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Lucía La Princesa De Rubí

Lucía La Princesa De Rubí

Status: En proceso
Genre:Amor en la guerra / Familias enemistadas / Batalla por el trono / El Ascenso de la Reina / Familia Ensamblada
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Atenea

La vida de Lucía era perfecta… hasta que invadieron el reino. Sus padres murieron, su hermano desapareció, y todo fue orquestado por su tío, quien organizó una revuelta para quedarse con el trono.
> Lo peor: lo hizo desde las sombras. Después del ataque al palacio, él supuestamente llegó para salvarlos, haciendo retroceder al enemigo y rescatando a la pequeña princesa, quedando así como un héroe ante todos.

> ¿Podrá Lucía descubrir la verdad y vengar a su familia?

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El Trono Roto, la traición de Carlos

El salón del trono retumba con el eco de las espadas mientras el rey Arturo repele el último ataque de un soldado, apenas recobrando el aliento. Las antorchas proyectan sombras alargadas sobre los muros dorados cuando Saúl entra con paso firme, su voz impregnada de amenaza:

—Vaya, el rey es bueno con la espada... pero eso no bastará. Hoy será el último día que la empuñes.

Sin esperar respuesta, Saúl se lanza hacia Arturo. El choque de sus aceros llena la sala. Arturo gira sobre sí mismo, bloqueando un tajo descendente; sus botas resbalan apenas sobre el mármol manchado de sangre, pero su destreza lo mantiene en pie. Saúl ataca con furia.

—Es una lástima que seas el rey —gruñe—, porque tendrás que morir.

La lucha se convierte en un baile feroz: espadas silbando, chispas volando con cada choque. Arturo, a pesar del cansancio, esquiva con precisión, girando su espada en una parábola que roza el hombro de Saúl. Este ruge y responde con una estocada directa al pecho que Arturo desvía por milímetros.

Ambos jadean, y por un instante, sus ojos se encuentran. Hay respeto, sí, pero también una certeza compartida: solo uno saldrá de esa sala con vida.

Saúl aprovecha el mínimo titubeo en Arturo. En un movimiento veloz y brutal, su espada se hunde en el abdomen del rey.

"De pronto, entra Carlos, el hermano del rey, y de un solo golpe hace volar a Saúl. El rey, esperanzado al creer que su hermano venía en su ayuda, le agradece. Pero las palabras de Carlos lo desconciertan por completo."

—Lo siento, hermano… no vine a salvarte.

Arturo se queda inmóvil, con la espada aún empuñada y la mirada clavada en Carlos. Por un instante, el mundo parece detenerse. La sangre late en sus oídos, pero sus pensamientos corren más rápido que cualquier golpe.

Carlos avanza con calma, su armadura reflejando la luz de las antorchas. A sus espaldas, Saúl se incorpora con dificultad, herido pero sonriendo al ver que no está solo. mi señor dice dice Saúl mirando a Carlos.

Arturo da un paso atrás, el desconcierto dibujado en su rostro.

—Carlos… —murmura el rey, la voz quebrada— Tú eras leal.

Carlos suelta una risa amarga.

—¿Leal? ¿Realmente crees eso? Te he odiado desde que éramos niños. Siempre fuiste el favorito de padre. Siempre me comparaban contigo. Y yo… yo solo quería dejar de ser tu sombra.

Hace una pausa, su expresión se ensombrece.

—Y entonces conocí a Olivia. Era todo lo opuesto a mí: luz, dulzura, esperanza. Y la comprometieron contigo. A ti… como siempre. Ella te amaba, y yo solo podía mirar desde las sombras cómo construías una familia. Una que nunca me perteneció.

Arturo aprieta los labios, sus manos temblando.

—¿Qué estás diciendo…?

Carlos da un paso más cerca.

—Hoy haré que se reúnan con su amado hijo… porque está muerto, Arturo. Tú lo mandaste directo a su muerte.

