Desde hace mil años, una guerra silenciosa consume los reinos: las Bestias, criaturas feroces que prosperan en la oscuridad, buscan venganza contra las Hadas, cuya diosa, Madre Naturaleza, se atrevió a castigar a su propio dios, Némesis.
Esta guerra oculta una verdad mucho más profunda que la simple rivalidad.
Arthur, un lobo alfa nómada, ha viajado por años, prefiriendo la soledad y los placeres sin compromiso a la idea de una pareja destinada.
En el Reino de las Hadas,Titania creció en una cuna de oro que se convirtió en una sofocante prisión.
Una guerra que se desató hace mil años ha sobrevivido porque la verdad sobre su origen fue silenciada.
Cuando la inocencia se encuentra con la oscuridad, la línea entre el deseo y la destrucción se desdibujo.
Arthur y Titania están en el centro de un torbellino de intriga, magia y una atracción tan intensa que podría ser su perdición.
Libro final del Mundo de Reina Luna 🌙
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Ella está bien
El Rey de las Bestias recibió el informe sobre el ataque fallido. Habían perdido la oportunidad de atrapar a la Reina Hada. Estuvieron tan cerca de saber dónde se encontraba la Madre Naturaleza, la deidad que se había atrevido a castigar a Némesis.
—¿Quién es ese lobo? —gruñó el Rey.
—Mi Señor, no lo sabemos, pero es diferente. Ni siquiera sentimos su presencia, apareció de la nada —respondió uno de ellos.
El Rey se levantó de su trono y caminó hacia la bestia que le daba el informe.
—¿La Reina Hada regresó a su palacio? —preguntó en un susurro aterrador.
—No, Mi Señor. Fue llevada al País del Sur —respondió la misma bestia temblando.
El Rey apretó la mandíbula. El fracaso era inaceptable, pero ahora tenían una oportunidad más, La Reina Hada estaba en territorio lobo, las posibilidades de acceder al país del Sur eran más fáciles que al reino de las hadas, después de todo, las bestias y los lobos no eran tan diferentes.
—Prepárense —ordenó el Rey de las Bestias.
El plan era fácil él sería quien iría personalmente por la Reina Hada. No podía permitirse más errores.
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Oswaldo y Liam entregaron el informe al Rey de Reyes del Sur, un hombre que era mitad lobo y mitad humano, el Rey Noah. A pesar de su herencia humana, se había ganado el respeto de su reino, pues sus habilidades de lobo eran sorprendentes. Parecía un hombre que rondaba un poco más de los 30 años, su cabello era rosa oro y ojos blanco perla.
—Mi Rey, ¿cree conveniente dejar que la Princesa Hada se encargue de la Reina Hada? —preguntó Liam preocupado.
—Sí. No podemos intervenir si ninguna de las dos lo permite, pero proporcionen todo lo que necesiten —dijo el Rey Noah. Prefería aceptar la decisión de la reina 0ara no arruinar la posibilidad de una unión.
—Bien, decidimos dejar al Alfa nómada a cargo de la protección de las hadas —continuó Oswaldo—. Liam se encargará de aumentar la seguridad del país. Es posible que las Bestias planeen un ataque —comentó Oswaldo, esperando la aprobación de su Rey.
—Me parece bien, pero también me gustaría conocerlo —dijo Noah. Ya había recibido un informe completo de Arthur, y sus habilidades le llamaban la atención.
—Como diga, Majestad —dijo Oswaldo.
—Bien, entonces encárguense de todo. La prioridad es la comodidad de las hadas. Por el momento, pospondremos la reunión entre los reyes hasta que la Reina Hada se recupere totalmente —dijo un hombre de cabellos verde marino y ojos almendradas qué permanecía junto al rey.
—Como diga —Oswaldo y Liam hicieron una reverencia y se marcharon.
—¿Qué piensas, Varek? —preguntó Noah a aquel hombre.
—Estamos cerca de una alianza con las hadas, pero también nos haríamos enemigos de las Bestias —respondió Varek con seriedad.
—Puede ser, pero, ¿por qué serán enemigos? Es decir, las Bestias y las Hadas vivían pacíficamente hace muchos años, según las escrituras antiguas —comentó Noah, cruzando los brazos.
—La enemistad entre las hadas y las bestias esta solo entre ellos —explicó Varek.
—¿Informarás al Rey Supremo? —preguntó Varek.
—Sabes que no soy de su agrado —respondió pesadamente.
—Es el Rey Supremo, tienes que informar lo que está sucediendo —dijo Varek, un poco irritado por la falta de seriedad de su Rey.
—Mejor se lo informo a la Reina Suprema. Es más fácil platicar con ella —dijo Noah con una leve sonrisa llena de diversión en su rostro.
Varek suspiró pesadamente. Su Rey aún no entendía que el Rey Supremo se molestaba precisamente cuando tenía esa clase de conversación con la Reina Suprema.
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Titania observaba a Áine dormir. Los medicamentos estaban haciendo efecto; podía notarlo a simple vista. Los moretones en la piel de la Reina se desvanecían. Sabía que al amanecer, Áine estaría recuperada y podría comunicarse con los tres caballeros, que debían estar desesperados por no tener noticias de su amada Reina.
Recordó la amenaza de Xander. Desde que se convirtió en caballero, él se comportaba así. Su lealtad hacia Áine parecía ser la más sobresaliente entre todos los caballeros, e incluso entre todo el reino. Si algo sucedía, sería Xander quien la castigaría personalmente. Estaba segura de eso.
