Prisioneros De Las Bailarinas.

Abigail se sentó en la esquina de la cama, con la cabeza entre las manos y lágrimas corriendo por su rostro, se sentía decepcionada y muy furiosa. Ashley se sentó a su lado y la abrazó con fuerza intentando calmarla y brindarle todo su amor y apoyo como amiga y hermana.

Si bien Abigail, nunca estuvo enamorada de Alfredo, si sintió algo especial por él, compartieron distintos momentos, siempre tuvieron claro que entre ellos no había compromiso, ellos no pasaron de besos y toqueteos atrevidos, durante un tiempo se enviaban fotos íntimas, todo era un juego erótico en donde ambos eran adultos maduros.

Alfredo, tampoco amaba a Abigail, pero cada día le deseaba más y cuando ella no estuvo dispuesta a avanzar más allá de besos y caricias, el se desesperó, Abigail al notar que el quería otra cosa decidió terminar con todo, ella no estaba dispuesta a entregar su virginidad de esa manera, ella quería estar enamorada para entregarle su alma y su cuerpo a un hombre por primera vez. Alfredo confundió todo complicando las cosas, y ahora a cometido un grave error traicionando su confianza.

_ ¿Cómo pudo hacerme esto? _ preguntó Abigail, con la voz entre cortada temblando de rabia y dolor, quería tener a Alfredo al frente y cortarle los huevos por poco hombre, patearlo hasta que sangrara.

Ashley no respondió, simplemente la abrazó más fuerte y la dejó llorar. Después de un rato, Abigail se calmó un poco y se apartó de Ashley.

_ Lo siento. _ dijo Abigail, secándose las lágrimas. _ No quiero que te preocupes por mí.

Ashley la miró con una sonrisa suave.

_ Soy tu hermana, Abi. Estoy aquí para ti, siempre. No te preocupes por mí, preocupémonos por ti, encontraremos una solución para esto.

Abigail sonrió débilmente entre el llanto y Ashley la abrazó de nuevo.

_ También debemos preocuparnos por ti, somos gemelas idénticas, ambas estaremos en boca de todos y todo por mi culpa. _ se lamentó Abigail con amargura.

_ No es tu culpa, Abi, tu confiaste en él, él es el culpable, no tenía ningún derecho en publicar tus fotos. _ Ashley trataba de consolar a su gemela, ella también podía sentir su angustia. _ Vamos a hacer algo _ dijo Ashley mirando los ojos de Abigail. _ Vamos a hacer que Alfredo se arrepienta de lo que hizo. ¿Te parece?

Abigail levantó la cabeza y miró a Ashley le una sonrisa más fuerte.

_ Sí. _ dijo. _ Me parece perfecto. _ Su hermana le limpió las lágrimas y luego de dejo un delicado beso en la frente. _ Vamos...

Se cambiaron de ropa, estaban decididas salir para ir a enfrentar a Alfredo y hacerlo pagar por su bajeza.

Al bajar el último escalón de la escalera, la puerta principal se abrió, dejando ver a Nicolás y Nathaly; padres de las gemelas, detrás de ellos ingresaron también Mauricio y Fabricio, los primeros parecían no estar enterados de nada, pero los segundos si, su mirada y sus gestos daban entender que y habían visto las fotos.

_ ¿A dónde van a esta hora? _ preguntó Nataly al mirar primero a sus hijas y luego al reloj, era casi media noche. _ ¿Estuviste llorando, Abi? _ Nathaly era la que mejor conocía a sus hijos.

Abigail se lanzó a los brazos de su madre y sin poder contenerse soltó a llorar nuevamente.

_ ¿Qué pasa? _ Inquiere Nicolás viendo a Ashley.

_ El desgraciado de Alfredo publicó unas fotos íntimas de Abi, porque ella ya no quiso tener nada con él. expresó Ashley con la ira burbujeante en su interior.

_ Ese malnacido va a saber lo que es meterse con un Mendoza y sobre todo lo que es meterse con una de mis hermanas. _ Dijo Fabricio rojo de la ira, él ya había visto las fotos de su hermana circulando en redes sociales mientras cenaba en un restaurante con su novia.

_ Vamos a enseñarle a ser un hombre de verdad. _ afirmó Mauricio.

_ Esto es mejor tratarlo con las autoridades. _ aconsejó Nathaly acariciando la espalda de su hija.

_ Si, pero primero le partiremos la madre a ese desgraciado poco hombre. _ Nicolás fue firme y estaba dispuesto a hacer pagar la ofensa que Alfredo había cometido hacia su hija.

La familia completa se dirigió hacia la vivienda en donde vivía Alfredo en compañía de su madre.

Alfredo tenía 24 años y estudiaba medicina, su madre lo había criado sola, pues su padre había sido un extranjero que había venido a Cartagena de vacaciones, sedujo a Soledad y la dejó embarazada, no tuvo que ver nunca con Alfredo, pero cuando esté cumplió 16 años, comenzó a buscar información de su padre en internet encontrándose con que este era un italiano, estaba casado y tenía dos hijas mayores a él, contactó a sus hermanas y entablaron una relación de hermanos, aunque su padre nunca le dió su apellido.

No era la primera vez que Alfredo exponía a una chica al escrutinio público al publicar imágenes privadas, pero era la primera que sus acciones afectaban tanto y también era la primera vez que lo harían pagar por su bajeza, Abigail y Ashley eran buenas chicas, conocidas en redes por videos sus de baile, tenían muchos seguidores, muchas personas las apoyaban.

Gracias a Dios con este escándalo en vez de recibir palabras hirientes o degradantes, sus seguidores les brindaban su total e incondicional apoyo y poco a poco habían ido denunciando a las cuentas y personas que estaba difundiendo aquellas fotografías.

La sorpresa en la cara de Alfredo fue evidente cuando abrió la puerta de su casa y una mano fuerte impactó contra su cara, el patriarca de familia Mendoza le dio un puñetazo que lo mandó al piso, su nariz sangraba y se quejaba de dolor.

_ ¿Usted quién es y por qué agrede a mi hijo? _ reclamó soledad en pijama ayudando a su hijo.

_ Mucho gusto, señora, soy Nicolás Mendoza y soy el padre de Abigail, y su hijo se aprovechó de la confianza que ella le brindó y publicó fotografías íntimas de ella sin su consentimiento y todo porque no acepta que mi hija ya no quiere nada con él. _ Nicolás estaba muy enojado.

Soledad sabía que era verdad, no era la primera vez que acusaban a su hijo de lo mismo.

_ Te vamos a refundir en la cárcel. _ espetó Ashley.

_ Pero primero te partiremos la cara por imbécil. _ lo amenazó Mauricio.

_ Yo no hice nada. _ quiso defenderse Alfredo, pero fue callado con el fuerte golpe que le propinó Abigail.

_ Eres un cerdo asqueroso. _ gritó Abigail furiosa y asqueada.