Ella, una pobre chica burlada y abandonada con un hijo. Él, un amargado hacendado a quien nadie quiere y todos le temen y respetan. Sus mundos se cruzarán gracias a una treta del destino. ¿Qué pasará? Descúbrelo aquí.
NovelToon tiene autorización de AraMosBa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Protector
Hacienda La Fortaleza.
Día anterior...
— Joaquín, ensíllame a junio, iré a dar una vuelta en él.
— Si señor, ya mismo se lo preparo.
Soy Alejandro Montalver. Tengo 26 años y soy un amargado, si, lo reconozco, soy un hombre duro y difícil de tratar. Odio a los hipócritas y esa es la razón por la cual no tengo amigos, excepto Sebastian, quien ha sido como mi hermano desde el kinder. Tampoco me llevo con mis vecinos, pues todos son una bola de interesados y detesto a la gente así. Soy huérfano, y no tengo hermanos ni familiares, soy un hombre solitario, y tal vez por eso es que parezco no tener corazón ni sensibilidad.
En todos estos años me he ocupado de hacer que la fortaleza sea la hacienda más próspera de toda la región, y lo logré, soy quien más tierras, dinero y poder tiene por aquí. Seguida de mi hacienda, hablando de nivel, está la hacienda de los Mendiola, que precisamente son mis vecinos a la izquierda, y la de los Fuentes, que son mis vecinos a la derecha.
Recuerdo cuando mis padres murieron, yo tenía 16 años, aún estaba en la preparatoria, y fue muy difícil hacerme cargo de todo siendo tan joven, pero lo hice, y aquí estoy. En ese tiempo, los Mendiola me hicieron creer que eran muy cercanos a mi padre, y según ellos, mi padre había hecho un negocio con ellos. Me mostraron documentos y hasta un abogado vino aquí para confirmar lo que decían. Y yo, en mi ingenuidad, les di lo que se suponía mi padre ya les había negociado.
Pero poco después, entre las cosas de mi papá, leí un tipo de agenda, donde el anotaba todo con fechas y de paso escribía lo que pensaba, fue allí que me enteré que en efecto, los Mendiola y él, habían tenido negocios, pero gracias a la ambición de Gastón, habían terminado cualquier colaboración, y ahora eran enemigos. Me sentí estúpido, se habían aprovechado de mi, y eso me puso en depresión, eso y unas cuantas cosas más, fue como que si mi mundo se viniera abajo en un instante. La hacienda estaba en crisis, pues no sabía cómo manejar los asuntos, todo el mundo estaba allí presionando para que venda, otros cobrando dineros que yo ni ideas, y así todo en mi vida se volvió un caos.
Fue en esos momentos donde me encerré, la fortaleza se convirtió en un fuerte inasequible, nadie podía entrar allí, y fue de esa manera que logré poner en orden todo y enfrentar la situación. Fue aquí dentro de estos grandes muros y cercas, que se forjó Alejandro Montalver. Pero esa es otra historia.
Salí en mi caballo, era un potro y lo estaba domando, fui a montar por los alrededores de mis tierras, sin ir más allá para no tener ningún encuentro desagradable con nadie, di vueltas y cuando empezó a llover de nuevo, decidí volver a la hacienda. Pero mi caballo que aún estaba chucaro se reveló, y me llevo fuera de los linderos de mis tierras, haciéndome entrar en predios de los Mendiola.
Me puse furioso y me baje, lo tome a cabestro y camine por el sendero, no quería que nadie me viera allí. Mientras iba por el sendero algo llamo mi atención, y aunque no quería perder el tiempo en eso, no pude pasar desapercibido. Así que me acerqué y me lleve una gran sorpresa.
Había un pequeño niño, tenía entre unos 4 o 5 años, estaba mojado y sucio, obviamente tenía frío y tal vez hambre, sollozaba pasito y eso me rompió el corazón. Si, a mi Alejandro Montalver, que siempre creí no tener sentimientos ni nada de esas cosas, un pequeño ser indefenso me hizo sentir conmovido.
Miré a todos lados, ¿De donde podría venir alguien así de pequeño, la casa grande de los Mendiola estaba muy lejos aún, y no podía ser de los empleados tampoco, decidí no perder el tiempo tratando de comprender, sino que tome al niño y me subí al caballo, quien ahora sí me llevo directo a la hacienda.