Estaba tan metida en sus pensamientos, que caminó hacia el balcón. Al abrir la puerta, la brisa fría recorrió su cuerpo. Era una noche de luna llena, pero se sentía extrañamente como una noche sin luna, con un silencio tan acogedor como esas noches sin lunasm
Bajó su mirada. Ahí estaba él. Arthur se había dado cuenta de su presencia, levantando la cabeza de golpe, y la observaba con aquellos intensos ojos oscuros.
— Titania. —
La voz la golpeó en su mente. Titania intentó mantenerse firme, pero la familiaridad de esa voz la traicionó; su cuerpo comenzó a temblar al instante.
—Xander —dijo ella tratando de sonar fría e indiferente.
—¿Dónde está Áine? He intentado contactarla, pero ha sido inútil — Dijo con su autoritaria voz.
—Duerme —se limitó a responder.
Titania mantuvo sus ojos fijos en Arthur, , mientras la voz de Xander invadía su mente.
—Dime la verdad. ¿Pasó algo? —demandó él con frialdad.
Ella guardó silencio. Si revelaba lo ocurrido, el castigo era inevitable. La distancia era insignificante; él encontraría la forma de cumplir su deber, castigarla por no haber protegido a Áine.
—¡Titania! —El nombre resonó en su mente con fuerza.
Fue tan fuerte que ella se encogió, llevando ambas manos a su cabeza. Sabía que él podía dañarla incluso a través de esa conexión telepática.
—Princesa —escuchó una voz distinta y cercana.
Ella levantó la mirada para encontrarse con Arthur, el alfa sexy, que ya estaba justo frente a ella. Él había percibido el peligro rodearla. A pesar de que estaban solos, aquellos hermosos ojos verdes cristalinos ahora estaban rojos, hinchados por las lágrimas que luchaban por salir. Pero ella se negó a dejar escapar una sola gota.
—Ella se comunicará después contigo, Xander —soltó Titania con frialdad y cortando la comunicación.
La cercanía de Arthur fue suficiente para que recuperara la compostura. No podía permitirse el lujo de ser débil, bajo ninguna circunstancia, Xander merecía verla quebrarse. Él, menos que nadie, podía tener ese poder sobre ella.
Soltó un largo y tembloroso suspiro; su cabeza ardía y empezó a sentir náuseas . El dolor era horrible, pero ella lo recibiría con gusto, era preferible soportarlo que darle a Xander la satisfacción de verla quebrada.
—¿Estás bien? —preguntó Arthur. Él notó como una fina línea de sangre se escurría de sus oídos.
—Sí —fue su única respuesta sin ningún tipo de emoción en su rostro. —¿Qué hace aquí? —preguntó al notar lo cerca que él estaba.
—Sentí una amenaza… —respondió Arthur, recorrió el espacio con la mirada. Pero no había nadie más que solo ellos, y entendió no había amenaza alguna en la estancia. El peligro realmente la rodeaba, solo a Titania.
—No hay nada aquí —dijo ella con su rostro estoico sin emociones.
—Tu nombre —Ordenó él, con su voz ronca y sexy a la vez.
—Titania —respondió ella, sin dejar de mirarlo a los ojos, esos oscuros ojos qué hacían que su cuerpo se estremeciera.
Arthur asintió ante su rápida respuesta, su nombre iba con ella y le gustaba como sonaba. Tenerla tan cerca solo hacía que su deseo primitivo despertará.
—Ve a dormir. Yo me encargaré de la seguridad de ambas —dijo con esa voz grave y ronca.
Titania lo miró sin expresión y asintió.
—Titania —repitió él su voz era baja pero cargada con deseo haciendo que su cuerpo temblara y no de miedo, sino de un deseo desconocido para ella.
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Xander estaba hirviendo de rabia por la forma en que Titania se atrevió a cortar la conexión. El dolor en su cabeza lo martillaba, pero no perdonaría el atrevimiento de Titania. No había recibido el informe del chofer que las llevaba al País del Sur, y ahora, tampoco podía contactarlo. Titania había sido su única opción, y ella había respondido de aquella manera tan seca.
—Está bien, ella está bien —murmuró ansioso y furioso a la vez, tenía que controlarse, pronto intentaría comunicarse con ella de nuevo.
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La mañana finalmente llegó , pero Titania no había dormido. Había permanecido despierta toda la noche, velando por el bienestar de Áine, limpiando y curando las heridas, y preparando con detalladamente los líquidos esenciales para la completa recuperación de la reina Hada. Eso la mantuvo distraída y despierta.
—Titania, debes descansar un poco —habló Áine. Aunque los moretones habían desaparecido de su piel, su energía vital seguía peligrosamente débil.
—Estoy bien —se limitó a responder con su voz cansada—. Necesitas recuperar tu fuerza para comunicarte con tus caballeros.— Se acercó a la reina con la dosis de medicamento lista para la mañana.
—Xander, ¿se comunicó contigo? —preguntó Áine. Conocía demasiado bien a Xander; al no poder contactarla a ella ni al chofer, la tendría como último recurso. La reina la miró con seriedad—¿Te lastimó?
—Bebe —dijo Titania, esquivando la pregunta sin tomarle importancia a algo que ella ya sabia la respuesta —. Tu baño está listo.