¿Que pasaría si un día despiertas en tu novela favorita?¿Y no solo eso sino que despiertas siendo la villana?
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Capítulo 5
En la historia original, Ross, era la típica damisela en peligro que siempre necesito de su apuesto príncipe de brillante armadura para que viniera a su rescate.
Luego del flechazo que sintieron ambos en la fiesta de cumpleaños del príncipe, esté la invitó a bailar el primer baile de la noche, dejando así a un lado a Elizabeth, quién se encontraba llorando junto a sus padres y los emperadores, pero estos no podían hacer una escena en medio de la celebración. Ya hablarían en privado con su hijo por causarle tal ofensa a la familia Cortéz.
El príncipe aún sabiendo lo que sus acciones causarían, no pudo evitar bailar y mantenerse cerca de la Señorita Ross toda la noche, se sentía hechizado por su belleza, su fragilidad y su sonrisa lo hacian desear estar junto a ella y no separarse nunca más.
Por otro lado, Elizabeth, cansada de las miradas, comentarios y risas burlonas, salió al jardín del palacio a tomar un poco de aire, se sentía humillada, no podía entender somo una chica de bajo estatus en tan solo una noche había obtenido la atención del príncipe, algo que ella siempre buscó y nunca pudo conseguir.
Perdida en sus pensamientos y echa un mar de lágrimas, chocó con la espalda de un chico.
— Yo...yo... lo siento .
No fue mi intención, con permiso.
— Espere señorita ¿se encuentra usted bien?
El desconocido estaba acostumbrado a que las señoritas chocarán con él "por casualidad" pero al ver el estado en que se encontraba la joven supo que está vez si fue un encuentro accidental.
— Si... no... La verdad, no lo sé.
Dijo Elizabeth para volver a ahogarse en llanto. El chico la miraba preocupado, así que busco con la mirada un lugar donde ella se pudiera sentar, y tranquilizarse un poco antes de volver a entrar.
— Señorita trate de tranquilizarse por favor, ¿Qué le parece sí tomamos asiento en esa banca y si quiere puede contarme que le sucede? Mis hermanas dicen que soy bueno escuchando y dando consejos.
El chico no entendía que le sucedía, pero al ver tan vulnerable a la chica que estaba frente a él, no pudo evitar sentir un poco de lastima por ella .
Elizabeth un poco dudosa, acepto tomar asiento junto al desconocido, ya que no parecía ser mala persona.
— Está bien.
— ¿Quiere contarme? tal vez así pueda desahogarse un poco.
Hubo un gran silencio hasta que Elisabeth decidió hablar.
— Hoy me di cuenta de que nunca voy a ser feliz.
— Puedo preguntar ¿cómo es que llegó a esa conclusión?
— Estoy comprometida a un hombre que no me ama y por lo que ví hoy creo que nunca lo hará.
Estuvo bailando toda la noche con otra señorita sin importale lo que yo pensará o sintiera.
— Ya veo. ¿Y usted lo ama por eso se encuentra en este estado?
El chico se sintió un poco decepcionado, pero al darse cuenta de lo que estaba pensando rápidamente quitó esos pensamientos de su cabeza.
Por otro lado, la afirmación del chico dejo pensativa a Elizabeth y preguntándose ¿si en verdad lo amaba?, pero antes de poder responder a su pregunta, el chico volvió a hablar.
— Mi consejo sería que ustedes buscará a alguien que corresponda a sus sentimientos, es joven y bonita, no veo la razón por la cual usted se este atando a una persona que no le tiene ni la más mínima consideración.
Elizabeth al oír las palabras de ese joven, fue como si una venda se cayera de sus ojos. Era verdad, ella tenía muchas cualidades como para estar sufriendo por alguien que no la sabia valorar. Se mantuvo en silencio por un momento pensando en todo lo que él chico le había dicho y este al verla así, agregó.
— Espero que mis palabras sirvan de algo, con su permiso My lady, me retiro.
Hizo una leve reverencia y se marchó.
Luego de eso, Elizabeth, siguió un rato más sentada en aquella banca, hasta que decido regresar.
