La Pianista

Capítulo 5

Más tarde Alejandra ya estaba en su recámara; con el silencio de la noche se cuestionaba los pro y los contra de aceptar una propuesta tan loca. Vaya no tenía ni pies ni cabeza. Pero pensó y se decía a sí misma.

—El dinero me servirá mucho para ayudar a mi abuela sobre todo ahora que va a cerrar la Editorial y me quedaré sin empleo. A quien quiero engañar eso no es pretexto puedo conseguir otro empleo. Pero también podré pagar la hipoteca de esta casa, ayudarle con su tratamiento médico y que ella deje de hacer costuras para las vecinas. A su vez yo por fin podría dejar de trabajar, enfocarme en terminar y graduarme. Por el cielo pero en que estoy pensando, yo Alejandra Oñate jamás eh sido interesada. Pero si me niego a vivir la ilusión de casarme, además sería de mentiras; y es una suerte que sea con un chico millonario y guapo. Ya basta deja de pensar en eso.—se decía Alejandra a si misma mientras contemplaba el techo.

Así sin pensarlo tomó su celular, agrego el número de Jacob y le envía un mensaje.

escribiendo…. Soy Alejandra, quiero informarte que acepto tu propuesta.

escribiendo…. De acuerdo, mañana te espero a las 10 am en la dirección que viene en la tarjeta. Descansa.—respondió Jacob

Alejandra ya no le respondió, a los cinco minutos ya se había arrepentido. Pero ella ya le había dado su palabra, “como pude ser tan imprudente” pensaba ella.

Mientras tanto nuestro CEO, avisaba a Diego que la pianista aceptó casarse con él. Que la había citado en el corporativo y que quería que él estuviera presente para que hicieran las negociaciones del contrato con ella.

—Supuse que te rechazaría, pero al parecer también es una chica frívola.—dijo Diego

—Te lo dije todos tienen un precio. Por lo menos ella no me desagrada.—dijo Jacob.

—Te casaras públicamente o en secreto?.—preguntó Diego.

—Me conoces, me encanta darle la sorpresa a mis padres y amigos.—respondio Jacob

La mañana siguiente, Alejandra se sentía desmoralizada su ética estaba por el piso. Pero al saber que ayudaría a su abuela, sabia que valía la pena él sacrificio. Se despidió de su abuela y se fue directo a su cita.

Diego y Jacob ya estaban esperando a Alejandra en la sala de juntas del corporativo Souberville. Jacob había pedido poner rosas blancas en la sala de reuniones y algunos bocadillos.

Alejandra había buscado su ropa más formal, ya que cerraría un negocio eligió el mejor vestido de su guardarropa. Ella era desaliñada todo el tiempo, no podía dejar de sentir que se estaba vendiendo. Por un momento recordó que él no la tocaría, que no serían un matrimonio real. Tener eso en mente hizo que se tranquilizara.

Más tarde llego a la hora indicada, la recepcionista ya la esperaba y la hizo pasar. Ella quedó impresionada con el edificio era enorme, lujoso y el personal atento. Definitivamente ella no encajaba ahí.

Alejandra entro a la oficina, Diego se quedó sin palabras no era el tipo de mujer que Jacob frecuentaba, no entendía por qué la había elegido. Había tantas mujeres más bonitas y elegantes, pero en fin no podía cuestionar, era ordinaria para el gusto de Jacob.

Jacob la observaba y sabía que había elegido a la correcta, él de inmediato se percató que su vestido no era fino. Jacob pensó que ella se vería increíble en ropa costosa, tenía potencial para convertirla en un sueño de mujer. Definitivamente era su reto convertirla en la señora Souberville aunque fuera una farsa, debían mirarla como la esposa de un hombre millonario.

Alejandra tomó asiento no podía entender por qué había aceptado semejante locura. Pero al mirarlo se convencía de que era mejor el, que alguien más. Esperaba sinceramente que él cumpliera todo lo que le había dicho, pero y si era una trampa. Si ella se enamoraba, era la que iba a salir perdiendo.