Querido hermano. No debiste hacerlo. ¡Ja, ja, ja! Todo era mentira. La frontera no estaba tan mal. Yo lo planeé todo. Sabía que confiarías en mí, por eso, traje el mensaje. Y tú, sin asegurarte de que fuera cierto… lo enviaste.

La tensión en el salón se vuelve insoportable. Arturo, con el rostro bañado en sudor y furia, suelta entre dientes:

—¡Eres un maldito traidor!

Carlos no se inmuta. Se acerca lentamente, su voz cargada de una calma venenosa.

—Sí, hermano… lo soy. Pero para que veas que aún tengo algo de compasión... cuidaré de tu hija. La pequeña Lucía me quiere mucho. Es lo único —y su voz se vuelve casi un susurro— en lo que realmente te felicito.

Entre los pasillos resonantes del castillo, la reina Olivia avanzaba como una tormenta de acero y dignidad. Con la capa desgarrada por los enfrentamientos previos y el cabello recogido con urgencia, su espada danzaba con precisión letal.

Los soldados la rodeaban, confiados por su número, pero subestimando su determinación. El primero se lanzó con un mandoble frontal, que Olivia esquivó girando bajo la hoja y devolviendo el ataque con un corte ascendente que lo derribó de inmediato. Otro intentó alcanzarla por la espalda, pero la reina, guiada por puro instinto, giró sobre su talón y bloqueó con el escudo, empujándolo contra una columna con fuerza sorprendente.

El suelo resbaloso por la sangre y el sudor ponía a prueba su equilibrio, pero Olivia no vacilaba. Cada golpe que lanzaba era una mezcla de técnica refinada y furia contenida. Una lanza se acercó rasgando el aire, pero ella la atrapó entre su escudo y espada, rompiéndola en un solo movimiento y desarmando a su portador con elegancia brutal.

Uno tras otro, los soldados caían o retrocedían. Algunos, al ver en sus ojos la mirada indomable de la reina optaron por huir. Olivia, jadeando, apenas se dio tiempo para respirar. Con sangre en los brazos y la determinación latiendo en las venas, empujó las puertas del salón del trono.

El eco de las palabras de Carlos resuena como un veneno en el aire enrarecido del salón:

—Querida Olivia... ya llegaste. ¿Vienes a despedirte de tu amado? —dice con una sonrisa torcida, como si el dolor ajeno fuera un banquete.

Olivia, con los ojos ardiendo de ira y el corazón roto al ver a Arturo herido, no responde con palabras, sino con un rugido de furia. Alza su espada y se lanza hacia ellos, decidida a atravesar el engaño con acero.

—¡Saúl, atrápala! —grita Carlos, retrocediendo con rapidez.

Saúl se interpone entre la reina y su presa. Chocan como dos fuerzas elementales. Olivia lanza una lluvia de estocadas, cada una marcada por la rabia, Saúl apenas logra bloquearlas, y por primera vez en toda la noche, su sonrisa se desvanece.

Pero entonces, como un rayo traicionero, la voz de Carlos corta el momento:

—¡Eres un inútil, Saúl! —escupe con desprecio.

Sin dar tregua, se lanza hacia Olivia. Dos movimientos rápidos, certeros, devastadores. La espada de Carlos encuentra un hueco en la defensa de la reina y la derriba con violencia brutal.

Olivia cae de rodillas, jadeando, la mirada fija en Arturo… aún de pie, sangrando, mirándola con una mezcla de amor y desesperación.

Carlos apunta con la hoja ensangrentada hacia ella.

—Ahora agárrala —ordena, con frialdad— y que vea lo que queda de su rey.

1
Marta Aleida Sagarra Casamayor
Si la princesa supiera, quien asesino a sus padres.
Atenea
"Gracias, me alegra que les guste 🤗."
Limaesfra🍾🥂🌟
esta historia es impactante, cada capitulo.es mejor que el.otro
Alcira Castellanos
está muy interesante
Its_PurpleColor
Tu talento es inigualable, no detengas🙌
🦩NEYRA 🐚
Quiero más😃
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