Al llegar al salón, todos la miraban con expresiones diferente, algunas eran de burla otras de lastima y algunas otras de satisfacción. Ella al ser hija de los duques más poderosos del imperio y siendo ahijada del emperador, siempre se sintió superior a los demás nobles. Siempre se había comportado de manera arrogante y narcisista, a excepción de sus padres y la familia imperial.
Sin importarle nada, Elizabeth caminó con pasó firme y su frente bien alto, ella no tenía por qué avergonzarse, cruzó todo el salón y llegó junto a sus padres, quienes estaban furiosos por la actitud del príncipe.
— Padre, madre, creo que ya es hora de regresar, no me siento muy bien.
— Claro cariño, vamos a despedimos de los emperadores y regresamos al Ducado.
Lizbeth pudo ver claramente que su hija estuvo llorando, pero no quiso decir nada, ya que si mencionaba algo su esposo podría perder la poca cordura que le quedaba .
Llegaron junto a los emperadores y el duque fue quien habló primero.
— Majestades hemos venido a despedirnos, como comprenderán mi hija no se encuentra bien y a decir verdad nosotros tampoco. Esto es algo que recordaré en el futuro .
Se podía sentir lo furiosos que se encontraba el duque Cortés . El emperador que lo conocia mejor que nadie, sabía que si no dejaba ir a su amigo podría correr sangre, así que, sin más respondió.
– No te preocupes Stefan, vete tranquilo, yo tampoco olvidaré esto y prometo tomar cartas en el asunto.
Y sin más la familia Cortés se retiró de la fiesta.
En el carruaje nadie habló y cuándo llegaron al ducado, Elizabeth, prácticamente corrió a su habitación, su padre quiso seguirla pero la duquesa lo detuvo.
—Déjala Stefan, lo mejor será dejarla descansar ya mañana hablaremos con ella.
El duque no muy convencido acepto, pero esto no se quedaría así. En cuanto tuviera la oportunidad hablaría con el emperador y el príncipe heredero, y dejaría en claro que con su hija nadie se metía...
Las semanas siguiente al evento, Elizabeth fue la comidilla de la sociedad, no se hablaba de otra cosa que no fuese sobre cómo el príncipe heredero bailo toda la noche con la hija del barón Salvatore, dejando así plantada a su prometida.
Muchos estaban a favor de que Erick le hubiese hecho ese desplante a Elizabeth, ya que a muchos nobles no les agradaba mucho la idea de que ella fuese la futura emperatriz, puesto que Elizabeth era conocida por ser engreída y narcisista, y a otros pocos les parecía que Elizabeth no merecía semejante humillación, ya que a presar de todo, no había nadie en el imperio que no supiera lo enamorada que estaba Elizabeth del príncipe Erick.
Al pasar las semanas las habladurías fueron cesando, pero había un rumor que cada vez tomaba más fuerza, y ese era de que mientras la señorita Elizabeth espera a que su prometido se disculpe con ella , él se encuentra todos los días con la señorita Ross para tomar el té o dar paseos por la capital o el palacio.
Cuando esté rumor llegó a oídos de Elizabeth salió echa una furia de su habitación, pidió a su doncella que prepararán el carruaje y partió con rumbo al palacio.
Al llegar los guardias al reconocer el escudo de la familia Cortés, la dejaron pasar sin ningún inconveniente y cuando el carruaje estacionó frente a la entrada del palacio, Elizabeth no esperó ni siquiera a su doncella y se encamino al estudio del príncipe heredero a exigirle una explicación.
Por otra parte, en el estudio del príncipe se encontraba Sir. Bastian, uno de sus consejeros, que cómo el príncipe ya hacía dos semanas le delegaba sus obligaciones, mientras que el disfrutaba la compañía de cierta señorita, en ese momento se encuentra haciendo su trabajo. De pronto se escuchó que alguien golpeaba la puerta . Dió autorización para entrar y fue entonces cuando vio a una Elizabeth totalmente furiosa y sin esperar a que Sir Bastian se levantará de su asiento para saludarla correctamente, preguntó.
— ¿Dónde estás?
