Arlo pasó la vida feliz al lado de su esposa, la única mujer con la que estuvo y la única mujer a la que amó. Pero siempre tuvo el deseo secreto de estar con otras mujeres. Tras una complicación respiratoria, muere y reencarna a sus 17 años de edad, una año antes de ponerse de novio con Ema, su esposa. En esta segunda vuelta planea, antes de emparejarse, estar con tantas mujeres como pueda. Pero una simple modificación en la historia provoca que su unión no se concrete.
Arlo deberá mover cielo y tierra antes de que sea demasiado tarde y se vea obligado a pasar el resto de su (segunda) vida sin su alma gemela.
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Postrado
El techo blanco de la habitación se había vuelto el lienzo perfecto para que pintara lo que quisiera con su imaginación. Cuando ya no había libro que le interesara leer, música que le apeteciera escuchar, o cuando no reunía la suficiente fuerza de voluntad para arrastrarse hasta el living a ver películas, ese techo era la fuente de entretenimiento y reflexión perfecta para Arlo.
Habían pasado cuatro días desde el partido. Hacía cuatro días desde que estaba postrado en su cama sin hacer mucho, por no decir nada. Y todavía le quedaba una semana y media más. De la enfermería lo habían trasladado hasta el hospital, donde le habían informado que tenía un esguince de tobillo. Así que solo quedaba hacer reposo. Todo lo que podía hacer era acomodar su cabeza en las almohadas y mirar hacia arriba.
Esto no siempre era bueno. En realidad, casi nunca. Empezaba pensando en cosas triviales y divertidas, pero todo decantaba en el recuerdo de su desdicha, todo apuntaba al momento exacto de la lesión. Y con eso volvía la pena, y la sensación de que encerrado en ese cuarto no hacía más que perder tiempo. Y ese era el único regalo que había adquirido tras su muerte. Tiempo extra para aprovechar. Todo para terminar quieto como un potus, con el culo aplanado.
Fue consumido, y acabó por exteriorizar y emanar ese aura pesimista, y sus padres, inicialmente comprensivos, comenzaron a cansarse, y a fastidiarse cada vez que entraban a su cuarto para atenderlo. Por eso mismo decidieron llevarle un poco del mundo exterior a su cueva, para que no estuviera tan insoportable.
Era miércoles por la mañana, se acercaba el mediodía, y todas las personas empezaban a correr a refugiarse en sus casas, a escaparse del ardor del sol. Entonces, el mundo exterior llamó a la puerta. Rubén, el único en casa a parte del lesionado, tomó las llaves y abrió para darle paso a David. Lo saludo rápidamente, lo autorizó a agarrar lo que gustara de la heladera, y salió de la casa. Por la ventana de su cuarto, Arlo vio que su padre se subía al auto y se iba.
En ese preciso instante, la puerta se abrió y, para sorpresa del lesionado, entró su mejor amigo, con tres cassettes en la mano.
_ Terrible olor a huevo hay en este cuarto. Abrí un poco la ventana aunque sea._
_ ¿Qué haces acá?
_ Vine a hacerle compañía al roto de mi amigo. No paras de hacerte mierda vos. Tres heridas en tres días.
_ Estoy buscando el récord._ Intentó bromear con un asunto que hasta el momento se había tomado con total dramatismo.
_ El récord de faltas vas a conseguir._
_ Si, ya se, me quiero matar. Encima falto justo las primeras semanas, que son las más tranquis, voy a caer para cuando los profesores se pongan jodidos en serio._ Al incluir la palabras "jodidos" y "profesores" en la misma oración, automáticamente se acordó de Verutti y la tarea que le había encargado para ese mismo día. Sonrió.
_ ¿Qué pasa?_
_ Nada, me acordé que hoy tenía que entregarle un trabajo a Verutti.
_ ¿Y?
_ Me da risa pensar cómo va a reaccionar cuando se entere que me esguincé. Se va a querer matar porque se le cagó el castigo._ Pero cómo por esos días su ánimo estaba por el suelo, rápidamente su cerebro encontró la manera de transformar esa graciosa ocurrencia, en una terrible. Se imaginó a Verutti dándole tarea extra cuando se volvieran a ver por "retrasarse con la entrega". _ Uuh puta madre, seguro que encuentra una forma de cagarme._ dijo en forma quejosa y dejó caer su cabeza contra la almohada.
_ Bueno che, ¿para qué pensas en eso ahora? No te sirve de nada. Al final tu vieja tenía razón, te la pasas deprimido.
_ ¡¿Vos hablaste con mi vieja?!
_ Si, pero no importa eso boludo, no te pongas pesado. Mirá, mirá lo que traje. _ Entre el brazo y el torso sostenía los cassettes. Los agarró y le mostró a Arlo las tapas, que mostraban los posters de la trilogía de Volver al Futuro. _ Si no aprovechamos esta situación para hacer maratón, entonces cuando, ¿no?_
David era muy fan de la ciencia ficción en general, pero sobre todo de los viajes en el tiempo. Le encantaba analizar las películas sobre esta temática, y encontrar errores para posteriormente hallar posibles soluciones. En su tiempo libre se la pasaba buscando teorías sobre el tema y las estudiaba. No había encontrado aún a alguien que igualara el desmedido amor que sentía por los viajes en el tiempo. Y si había una ficción que fuera sin discusión su favorita, esa era la trilogía de Volver al Futuro.
