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El Imperio De La Mafia

El Imperio De La Mafia

Status: Terminada
Genre:Mafia / Traiciones y engaños / Amor en la guerra / Familias enemistadas / Completas
Popularitas:19.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Giise Flor

Pia es vendida por sus padres al clan enemigo para salvar sus vidas. Podrá ser felíz en su nuevo hogar?

NovelToon tiene autorización de Giise Flor para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 7

El día siguiente amaneció cargado de una tensión sutil, como si el aire mismo supiera que algo estaba por estallar. Pia se había despertado más temprano que de costumbre, con la mente revuelta. No podía dejar de pensar en lo que había sentido cuando habló con Vittorio. Algo dentro suyo, una chispa que hacía mucho no sentía, se encendía cuando él estaba cerca.

No era sólo su manera de hablarle —siempre en voz baja, con respeto, sin imponer ni exigir— sino también su presencia. Ese cuerpo atlético que ocultaba bajo ropa discreta, el movimiento ágil cuando caminaba por los pasillos o vigilaba las entradas. Incluso su forma de mirar, intensa pero cálida. Distinta a la de Leonardo, tan fría, tan calculadora.

Y aunque le dolía reconocerlo, su piel todavía sentía el eco del beso forzado y el golpe que le siguió. Leonardo se creía con derecho a todo, y eso la revolvía por dentro.

Caminó por la habitación, descalza, abrazándose a sí misma. No sabía qué era lo que empezaba a despertar en su interior cuando pensaba en Vittorio, pero sí sabía que no era miedo. Y eso, en ese mundo de hombres violentos, era una rareza.

Pasadas las seis de la tarde, Elena subió a su habitación. La encontró sentada junto a la ventana, leyendo un libro que en realidad no estaba leyendo.

—Leonardo quiere que cenes con él esta noche.

Pia levantó la vista con lentitud. Su expresión no fue de sorpresa, sino de fastidio.

—¿Y si no quiero?

—No preguntó si querías. Dijo que bajes a las ocho.

Elena, aunque cariñosa, tenía miedo de Leonardo, y su voz tembló apenas al dar el mensaje.

Pia cerró el libro y lo dejó sobre el alféizar.

—Está bien. Pero no voy a hablar con él.

Elena suspiró y se retiró, dejando la puerta entreabierta.

A las ocho en punto, Pia descendió por las escaleras. Había elegido un vestido negro, sin adornos, de tela ligera que caía sobre su cuerpo sin marcarlo demasiado. El cabello lo llevaba suelto, con un leve brillo rojizo por la luz de los candelabros. No usó maquillaje. Quería que Leonardo viera la marca en su mejilla.

Cuando entró al comedor, él ya estaba sentado al final de la larga mesa. Vestía una camisa blanca remangada y pantalones oscuros. Tenía una copa de vino en la mano, y su mirada se levantó apenas cuando la vio entrar.

—Estás hermosa —dijo con voz baja.

Pia no respondió. Caminó hasta la otra punta de la mesa, donde ya estaba dispuesto su lugar, y se sentó con elegancia pero sin apuro. Tomó la servilleta, la colocó sobre su regazo y desvió la vista hacia el jardín.

El silencio cayó como una losa entre ellos.

Leonardo alzó una ceja, sorprendido por la indiferencia. Dio un sorbo largo a su vino y chasqueó los dedos para que los sirvieran.

Dos camareros entraron y colocaron los primeros platos: risotto de hongos para él, ensalada fresca y pan tostado para Pia.

Ella ni siquiera lo miró.

—¿No pensás decirme nada? —preguntó él.

Pia tomó un trozo de pan, lo cortó con delicadeza y lo llevó a su boca. Masticó sin apuro. No dijo una palabra.

—¿Estás enojada por lo del otro día?

La pregunta le pareció una provocación. Ella tragó, bebió un poco de agua, y al fin levantó la mirada. Sus ojos verdes se clavaron en él con firmeza.

—¿Eso preguntás?

Leonardo apoyó los codos sobre la mesa, cruzando los dedos frente al rostro.

—No me gusta que me desafíen, Pia.

—Y a mí no me gusta que me golpeen. Así que estamos a mano.

La respuesta lo desconcertó. Por un segundo, su mandíbula se tensó. No estaba acostumbrado a que lo contradijeran, y mucho menos una mujer. Pero había algo en Pia que le resultaba imposible de dominar del todo. Esa rebeldía que lo irritaba… y lo atraía.

—No te invité a cenar para pelear.

—¿Entonces para qué fue? —preguntó ella, cortando una hoja de lechuga sin levantar la vista—. ¿Para que vea cuánto poder tenés? ¿Para recordarme que te pertenezco?

Leonardo guardó silencio. Observó cómo movía los cubiertos, cómo ignoraba su presencia con un desprecio elegante. Algo en su interior se removió. Una parte de él quería tomarla del brazo y obligarla a escucharlo. Otra parte quería… que lo mirara como había mirado al maldito Vittorio en el jardín.

—¿Vos creés que te tengo acá porque me interesa humillarte? —preguntó, al fin.

