En el lujoso mundo de los negocios, donde el poder y la codicia son la regla, surge una historia de amor llena de traiciones, celos y secretos ocultos. "Sombras de Pasión" narra la vida de Sofía Valente, una joven mujer independiente y decidida, que lucha por cumplir sus sueños en un mundo controlado por hombres de hierro. A lo largo de la novela, su vida se entrelazará con la de Gabriel Ríos, un empresario frío, calculador y exitoso, cuya única pasión parece ser el dinero y el control.
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Capítulo 4: El Precio del Poder
Sofía sintió cómo su corazón se aceleraba. La atmósfera en la oficina había cambiado; había un aire de peligro en las palabras de Gabriel, una advertencia silenciosa que resonaba en su mente. El desafío de su mirada y el tono en su voz la llenaban de una mezcla de intriga y desasosiego.
—Estoy escuchando —respondió, tratando de mantener la voz firme a pesar de que su mente giraba en círculos.
Gabriel se reclinó en su silla, cruzando las manos detrás de la cabeza. Era un gesto de confianza, de dominio. En ese momento, parecía que el tiempo se había detenido. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, iluminando su rostro en un resplandor dorado, mientras que la sombra lo envolvía a él en un aura casi mística.
—Voy a ser directo, Sofía. Estoy dispuesto a invertir una suma significativa en *Valente*, pero hay condiciones.
Ella se inclinó hacia adelante, obligándose a no mostrar el temor que sentía. Sabía que en el mundo empresarial nada era gratuito, pero la forma en que Gabriel se expresaba la hacía cuestionar si estaba a punto de comprometer más de lo que había planeado.
—¿Qué condiciones? —preguntó, su voz suave pero decidida.
—Quiero una participación en el 30% de la empresa —dijo Gabriel sin titubear—. Y no solo eso. Quiero estar involucrado en las decisiones estratégicas de la marca. Esto no es solo una inversión; es un compromiso.
Sofía se sintió como si le hubieran dado una bofetada. No había esperado que Gabriel pidiera tanto. Su instinto le decía que lo que Gabriel realmente quería era control. Pero también sabía que, si quería mantener su sueño a flote, debía considerar la oferta.
—Eso es mucho —respondió, tratando de mantener la calma—. Un 30% es considerable. Pero no puedo permitir que pierdas la esencia de *Valente*. Esto es mi vida, Gabriel.
Él sonrió, pero no era una sonrisa amable. Era una expresión que decía que estaba acostumbrado a conseguir lo que quería.
—Entiendo tu preocupación. Pero piensa en esto: si quieres llevar *Valente* al siguiente nivel, necesitarás más que solo buenas intenciones. Necesitarás experiencia, conexiones, y sí, un poco de poder.
Sofía lo miró fijamente, sintiendo que la balanza se movía entre la ambición y la traición. Las palabras de Gabriel resonaban en su mente, y lo que más la preocupaba era cómo ese poder podría cambiarla a ella.
—¿Y qué hay de mi voz en todo esto? —preguntó. —No quiero que me conviertas en una figura decorativa. Soy la fundadora, y necesito que eso se respete.
—No te estoy pidiendo que te conviertas en una figura decorativa. Te estoy ofreciendo la oportunidad de convertirte en una empresaria real. Una que sepa manejar el poder y las decisiones difíciles. Lo que te ofrezco es una oportunidad para aprender, para crecer —respondió Gabriel, su tono ahora más persuasivo.
Ella sintió que la tensión en el aire se agudizaba. Por un lado, había una parte de ella que ansiaba la oportunidad de trabajar junto a alguien tan astuto y exitoso como él. Pero por otro lado, había una advertencia en su interior que le decía que podía estar cruzando una línea peligrosa.
—Voy a necesitar tiempo para pensarlo —finalmente dijo, dejando caer los papeles sobre la mesa—. No puedo tomar una decisión de inmediato.
Gabriel asintió, pero su mirada se mantenía fija en ella, como si pudiera leer sus pensamientos.