A pesar de la ilusión que reflejaba el rostro de David por ver las películas, Arlo siguió con sus lamentos._ No quiero ver películas. ¡Quiero salir a vivir! ¡No puedo perder tiempo!
_ Pero si tenemos todo el tiempo del mundo, tienes diecisiete años Arlo, no cuarenta, ¡dejame de hinchar las pelotas! ¿Podemos ver las películas por favor?
_ No me importa, yo quiero estar bien ahora. No estuve en las fiestas del verano, me perdí de ver qué onda con las pibas el viernes en el campo, y ahora sigo quedándome atrás mientras otros me sacan ventaja.
La desesperación de David era inmensa. Había ido a visitar a Arlo para levantarle el ánimo, pero ahora su principal objetivo era poder ver sus películas favoritas, y quería empezar cuanto antes. Si tardaban mucho, tendrían que pausar todo para que él fuera al colegio. Por ello, decidió usar su carta comodín.
_ Mirá, no te quería decir esto porque todavía no sé mucho. Pero viendo lo histérico que estas... capas te sirve para calmarte.
_ ¿Qué cosa?
_ Estuvieron preguntando por vos._
_ Y si capo, me esguincé el tobillo. Supongo que es algo que llama la atención de los pibes.
_ No bobo. Me refiero a que un par de personas me preguntaron que cuándo volvías. O donde podían encontrarte. Parece que son amigos de una piba que te tiene ganas.
Arlo, que hasta ese momento parecía una mopa, despatarrado en la cama, dio un respingo y tomó por los hombros al portador de buenas noticias._ ¿De verdad? ¿Quién es?
_ No lo sé. Por eso no quería decirte.
_ ¿Pero cómo no vas a saber?
_ Es que fue todo muy raro. La piba nunca vino de frente a decirme nada. Pero varios pibes me emboscaron en los recreos ayer y el lunes. Me preguntaban bocha de cosas sobre vos, y en cuanto yo empezaba a interrogarlos para saber que mierda pasaba, se iban. Pero yo supongo que es una piba la que los manda. Para conseguir data, viste como son.
_ ¿Quién podrá ser?_ Arlo analizó los hechos, basado en el relato de su amigo. Le molestaba no poder estar en el colegio para ver todo con sus propios ojos. Pero no era su mayor inquietud. Había algo sobre el asunto que le daba mala espina. Pero no podía terminar de entender por qué... Una vez más, su falta de precisión lo exasperó._ ¡Ah que bronca! ¡Todo por culpa de Polo, me cagó el principio de año! ¿En qué momento se volvió tan forro?
David intentó responderle, pero se llamó al silencio, pues era una pregunta para la que tampoco había hallado respuesta. Estaba igual o incluso más indignado que Arlo con el drástico cambio de personalidad de su amigo._ Creeme que me gustaría saber. Y me gustaría que todo vuelva a ser como antes. Pero no puedo perdonarlo por lo que hizo. Menos si no me pide perdón.
_ Ya se, es solo que, antes éramos un grupo y ahora estamos solos.
_ No estamos solos Arlo. Al menos vos no.
_ ¿Ah no?
_ Tenés a tu amigo... ¿Cómo se llama el pibe de tu curso? ¡Giovanni!
_ Giovanni es solo un compañero. No somos amigos.
_ Alguien que te carga medio campo de deportes hasta la enfermería deja de ser simplemente un compañero de curso. Fue el único que se ofreció a ayudarme para llevarte, y el único que estuvo esperando conmigo hasta que nos enteramos que te llevaban al hospital. Aunque, ahora que me acuerdo, el lunes también apareció un chico medio petiso y con pinta de nerd a preguntarme cómo estabas. Parecía bastante preocupado.
Arlo dejó escapar una risa. _ Ese debe ser Mateo.
_ ¿Ves que no estás solo?_ Además de mi, tenes otras personas que te bancan. Quizás ya no tengamos el grupo de antes. Pero este puede ser un nuevo comienzo. Tenemos que dejar de pensar en lo que pasó con los pibes. Eso es cosa del pasado. Y lamentablemente no se puede retroceder en el tiempo.
_ ¿No se puede?_ Preguntó Arlo en tono retórico. Pero en el fondo sabía que esa pregunta, en lo que a él respectaba, podía ser perfectamente debatible.
_ Creeme que si hay alguien que lo sabe, soy yo. Por eso me gustan tanto las películas de viajes en el tiempo, me hace creer que es posible. Al menos por un rato,. ¿Así que podemos POR FAVOR empezar con el maratón?
_ Dale. Ayudame a levantarme y vayamos al living. Y de paso fijate si hay algo para picar en la heladera.
Mientras su amigo buscaba algo para comer, Arlo tuvo los primeros pensamientos íntegramente positivos de la semana. La ilusión de tener un nuevo grupo de amigos, y la sensación de fortuna por ser probablemente el único ser humano en haber tenido la posibilidad de volver al pasado, lo hicieron olvidarse de todo aquello que podría causarle malestar o duda.
Incluso olvidó completamente el asunto de su admiradora secreta, y del mal augurio que le provocaba