Melisa, es la chica que muere inculpada por la villana, pero ahora que he reencarnado en ella, sobreviviré.
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capítulo 5- otra batalla ganada
Después de ese desagradable encuentro, compro varios hierbas, las subió al carruaje para ya volver a casa, aunque cerca del carruaje, pudo ver nuevamente a esas personas con las que se topo anteriormente, al notar que le han visto, les saca la lengua y sube al carruaje. Guarda las hierbas en una caja, así que al llegar baja y se apresura a ir a su residencia, pero al llegar, la Cristal ya la estaba esperando, se notaba realmente furiosa y era acompañada de dos doncellas, sus cómplices en todo.
- al fin, vengo a cobrar lo que hiciste ante el príncipe ¿sabes lo mal que me hiciste quedar?
- por supuesto, esa fue la intención, el pobre príncipe tiene derecho de saber con que clase de arpía se esta casando.
- ¡tú! Se nota que quieres morir. Agarrenla, voy a romperle su cara.
Las dos doncellas corren a sujetar a Melisa, pero chocan con una especie de pared invisible y después son aventadas por una ráfaga de viento.
- pero que...no se queden ahí, que la agarren.
- pero señorita, ella...
- no creas que será tan fácil, ya me canse de jugar a la víctima, ha llegado la hora de vengarme.
Melisa nuevamente hizo surgir una gran ráfaga que eleva demasiado polvo, las tres chicas subren su rostro y Melisa aprovecha para entrar a su residencia y cierra la puerta, cuando el polvo se disipa Cristal ordena a las doncellas golpear la puerta, para poder derribarla; Melisa lleva todo a su habitación, pero sigue escuchando los golpes en las puertas, así que baja y abre nuevamente la puerta siendo sostenida por ambas doncellas con los brazos.
- ahora si, querida hermana, debiste mejor quedarte callada.
Entran y cierran la puerta, mientras que Cristal busca en los cajones de la sala encontrando una tijera, sonríe con malicia y pide que la sostengan con fuerte.
- no dejen que se suelte. Ya es hora de que te hagas un corte, hermana.
- mejor córtate tú la lengua, para hacerle un favor al mundo de ya no escuchar tu irritante voz.
- veamos cuanto te dura la valentía. Por ti, mamá fue regañada y me dejaste en vergüenza, así que nos debes a ambas.
Mientras Cristal habla, Melisa solo hace caras a modo de burla, en verdad que es irritante esa rubia. Justo cuando toma un mechón de su cabello, Melisa le golpea la frente con la propia causando que Cristal se haga hacía atrás, las doncellas la sueltan para ir evitar que la rubia caiga por el mareo del golpe.
- maldita perra, voy a matarte.
Levanta la tijera y corre hacía ella, pero Melisa la esquiva fácilmente y le patea en la parte trasera de las rodillas causando que caiga y que se corte la mano con la tijera.
- señorita! Usted...pagará esto, hemos visto todo, usted la hirió.
- mi mano, mi mano, quedará una cicatriz, ¡mamá!
Cristal sale corriendo, siendo seguida por ambas doncellas, así que Melisa se apresura a limpiar todo, cierra la puerta y sube rápidamente a su alcoba, cierra todas las cortinas y se mete a la cama fingiendo dormir; a los pocos minutos llegan los Duques, entran al lugar sin tocar y buscan a Melisa en la alcoba, el Duque no esperaba verla durmiendo, aún siendo temprano, Melisa finge despertar.
- ¿que pasa? ¿Por qué tanto ruido? ¿Ya es hora de cena?
- no te hagas la inocente, acabas de lastimar a Cristal, su mano estaba sangrando a mares. Cariño debes castigarla.
- ¿Cristal herida? ¡oh! Rápido hay que llamar un médico.
Melisa salto de su cama mientras busca sus zapatos con desesperación, pero la Duquesa se acerca y le jala del brazo.
- no seas un hipócrita, mi niña, la lastimaste tú.
- ¡ouch! Madre, yo jamás haría algo así...padre, yo no fui, nisiquiera la he visto.
El Duque observa todo, pero no ve que haya rastros de una pelea, ni en la alcoba, ni en la sala se veía nada fuera de normal.
- ¿estás segura que no estás culpando a Melisa en vano?
- querido, yo no haría algo así. Busquen la tijera, debe estar en alguna parte.
Las doncellas buscan por todos lados, pero el Duque puede ver que Melisa se ve tranquila, de ser culpable estaría nerviosa, lo único que hace es quedarse por el tirón que le ha dado la Duquesa. Rato después, no hay rastro alguno de la tijera, por lo que el Duque ordena a las doncellas irse.
- acusas sin evidencia.
- querido, es verdad, Melisa siempre esta celosa de su hermanita.
- ¿por qué estaría celosa, madre? Yo siempre le he dado todo a mi hermana, porque se que ella es una chica, su felicidad es la mía. Padre, en verdad no se porque madre me odia así.
Melisa se cubre el rostro con ambas manos sollozando.
- ¿por qué me odian? Yo he sido buena hija, se que no soy hermosa como Cristal, pero trato de ser buena hija.
- mentirosa, eres la peor hija.
- cállate, debería darte vergüenza. Vamonos de aquí.
Ordeno el Duque, así que Nora tuvo que seguirlo, aunque estaba furiosa, porque no pudo encontrar evidencia de la agresión. Cuando todos han salido, Melisa saca las tijeras de un agujero que hay en la pared al quitar uno de los ladrillos. Sonríe al ver que aún contiene sangre, así que lo envuelve una tela blanca, ya tiene sus planes para esa tijera. En la alcoba de Cristal, la rubia esta furiosa porque Melisa no fue castigada.
- madre, hay que hacer algo para que padre ya no la considere.
- tranquila querida, Melisa pagará por lo que te hizo.
- pero aun así, como iré al baile de mañana con mi mano herida, todos se van a reír de mi.
Aún cuando fue una cortada pequeña a la rubia siempre le gusta exagerar.