicio.
— Una cosa, si es posible. No menciones a nadie lo que ha sucedido aquí. Pocas personas están al tanto. — Benicio solicitó con discreción.
— No se preocupe, no tengo razones para divulgar algo tan personal. Si necesita alguien con quien hablar, alguien que entienda lo que está pasando, la empresa tiene mi número. — Adrián respondió con una sonrisa.
Tras la despedida, Adrián salió de la oficina, dejando a Benicio reflexionando sobre lo sucedido. El empresario no solo consideró el potencial del candidato anterior, sino también cómo ese encuentro lo había calmado y dejado con cierta inquietud. Aunque había visto a Adrián en el suelo después del accidente y en el hospital, la experiencia en la oficina había sido distinta.
Benicio llamó al siguiente candidato, realizó la entrevista, pero por momentos, su mente se distraía pensando en el candidato anterior. Tras la entrevista, Benicio transmitió la misma información de que serían informados sobre la decisión final.
La elección de Benicio ya estaba clara. Los tres candidatos tenían buenos currículos, y decidió contratarlos, pero la plaza de su asistente sería ocupada por Adrián.
Después de la entrevista, Adrián almorzó fuera y volvió a casa. Decidió esperar el resultado junto a su abuela, quien siempre lo había apoyado. Al llegar, compartió con ella cómo había sido la entrevista, y su abuela lo consoló.
— Trata de relajarte un poco, hijo mío. Estoy segura de que lo has hecho bien. Eres un chico bueno y creo que cosas buenas están en camino.
— Necesito aprender a ser tan optimista como usted. — Adrián le dio un beso en la frente a su abuela.
Después de ducharse y vestir ropa más casual, Adrián estaba a punto de salir del cuarto cuando recibió una llamada. Vio que era el mismo número que había llamado previamente y sospechó que era de la empresa.
— Buenas.
— ¿Señor Adrián?
— Sí, él habla. ¿Quién es? — Adrián fingió no saber.
— Llama del Grupo Thompson. Estoy llamando respecto a la entrevista que tuvo hoy. Me gustaría informarle que ha sido seleccionado. Si es posible, nos gustaría que empezara mañana. Traiga toda la documentación necesaria para el registro en la empresa.
— Muchas gracias... estaré allí mañana. — Adrián estaba radiante de felicidad.
Tras colgar el teléfono, corrió a compartir la noticia con doña Marcelina. Su optimismo había valido la pena pues había conseguido el trabajo que tanto deseaba. Su abuela también se alegró y lo felicitó. Adrián se sintió más tranquilo después de recibir esa llamada y las cosas parecían estar finalmente encauzándose para él.
Por la noche, Adrián recibió una llamada de su amigo Elías. Ambos eran amigos desde el colegio y Elías sabía que Adrián estaba atravesando dificultades y que tenía una entrevista ese día.
— ¿Entonces, amigo, cómo te fue? — preguntó con entusiasmo.
— Al fin, lo he conseguido. No sabes el alivio que sentí cuando me dijeron que había pasado.
— Entonces, vamos a salir a celebrarlo. — Elías habló animado.
— Mejor no, Elías. Empiezo mañana, creo que es mejor acostarme temprano. — Adrián estaba reticente.
— Solo no bebas demasiado. Vamos a divertirnos un poco. Has estado tan tenso últimamente y todo por la búsqueda de trabajo. Te lo mereces. Prometo que volvemos pronto.
Adrián reconsideró lo que Elías había dicho y se dio cuenta de que realmente había dedicado mucho tiempo a la búsqueda de empleo, sin espacio para el ocio. Se merecía un descanso y aceptó la invitación.
— Está bien, pero si despierto con resaca mañana, la culpa es tuya. Cuando reciba mi primer sueldo, te invito a una copa.
Elías aceptó y pasó por la casa de Adrián para recogerlo. Fueron a un bar que Elías conocía y quería llevar a su amigo a celebrar. Llegaron y se acomodaron en una mesa. El ambiente estaba animado, con música y movimiento.
Aquella noche, Benicio salió con su mejor amigo, Danilo. Después del episodio de la crisis en la oficina, estaba decidido a salir y distraerse, y siempre contaba con su amigo en esas ocasiones.
— Si Carla se entera de que estamos aquí, tendrá un ataque. — Danilo le advirtió sobre su novia.
— ¿Estás preocupado por eso? — preguntó Benicio.
— En absoluto. La novia es tuya, de todos modos. — Danilo se encogió de hombros.
Los dos sonrieron y esa atmósfera era justo lo que Benicio necesitaba. Entraron al lugar y se sentaron. Mientras miraba alrededor, Benicio notó a Adrián en una de las mesas. Adrián estaba sonriendo y parecía cómodo con la persona que estaba a su lado, algo que Benicio aún no había visto. No obstante, ver al hombre tan cerca e íntimo de su nuevo asistente le estaba incomodando. Pensó que era mejor evitar seguir mirando, ya que sabía que no tenía derecho a sentir celos de su nuevo empleado.