—Entiendo. Pero recuerda, Sofía, el tiempo es un lujo que no todos pueden permitirse. Si te decides, asegúrate de que no haya vuelta atrás.
Con esas palabras, se levantó, un gesto que marcaba el final de la reunión. Sofía sintió que se retiraba de la habitación, llevándose consigo la atmósfera opresiva que había llenado el espacio. Sin embargo, su presencia todavía la envolvía, como un perfume persistente que dejaba huella.
—Gracias, Gabriel. Hablaremos pronto —dijo, aunque sabía que su mente ya estaba llena de dudas.
Mientras salía de la oficina, Sofía sintió que el peso de la decisión se cernía sobre ella. Había soñado con este momento durante años, pero nunca imaginó que se vería atrapada en un juego de poder tan complicado.
**En los días siguientes, la idea de la oferta de Gabriel no la abandonó.**
Cada día, su mente giraba alrededor de la propuesta: un 30% de participación, decisiones estratégicas. Pero también la idea de perder el control sobre algo que había construido con tanto esfuerzo.
Una noche, después de una larga jornada de trabajo en su taller, Sofía decidió salir a despejarse. Caminó por las calles de la ciudad, donde las luces brillantes y el ruido constante le ofrecieron un respiro momentáneo. Se detuvo en una pequeña cafetería con terraza, un lugar donde podía observar a la gente pasar. El aroma del café recién hecho y los pasteles horneados llenaban el aire, y por un instante, sintió que todo podría estar bien.
Mientras tomaba un sorbo de su café, su teléfono vibró. Era un mensaje de Lucas.
**"¿Estás bien? Gabriel ha estado un poco… intenso últimamente."**
Sofía frunció el ceño. Lucas había sido un buen amigo, pero la relación de Gabriel con él era compleja. Sabía que Lucas admiraba a Gabriel, pero también había momentos en que lo veía como un hombre despiadado.
**"Estoy bien, solo pensando."**
Pasaron unos minutos antes de que Lucas respondiera.
**"Sofía, ten cuidado con Gabriel. No es el tipo que juega limpio. No lo olvides."**
Su corazón dio un vuelco. La advertencia de Lucas resonaba en su mente. ¿Cuánto podía confiar en Gabriel? ¿Realmente estaba dispuesto a sacrificar su visión y su esencia por una oportunidad que podía terminar en un desastre?
Esa noche, después de regresar a casa, se sentó en su escritorio. La luz suave de la lámpara iluminaba los documentos de Gabriel, pero no podía mirar la oferta sin sentir un escalofrío en la espalda.
**El miedo a perder su identidad como empresaria la mantenía despierta.**
Tomó una hoja en blanco y comenzó a escribir. Necesitaba hacer una lista de pros y contras, pero lo que realmente necesitaba era claridad. Al escribir, sus pensamientos comenzaron a fluir.
**Pros:**
Inversión significativa.
Conexiones valiosas en el mundo empresarial.
Oportunidad de aprender de Gabriel.
**Contras:**
Pérdida de control sobre *Valente*.
Dependencia de Gabriel.
El riesgo de traición y manipulación.
Al leer su lista, Sofía sintió que la presión aumentaba. Si decidía seguir adelante, tendría que estar lista para luchar, no solo por su negocio, sino también por su autonomía.
**¿Podría realmente confiar en Gabriel?**
Era un juego peligroso, y Sofía sabía que jugar con fuego podía quemarla. Pero también había algo en el fuego que la atraía, una chispa de deseo por lo desconocido, por lo que podría significar trabajar con alguien como él.
Esa noche, finalmente se dio cuenta de que la decisión no solo sería sobre el dinero o la participación en la empresa. Era sobre su identidad, su pasión, y lo que significaba para ella ser una mujer empoderada en un mundo que a menudo trataba de silenciarla.
**Y, mientras se recostaba en la silla, una idea empezó a formarse en su mente: tal vez podía encontrar la forma de jugar con fuego sin quemarse.**