Al llegar lleve al niño adentro, le pedí al ama de llaves que se ocupara de conseguir ropa limpia para el, también pedí ayuda para bañarlo y ponerlo en condiciones, también ordene sopa y lo que sea que le gustará a los niños comer. Todos estaban sorprendidos en la casa, y era entendible, yo jamás había llevado a nadie allí, y al verme protegiendo y cuidando al niño, pues era obvio que los dejaría estupefactos.
Personalmente me ocupe del niño, me dolía ver cómo gemía, y ordene que el médico se presentará de inmediato. Una hora después llegó el doctor, ya el niño estaba limpio y acostado en la cama, no había querido comer nada, solo decía mami y nada más.
— Por favor Aurelio, revisa al niño, si necesitas practicarle exámenes o algo, sabes que ahí está el cuarto médico equipado con todo lo que necesites.
— Cálmate hombre, el niño se ve que solo está resfriado, lo revisaré y te cuento.
Deje que Aurelio trabajara, el reviso minuciosamente al niño y después de un rato se me acercó.
— Está resfriado efectivamente, pero por lo demás está bien, tiene también la garganta irritada, al parecer lloro mucho, y como no, estaba perdido y asustado. Traje conmigo medicamentos que servirán en esta situación, es importante mantenerlo abrigado y que tome bastante líquido, más nada que preocuparse. Ahora sí debo preguntar ¿De dónde lo sacaste?
— Lo encontré en los terrenos de los Mendiola, estaba solo y desamparado, no podía dejarlo allí.
— Entiendo, bueno, haré las prescripciones necesarias y estaré pendiente de su evolución, no te preocupes.
Esa noche me quede en la habitación del niño, pensando en su situación y en cómo había llegado allí. Me preguntaba si sus padres estarían preocupados por él, si lo estarían buscando por ahí. Me sentí identificado con él, con esa sensación de estar solo y desamparado en un mundo tan grande y cruel.
Al día siguiente, mientras desayunaba, llamé al jefe de la policia del estado, no quise tratar con los locales porque el comandante a cargo, era familiar de los Fuentes y mejor amigo de los Mendiola, así que lo mantenía fuera de todos mis asuntos. Gonzalo García decidió viajar hasta mi hacienda, para hacerse el mismo cargo de la situación. Lo recibí con amabilidad y le ofrecí almorzar mientras hablábamos del asunto del niño.
— Alejandro, ¿cómo has estado? Me sorprendió muchísimo recibir tu llamada y más tan temprano ¿Algún problema en la hacienda?
— Gracias Gonzalo por venir, yo he estado muy bien, y me alegra saber que tú estás igual. No, no hay ningún problema en la hacienda. Solo quería hablar contigo sobre un asunto personal.
— Claro, ¿en qué puedo ayudarte?
— Anoche encontré a un niño perdido en los límites de mis terrenos y el de los Mendiola. Estaba solo y desamparado y por eso lo traje a la hacienda, para cuidarlo y protegerlo. No sé de dónde ha salido y no tengo idea de quiénes son sus padres. Quería preguntarte si has escuchado algo sobre algún niño perdido en esta zona.
Gonzalo se sorprendió y su expresión facial cambio a una de preocupación.
— No, no he escuchado nada al respecto y tampoco he recibido ningún reporte ¿Cómo es el niño? ¿Dónde está?
— Está en una de las habitaciones de la hacienda. Es un niño pequeño, de unos 4 o 5 años. Estaba sucio y mojado cuando lo encontré. El médico lo revisó y está resfriado, pero por lo demás está bien.
Gonzalo se quedó pensativo por un momento, mirando hacia el suelo. Luego levantó la mirada y me miró a los ojos.
— Supongo que quieres que te ayude a investigar sobre quienes son sus padres y el porque estaba abandonado en medio de la nada, me ocuparé de esto personalmente y te mantendré informado. Déjame también hablar con mi esposa para ver si sabe algo al respecto, ya sabes que ella se trata con todas las señoras de este lugar. Tal vez pueda ayudarnos a encontrar a los padres del niño.
Acepte la ayuda de Lorenzo, a pesar de la molestia que sentía hacia los responsables de lo que había sucedido con el niño. Era lo más sensato de hacer en esta situación. Mientras tanto, yo me encargué de cuidar al niño y darle todo lo que necesitaba. No sabía qué pasaría en el futuro, pero por el momento, ese niño necesitaba todo el apoyo y cuidado que yo pudiera brindarle.