RENACÍ PARA VENGARME

●Aurora: Claro, hermana, no te preocupes, yo te llevo a casa. Agárrate de mi brazo para que no te caigas. Vamos por el pasillo, pero soy yo la que me siento mal. No entiendo qué demonios está pasando. Me sostengo de la pared para no caer, pero es inútil; caigo al suelo sentada. Miro hacia arriba y veo a Elizabeth sonriendo, mirándome y diciéndome algo, pero no entiendo qué es. Hermana, ayúdame, no me siento bien.

●Elizabeth: JAJAAJA, así que este era tu plan de nuevo. ¿Qué más se puede esperar de alguien que no tiene cerebro? Obviamente no cambiarías tu estrategia. Me acerco a ella y le digo: hermanita, lo siento, pero no podré llevarte a casa. Necesitamos dar un buen paseo. La tomo del brazo y la llevo al ascensor.

●Aurora: no, hermana, no quiero ir. Llévame a casa, no me siento bien. No entiendo qué está pasando, ¿por qué Elizabeth está bien si supuestamente se sentía mal? No, no, ella me está engañando. ¿Qué piensa hacerme? ¿Acaso descubrió mi plan? Intento no salir del ascensor, pero no tengo fuerzas en el cuerpo. Hermanita, ¿qué pasa? ¿Por qué no me haces caso? ¿Qué vas a hacerme? Habla de una maldita vez, perra de mierda. Veo que entramos a una habitación, ella enciende la luz y veo la silueta de un hombre.

●Elizabeth: Vaya, veo que ya me estás llamando como siempre lo haces. No te preocupes, hoy será una noche muy agradable para ti; esto lo preparé con todo el amor del mundo. Abro la puerta, enciendo la luz y allí está el hombre. Me acerco y le digo: 'Señor, aquí está su encargo, espero que lo disfrute'. Muy bien, y a mí no tiene que darme el dinero. Mañana, cuando ella se despierte, se lo da. Gracias. Paso junto a Aurora, pero ella me detiene tomándome del pie.

●Aurora: ¿Por qué demonios me estás haciendo esto? ¿Quién es ese hombre? No creas que te saldrás con la tuya; cuando mis padres se enteren de todo lo que me estás haciendo, tendrás que esconderte hasta debajo de las piedras porque te matarán, ¿me entiendes, maldita? Miro hacia arriba; aunque veo algo borroso, puedo distinguir su rostro y no tiene ni una pizca de miedo. Me patea la mano y se va. Intento salir de ese maldito lugar, pero ese hombre gordo y feo me agarra del cabello me empuja hacia atrás; suéltame, maldito asqueroso, no te atrevas a tocarme porque te cortaré las manos.

●Elizabeth: ¿Y crees que me importa lo que les vayas a contar? Esto es poco en comparación con lo que te mereces, maldita. Disfruta de tu gran noche. Salgo sonriendo de esa habitación, dejándola atrás. No voy a mentir, en un momento sentí algo de arrepentimiento, pero se me pasó rápido al recordar esas imágenes en las que yo era la que estaban abusando y maltratando hasta la muerte.

●Hombre X: JAJAAJA, realmente eres muy ruda. No te preocupes, yo también lo soy. Agarro a esta mujer del cabello, la tiro al suelo, la levanto y la llevo a la cama. Comienzo a desvestirla, pero ella me grita que la deje. Así que le doy un par de bofetadas para tranquilizarla, pero la maldita es una fiera. Me sorprende y me da un golpe bajo. Me lleno de ira y la estampo contra la almohada y la Comienzo a embestir sin piedad, me las vas a pagar, perra. No te creas digna cuando te vendes a cualquier hombre.

●Máximo: Elizabeth se está tardando demasiado, subo al ascensor y llego al piso que me indica el GPS. Al salir, la veo caminando hacia mí, y no se la ve muy bien. La tomo de la mano y la acerco a mi pecho. ¿Qué te pasó, Elizabeth? Estás tan pálida. ¿Te hizo algo esa maldita de Aurora?

●Elizabeth: No, no tienes que preocuparte por mí, todo está muy bien. Ahora sácame de este lugar, no quiero estar aquí y tampoco quiero ir a la casa de mi padre. Por favor, llévame a un lugar donde pueda olvidar a esas personas por esta noche.

●Máximo: está bien, no necesitas decírmelo dos veces. Te llevaré a mi casa y si no te sientes cómoda, puedo llevarte a un hotel, ¿de acuerdo? Ah, y otra cosa: el hombre que me pediste que siguiera a Bladimir y al amigo de tu hermana los capturó; estaban juntos en un hotel. Los tengo. Tú me dirás qué quieres hacer con esas personas, haré lo que tú quieras, cariño. Elizabeth me agradece y pronto llegamos a mi casa. La ayudo a bajar y entramos; al pensarlo bien, desde la noche que pasamos juntos, ella no había regresado a este lugar.

●Elizabeth: Muchas gracias por todo, Máximo. No sé cómo podré pagarte por todo lo que has hecho por mí sin pedir nada a cambio. Con tu permiso, tomaré una ducha para poder descansar un poco.

●Máximo: No te preocupes, estoy aquí para ayudarte y no para obligarte a compartir tus cosas. Cuando sientas que es el momento, lo harás. Está bien, aquí está el baño, entra. Busco las toallas, toco la puerta y le dejo la toalla mientras ella está en el baño. Tomo mi teléfono y llamo a mi secretario: 'Hola, sí, soy yo. Hazme el favor de traerme ropa de mujer y no tardes mucho, por favor'.

●Secretario: Jefe, escuche bien, ¿ropa para mujer? Está bien, señor, no preguntaré más, pero ¿qué talla le llevo?

●Máximo: no sé muy bien cuál es su talla, solo trae un pijama de pantalón largo que sea cómodo, por favor. Termino la llamada y voy a la cocina a preparar algo para cenar. Me quito el saco, arremango mi camisa y empiezo a hacer unas pastas. Cuando termino, suena el timbre; voy a abrir y allí está Andriuw con la bolsa de ropa para Elizabeth, gracias, fuiste muy rápido. Ahora ve a descansar, ya que mañana tendremos un día algo ajetreado en la empresa. Así que, si no me comunico con mis hombres, tú no te preocupes por esos perros que tenemos capturados. Elizabeth aún no me ha dicho qué quiere que hagamos con ellos, pero mientras tanto, nadie les tocará ni un pelo.

●Andriuw: Está bien, jefe, espero que tenga una muy buena noche. Me retiro, salgo del apartamento dejando al jefe con una gran sonrisa en su rostro. No sé qué habrá hecho esa señorita, pero sea lo que sea, ha mejorado la actitud del jefe en estos días, y si él está bien, todos estaremos bien.