El consejero del príncipe, temblo ante aquella señorita que en estos momentos parecía un demonio, pero logro tranquilizarse y respondió.
Sir Bastian: El se encuentra en el jardín atendiendo a una visita Señorita Elizabeth, será mejor que regresé otro día cuando el príncipe la pueda atender.
—Ja... cómo suponía. Gracias Sir Bastian siga con su trabajó.
Dicho esto, Elizabeth salió rumbo al jardín y al llegar se encontró con una escena que terminó por volverla loca. El príncipe tenía abrazada a Ross de su cintura y además estaban levemente inclinados , parecían apunto de besarse. Elizabeth al ver esto empezó a aplaudir, mientras se acercaba a la pareja.
— Bravo, los felicito... Pero miren nada más con la escena que me vine a encontrar.
— Señorita Elizabeth no es lo que piensa... Yo iba a caer y el príncipe me atrapó no piense cosas que no son.
Se justifico Ross sumamente nerviosa por la situación en que la prometida de su nuevo amigo los habia encontrado.
— ¿Que hace aquí señorita Elizabeth? No la esperaba hoy, con respecto a lo que acaba de ver, es verdad solo la estaba ayudando.
Respondió Erick también un poco nervioso porque si este incidente llegaba a oídos del duque esto le podrías traer problemas con su padre .
— No, tranquilos... si yo no pienso nada, solo veo, ¿Y sabe que veo "Señorita" Ross?.
Veo a "Mi" prometido a solas en el jardín abrazando a una "señorita" a escondidas de todo el palacio... Sí... eso veo. Y no solamente veo, sino que también escucho ¿ Y sabe que también escuché? que usted visita todos los días a "Mi" prometido y dan paseos por la capital y toman el té a solas. Ahora, yo le pregunto ¿"Señorita" Ross, es de una señorita de buena cuna andar abrazando y vaya a saber cuántas cosas más a un joven señorito que ya está comprometido?
Ross se puso roja de la vergüenza, se le cristalizaron los ojos y salió corriendo
— Señorita Ross esperé... Mira lo que lograste Elizabeth, ¿cómo pudiste decirle todas esas cosas a la señorita Ross? Voy a ir a buscarla y espero que te disculpes.
— Tú te quedas aquí. Hasta aquí príncipe heredero Erick Monterrey.
Hasta aquí te soporto tus desplantes, tu desprecio. Hice todo para caerte bien, para por lo menos ser amigos ¿Pero que haces tú? Nada , estuve esperando que me vicitaras, pensé que después de todo lo que pasó en tu fiesta, te disculparías por haberme vuelto el tema de burla de la sociedad entera, pero no.
Así que hasta aquí príncipe heredero Erick Monterrey. Si usted no empieza a darme mi lugar como su prometida y a respetarme como tal, le diré a mi padre que retiré su apoyo a la corona.
Erick no esperaba esa reacción de Elizabeth ella siempre había sido sumisa ante él. Sin lograr procesar del todo la información, respondió .
— ¿Me estás amenazando?
— No, solo te estoy advirtiendo que yo no seré el objeto de burla de nadie.
Sin decir nada más Elizabeth salió dejando al príncipe confundido pero sobretodo furioso, sabía que el Ducado era muy importante para la economía del país y no solamente eso sino que tenía mayor fuerza militar que los mismos emperadores.
Alguien más había escuchado todo y ese era el segundo príncipe, salió de su escondite y dijo captando la atención de su hermano.
— Ay hermano, creí que te iba a comer vivo. Jamás la había visto así.
— ¿Desde cuando estás ahí?
— Lo escuché todo y lamento decirte que ella tiene razón.
—¿Tu de qué lado estás? Entre la señorita Ross y yo no hay nada más que una amistad. No me pareció justo que la tratara de esa forma cuando no estábamos haciendo nada malo.
— Hermano yo también te ví, y creo que sí la señorita Elizabeth no llegaba tu la hubieras besado.
Y con respecto a tu pregunta, claro que estoy de tu lado, pero arregla esto antes de que se te salga de las manos y llegué a oído de nuestros padres...