Una famosa Agente de las fuerzas especiales reencarna en un mundo lleno de magia, incertidumbre y tal vez un poco de romance... ¿Podrá adaptarse a su nuevo mundo? o ¿su nuevo mundo se adaptará a ella?...
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Capítulo 3
Capítulo 3
Desperté lentamente, sintiendo un leve dolor de cabeza. Al abrir los ojos, me encontré en una habitación desconocida, con poca luz. Mi cabeza seguía nublada y no entendía bien qué estaba pasando, pero una sensación extraña se apoderó de mí. Miré a mí alrededor, observando los detalles de la habitación.
Era un lugar antiguo, con muebles de madera oscura y detalles tallados que hablaban de épocas pasadas. Las paredes estaban cubiertas con un papel tapiz en tonos suaves de verde y dorado. La cama, grande y acogedora, estaba adornada con sábanas blancas y un edredón de tonos apagados. Sobre la mesa de noche, una lámpara de aceite iluminaba débilmente el ambiente. Todo en la habitación parecía sacado de otro tiempo, sin ninguna señal de tecnología moderna.
Me senté en la cama, intentando recomponerme. Mi cuerpo se sentía extraño, diferente. Miré mis manos y luego mi rostro en el espejo que estaba frente a mí. Era… mi rostro, sí, pero algo diferente. Tenía alrededor de veinte años, con el cabello largo y pelirrojo, y los ojos rojo brillantes, llenos de vitalidad. No entendía cómo podía ser posible. Yo recordaba claramente que, en mi vida anterior, tenía 65 años. Si bien el rostro algo envejecido por mi edad, mis ojos eran marrones y mi pelo negro azabache, hasta donde recordaba. La diferencia era tan grande que sentí un nudo en el estómago.
Pero más allá del desconcierto, algo me decía que debía poner mis pensamientos en orden. Comencé a recordar. Sí, lo recordaba perfectamente. Yo era una agente reconocida, en mi país, hasta que… hasta que me involucré en un caso peligroso. Estaba siguiendo la pista de un narcotraficante internacional, y todo se complicó. Llegué al almacén donde se hacía el intercambio, y mi compañero, que apenas estaba comenzando en el trabajo, cometió un error tonto y quedó expuesto. La balacera comenzó, y yo, sin pensarlo, me interpuse para protegerlo. Recuerdo las balas, el dolor… y luego, nada.
¡Carajos, morí!, lo sabía. Para salvar a alguien más. Era mi deber, pero aun así, me siento estúpida. Ahora, aquí estaba, en este cuerpo joven, sin entender cómo o por qué. ¿Era esto lo que quedaba después de la muerte? ¿Una nueva oportunidad? Pero ¿para qué?
Miré mi cuerpo, ahora tan diferente. Mi piel suave, mi figura juvenil… y mis pechos, que se sentían firmes, tan diferentes a los que recordaba de mi cuerpo anterior. Aunque había entrenado toda mi vida para mantenerme en forma, la gravedad había hecho su trabajo, y la diferencia era evidente. La sensación era extraña, pero no desagradable.
Justo cuando estaba pensando en todo esto, la puerta se abrió suavemente, y una joven entró en la habitación. Era una sirvienta, vestida con un sencillo uniforme de trabajo. Llevaba un delantal blanco sobre un vestido oscuro, y su cabello estaba recogido en un moño sencillo pero pulcro. Me miró con una expresión calmada, pero notablemente sorprendida, pues mis manos masajeaban mis pechos firmes.
-¿Se siente mejor, milady?- preguntó con suavidad, evitando llevar su mirada a mis manos.
Milady. Mi mente tardó unos segundos en registrar la palabra. Miré a la joven, confundida. ¿Milady? ¿A quién se refería? Yo no era ninguna noble. ¿O tal vez lo era en este nuevo cuerpo?
-Sí, gracias. Me siento… mejor.- Respondí, aún sin poder creer del todo lo que estaba pasando.
La joven asintió con una sonrisa pequeña y comenzó a ordenar algunos objetos en la mesa cercana. Parecía estar tan acostumbrada a este lugar que ni siquiera se inmutó por mi presencia.
-No se preocupe, milady. El desayuno está servido,- dijo mientras colocaba cuidadosamente una bandeja con comida sobre la mesa.
Mis pensamientos seguían siendo confusos. ¿Dónde estaba? ¿Quién era esta gente? ¿Y por qué todo parecía tan normal para ellos? Pero lo que más me preocupaba era no tener respuestas. Si todo lo que recordaba era cierto, si realmente había muerto… ¿por qué despertaba aquí, en este cuerpo, en este lugar?
Mientras la sirvienta servía la comida, sumida en mis pensamientos. Este lugar, este cuerpo, no tenía sentido, y me sentía atrapada en una realidad que no era la mía. Pero, por alguna razón, algo dentro de mí me decía que debía seguir adelante. Que tenía que descubrir la verdad detrás de todo esto.
Y así, mientras me sentaba en la cama, mirando la bandeja de desayuno frente a mí, una parte de mí aún luchaba por encontrar las respuestas, por lo que me decidí a preguntarle a esa muchacha
-Disculpa la pregunta pero ¿dónde estoy?-
La muchacha abrió los ojos como plato
-Milady, no comprendo la pregunta-
-Muchacha seamos claras; no sé dónde estoy, ni cómo me llamo, ni cómo te llamas tú, por ende necesito que me expliquen qué hago aquí, porque sinceramente desde que desperté todo fue caos y ahora estoy aquí y eres a la primera persona que veo para preguntarle que pasa…-
-Ya vuelvo milady-
Salió corriendo como loca, ¿habré dicho algo fuera de lugar?