—No sé por qué me tenés acá. Lo único que sé es que mi padre me vendió, y vos compraste. Yo no decidí estar en esta mesa.

Leonardo apretó la copa con más fuerza de la necesaria. El vidrio crujió, aunque no llegó a romperse.

—Podrías hacer esto más fácil.

—¿Y vos podrías tratarme como a un ser humano?

Otro silencio. Esta vez más largo.

Los camareros entraron de nuevo y retiraron los platos. Pia no tocó nada más que el pan. Leonardo apenas probó el risotto.

Cuando trajeron el postre —helado de limón con hojas de menta— Pia se levantó sin decir palabra. Caminó hacia la puerta, y antes de salir del comedor, se giró apenas.

—La próxima vez, comé solo.

Y se fue.

Leonardo se quedó ahí, solo, con la copa medio vacía y el helado derritiéndose en su plato.

Por primera vez en años, alguien se le iba antes de que él lo decidiera. Y eso… lo encendía. Pero también lo enfurecía.

---

En la planta baja, Pia caminó hasta su habitación con paso firme. Cerró la puerta y apoyó la espalda contra ella. El corazón le latía rápido, pero no por miedo.

Había algo nuevo creciendo dentro de ella. Algo que tenía que ver con libertad, aunque fuera mínima.

Y aunque no podía admitirlo en voz alta, mientras se quitaba el vestido y se sentaba frente al espejo, su mente volvió a recorrer la imagen de Vittorio en el patio. Su cuerpo. Sus manos. Su voz.

Una sonrisa leve le asomó en los labios, la primera en mucho tiempo.

Y entonces supo que, aunque estuviera rodeada de enemigos, no estaba sola del todo.

1
marbella torres
por favor que protagonista tan gafa escritora por favor cuando escribas no pongas ésas protagonista tan gafa
Elinol Duerto
buena novela
La Comandante
Ella es muy hermosa, por razón, puso al viva a patinar, porque es más viejo que ella ese viejito, mándamelo para mí
La Comandante
Éstas son las cosas que hacen que fracasen las novelas las historias los libros por Dios yo estoy que le entró a esa muchachita, tiene la edad de una de mis nietas y deveras que se merece las trompas que le dan y mira que yo me voy con el abuso contra las mujerespero bro allá nada más se le ocurre provocar un varón y más sabiendo el tipo de actitud que tiene como que que quiere que le dé las gracia, pues dale las gracias porque te van a volver a buscar y ya como que no entienden la jerga por Dios escritor se te corrió el lápiz otra vez
Florcita: si no le gusta no lea. re simple besitos
total 1 replies
La Comandante
Pero niña por Dios, tú vienes de mafiosos, tu papá es un vulgar mafioso y no solamente nada, lo muerdes que esperan que te aplauda y que te sopla las velas, no hombre por Dios se te corrió el lápiz
La Comandante
Se está quejando de qué prometió protegerla que fue a buscar el cuarto para que fuera a comer porque no comiste sabe Hello no pongan a las mujeres como si fueran anormales como si tuvieran que tener 300 años para saber que 2 + 24 que hay que ir a la universidad para saber qué es 1 + 24, por Diossomos el sexo fuertes desde la era de Adán, porque fue Eva quien logró convencerlo de quisiera lo que ella quisiera entonces, porque ahora la mujer la que coge los golpes y los hombres no pongan una mujer tú por Dios
La Comandante
No han dicho qué edad tienen, pero escritores, tengan cuidado cuando se recorren el lápiz y revisen los borradores como que una muchacha que el padre la vende la meten, en caso de un mafioso que todo el mundo sabe lo que significa eso y ella está en Pando ahí como le da la ganay pretende que la vecina y que la esconda al hombro no hombre por Dios se te ocurrió el lápiz
Florcita
no le busquen la quinta pata al gato 🙄
Yolanda Villamar
los italianos no hablan así vos venís
Florcita: gracias por tu comentario
total 1 replies
Yolanda Edith Cruz Arredondo
Excelente novela, felicidades escritora, pero
Perooo... Según yo entiendo ahí con continuación de la novela, será 🤔?

Como se muchas felicides
Saludos desde mexico
Tania Yanez
muy bonita 😍
Florcita
hermoso 🥰🥰
Hilda Chacon
Excelente
Hilda Chacon
Bueno
Adriana Cabrera Toyos
Muy linda historia, el final me dejó un sabor a poco. No sé cómo que falta algo.
💞Agustina Intriago 💕🌙
hermosa historia 😍
💞Agustina Intriago 💕🌙
Excelente
Florcita
Holis 🤗 acepto todos los comentarios. Puede gustarles mis novelas o no,pero por favor hagan sus comentarios con respeto! si no es de su agrado entonces pueden pasar a otras novelas... y a los que deciden quedarse, MUCHAS GRACIAS 😘 🙂
Nancy Parraga
Ella a crecido y fortalecido y ella que ese hombre que ha cambiado tanto la ama y no hay desconfianza
💞Agustina Intriago 💕🌙
La Valeria fue a buscar gloria y salió gloriosa por qué no obtuvo lo que ella quería, espero no se convierta en una arma para ellos
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