La Enfermera y el Agricultor Parapléjico

Al día siguiente Mirella se despierta temprano, va a la cocina a ayudar a Guadalupe a preparar el café.

Guadalupe mira a Mirella y siente que está diferente.

Guadalupe: Estás feliz, Mirella.

Mirella: ¡Ah! Nada, como un día después de otro.

Mirella disimula la sonrisa en su rostro y hace lo que hay que hacer.

Guadalupe: El jefe está en el despacho, lo vi entrar.

Mirella: ¿Debería llevarle el café allí?

Guadalupe: Probablemente.

Mirella coge la bandeja con café, tostadas, fruta...

Llama a la puerta y entra.

Mirella: Buenos días, señor, le traigo su café.

Valentín: Puedes dejarlo ahí arriba -dice sin apartar la vista del ordenador.

Mirella: Con permiso.

Mirella se va sin entender la frialdad del hacendado.

"¡Ni siquiera un buenos días!"

Mirella se pasa el día ayudando a Lupita en las tareas de la casa, no es que sea su obligación, pero para no quedarse sin hacer nada ayuda a su compañera.

Lupita: Mirella, si yo fuera tú le daría una oportunidad a Jorge.

Mirella: Me parece guapo, pero ¿estará interesado en mí?

Lupita: ¡Claro que sí! ¿No ves cómo te mira?

Mirella: Huele muy bien, cuando bailé con él, sentí su perfume.

Lupita: Sólo creo que deberías arreglarte más, Mirella, comprar ropa nueva y más atractiva, cuidar tu cabello, ¡mira cómo está de seco!

Mirella: Estoy bien así, Lupita, me gusta vestir así.

Lupita: ¡¿Como una vieja?! -dice Lupita riendo.

Mirella: No creo que la ropa marque la diferencia en mi aspecto.

Lupita: ¡Claro que sí, Mirella! No eres fea, sólo necesitas arreglarte más y cuidar ese cabello.

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...Con Valentín...

Valentín se aparta pensando en los momentos con Mirella.

La noche anterior tuvieron sexo oral, no fue más allá, Valentín se siente mejor, pues hacía mucho tiempo que no hacía eso.

"Cómo pude sentir deseo por una mujer como Mirella, no es guapa ni atractiva, pero algo en ella me excitó y qué coño tan delicioso, ¡mierda! estoy duro sólo de pensar en ella"

Valentín quiso cenar en el comedor, cosa que rara vez hace, por lo general cena en su habitación o en el despacho.

Guadalupe le sirve la cena, él termina de comer y luego se dirige al porche que tiene una hermosa vista de la entrada de la casa, enfrente, hay un árbol y dos columpios.

Allí ve a dos personas, mira con más atención, ve que son Mirella y Jorge, está un poco oscuro, pero se puede ver perfectamente que son ellos.

"¿Estarán saliendo?"

Valentín se queda allí un rato observando cómo hablan los dos, Valentín no siente celos de Mirella, para él Mirella puede estar con quien quiera, ya que, en su cabeza, jamás se enamoraría de una mujer como Mirella.

El tiempo pasa, se cansa de estar allí, se va a su habitación, pero antes decide pasar por la de Mirella y dejarle una nota.

"Te espero en mi habitación"

Pasado un rato, Mirella va a su habitación y ve la nota de Valentín.

"¿Así que ahora va a ser así todas las noches? Lo malo es que me está gustando"

Mirella se da una ducha y rápidamente está en la habitación de Valentín, la habitación con la única iluminación de la televisión, Mirella llega y ve a Valentín desnudo tumbado en la cama.

Mirella no espera a que Valentín le diga que se quite la ropa, lo hace antes de que él se lo pida, Mirella se tumba sobre el cuerpo de Valentín, cuando va a besarlo, él gira la cara.

Valentín: No, Mirella.

Mirella se siente incómoda y se aparta del cuerpo de Valentín, con dificultad él se gira hacia un lado, empieza a tocar los pechos de Mirella, la acaricia con delicadeza, luego chupa su pezón que está rígido.

Una vez más intercambian caricias y sienten un delicioso placer, al terminar Mirella sale de la habitación y vuelve a la suya.

♥︎Han pasado dos semanas ♥︎

El estado de salud de Joana empeoró, Mirella tuvo que ir a ayudar a su madre.

Joana: Hija, puedes volver a la hacienda, voy a estar bien aquí, las enfermeras me están cuidando muy bien.

Mirella: Estoy tan preocupada por usted aquí, mamá, quiero quedarme.

Joana: Puedes irte tranquila, hija, gracias al dinero que conseguiste con el señor Valentín, estoy en un hospital estupendo. Y ya sé que te ha mandado volver a la hacienda.

Mirella: Sí, me ordenó que volviera.

Tras una semana con su madre en el hospital, Mirella regresa a la hacienda.

Valentín está en el despacho cuando llega Mirella, oye a Lupita recibir a Mirella con risas, Valentín se siente feliz al saber que Mirella ha vuelto.

Inmediatamente sale del despacho y cuando llega al salón, la ve, se fija en las ojeras bajo los ojos de Mirella.

Valentín: ¡Mirella! Ven a mi despacho.

Mirella: Ah, está bien, señor.

Valentín sale con su silla automática, Lupita mira a Mirella y se ríe.

Mirella sale inmediatamente después siguiendo a Valentín.

En cuanto entra, Valentín le pide que cierre la puerta.

Valentín: Te mandé venir ayer mismo.

Mirella: Mi madre está muy enferma y... tengo mucho miedo de perderla -dice Mirella con tristeza.

Valentín: La gente se muere, Mirella, a veces es incluso mejor, créeme.

Mirella: No quiero que mi madre muera, es lo único que tengo.

Valentín: Ve a mi habitación, necesito que me ayudes a ducharme.

Mirella ya sabe lo que quiere Valentín, pues todas las noches iba a su habitación y los dos se alimentaban de placeres.

Mirella no dice nada y hace lo que el hombre le ordena, no tarda mucho en llegar.

Valentín: Mirella, llevamos un tiempo teniendo intimidad, me gustaría saber si te gusta.

Mirella: Sí, pero sé que no está bien.

Valentín: No hay nada bueno o malo, Mirella. Somos adultos y esto es normal.

Mirella se queda callada, apartando la mirada.

Valentín: Podríamos hacer un contrato, para continuar, me gusta tenerlo todo firmado, para que luego no haya problemas. ¿Qué te parece?

Mirella: No lo entiendo, señor Valentín, en ese caso yo sería su...

Valentín: No serás nada mío, Mirella, incluso podrías salir con Jorge, siempre y cuando no comprometas nuestra relación.

Mirella: No lo haré, no voy a venderme.

Mirella sale de la habitación dando un portazo.