**La vida perfecta no existe, y menos cuando la creamos basándonos en otras personas. Soy Elena Hernández, una mujer común que se enamoró del hombre perfecto. Juntos soñabamos con salir adelante y poder emprender nuestro propio negocio. Pero, para que esto pudiera ocurrir, uno de los dos debía sacrificar sus sueños. ¿Y adivinen quién se sacrificó?**
**Vivía en una burbuja que pronto me reventaría en la cara, haciéndome caer en el más profundo abismo. ¿Seré capaz de salir adelante? ¿Podré alcanzar mis propias metas? Acompáñame en este nuevo inicio y descubramos juntos de qué estoy hecha.**
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Capítulo XXIV Mentiras
Punto de vista de Ágata
"Tienes que ponerte más pilas, no puedes seguir perdiendo el tiempo", regañe a Amanda quien no hace nada para recuperar a mi hijo.
"Esa mujer ha sabido mover sus cartas, Leonardo solo tiene ojos para ella y para ese mocoso que quien sabe de quién es", respondió Amanda mostrándose desanimada.
"Deja de ser tan pesimista, hable con alguien que está dispuesto a ayudarnos a separarlos, este hombre le guarda mucho rencor a Elena y es un aliado indispensable para demostrar que ese niño no es un Villalobos".
"¿De quién está hablando?", pregunto la tonta de Amanda más animada.
"Es el ex de esa mujer. Sabía que no podía confiar en ella. Resulta que santa Elena le fue infiel a su esposo con mi hijo, aun y cuando ellos mantenían una vida de casados activa. ¿Me estoy dando a entender?".
"Quien la ve, parece mosca muerta. Pero tiene las garras bien afiladas".
"Nada es lo que parece querida, esa mujer no es de fiar y tenemos que hacer lo posible e imposible para separarlos".
Amanda sonrió nuevamente, y es que ahora si teníamos herramientas para desenmascarar a la tal Elena, siempre supe que esa mujer es solo una arribista capaz de lo que sea para escalar en la sociedad. Pero no le voy a permitir que lo logre por medio de mi hijo, yo no crie un hombre que se deje engañar de esa manera y como él no quiere abrir los ojos, entonces yo lo obligaré a ver la verdad.
Punto de vista de Andrew
Estaba en un punto muerto, no tenía idea de como me iba a acercar a la ex de Villalobos, era una mujer prácticamente inalcanzable y aunque Natalie también era una modelo famosa no estaba al nivel de esa otra. Estaba en mi oficina pensando en que haré cuando mi secretaria me informa que la señora Ágata De Villalobos quería verme. Fue una gran sorpresa para mí, creí que esa mujer venía a reclamar algo o quien sabe. Le dije a mi secretaria que la dejara pasar, la curiosidad pudo más que el miedo. "Déjala pasar", le dije a mi secretaria despreocupado.
"Buenas tardes, señor Linares", saludo la mujer con elegancia.
"Buenas tardes, señora Villalobos. Por favor tome asiento", indique señalando la silla frente a mi escritorio.
"Gracias por recibirme, no le voy a quitar mucho tiempo. Ambos tenemos nuestras propias ocupaciones".
"Si, dígame a que ha venido.
"Quería saber cuál es su opinión respecto a la boda de mi hijo con su ex. Por lo que tengo entendido su matrimonio no término en Buenos términos. ¿O me equivoco?".
"No se equivoca señora, Elena es una mala mujer que me traiciono cuando supo que mi firma de abogados estaba pasando por un mal momento, a ella solo le interesa el dinero y poder tener un estatus en la sociedad".
"Lo sabía, esa mujer nunca me dio buena espina".
"Quise advertirle a su hijo, pero él no escucha razones, y es que estoy seguro de que ese niño es mío".
"Tenemos que abrirle los ojos a mi hijo, esto no puede continuar así".
La señora Ágata se marchó muy indignada, mientras que yo quede con una gran sonrisa, mi actuación de esposo engañado fue digna de un premio a mejor actor. Ahora solo queda esperar a que ella me busque para enfrentar a Leonardo, sentiré mucho placer al borrar de su rostro esa estúpida sonrisa de todo poderoso, él no se imaginó con quien se estaba metiendo.
Punto de vista de Elena
Nuevamente abra una reunión familiar en casa de la abuela de Leonardo, en realidad yo no quería asistir y menos a sabiendas de que iría mi suegra y que ella me odia.
"Estamos listos para ir a la casa de la bisabuela", Leonardo entró a la habitación con nuestro hijo en brazos.
"Están muy guapos los dos, parecen modelos de revistas", dije tratando de disimular mi desacuerdo.
"Tú estás mucho más hermosa, eres la reina de esta casa".
"Gracias amor, solo agarro mi bolso y nos vamos".
Tenía un mal presentimiento de esta reunión familiar, se quw Ágata hará algo para arruinar mi noche. Solo esperaba que Leonardo me defendiera.
Punto de vista de Ágata
Mientras conducía hacia la reunión familiar, no podía sacudirme la sensación de que al fin desenmascararia a Elena. Esa mujer, siempre tenía una forma de hacer que las cosas parecieran perfectas cuando en realidad eran un desastre. La idea de que mi hijo estuviera con ella me llenaba de rabia. No podía dejar que esta impostora se saliera con la suya.
"¿Por qué no podemos simplemente decirles lo que pensamos?", le pregunté a Amanda, quien iba a mi lado con el ceño fruncido.
"Porque no es tan sencillo, Ágata. Si haces una escena, solo le darás más poder a Elena", respondió ella, tratando de calmarme.
"Pero no puedo quedarme callada mientras ella juega a ser la madre perfecta y mientras engaña a mi hijo haciéndole creer que ese no es suyo", protesté. "Ese niño no es mi nietopor lo tanto no lo quiero en la vida de mi hijo".
Amanda suspiró. "Lo sé, pero piensa en Leonardo. Si lo presionas demasiado, podrías perderlo".
"Eso no va a pasar", afirmé con determinación. "No permitiré que se convierta en un tonto enamorado por una mujer que solo busca beneficiarse".
Al llegar a la casa de Miranda, sentí un nudo en el estómago al ver a Elena sonriendo como si todo estuviera bien. La miré fijamente mientras entrábamos al salón. Su expresión cambió por un instante, y supe que había captado mi mirada amenazante.
"Ágata", me saludó con una falsa amabilidad.
"Elena", respondí con frialdad.
La reunión comenzó y todos intentaban hacer pequeñas charlas sobre trivialidades. Pero mi mente estaba en otra parte; planeando cómo desenmascarar a esa mujer en frente de todos. Cuando llegó el momento del brindis, decidí que era hora de actuar.
"Quiero proponer un brindis por la familia", comencé, observando cómo todos volvían su atención hacia mí. "Pero también quiero recordarles lo importante que es conocer la verdad detrás de las apariencias".
Las miradas se volvieron hacia Elena y Leonardo, y pude ver cómo ella tensaba los labios. "¿A qué te refieres, Ágata?", preguntó Leonardo, confundido.
"A veces las cosas no son lo que parecen", continué, sintiendo cómo la tensión crecía en el aire. "A veces hay secretos ocultos que podrían cambiarlo todo”.