Hamilton, un príncipe rebelde que nunca ha encajado en el mundo de la realeza. Obligado a seguir el camino que su familia ha trazado para él, Hamilton sueña con una vida de libertad, lejos de las responsabilidades del trono. Sin embargo, todo se complica cuando su corazón comienza a latir por Esmeralda, una humilde criada del palacio. Su amor prohibido pone en peligro no solo sus vidas, sino también el destino del reino.
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capitulo 14
Jales narrando...
Ya estoy perdiendo la paciencia. Han pasado dos semanas desde que esa idiota dijo que me sacaría de aquí. pero todavía estoy detrás de estas rejas.
¡Mierda!
Ella ha estado viniendo cada dos días a traerme comida sin que nadie lo sepa y seguía diciendo cosas como "el rey te llamará pronto y debes pensar con el corazón y aceptar".
La próxima vez que ponga un pie en esta celda la estrangulare hasta la muerte, sin importarme si es una mujer.
Parece que es tu día de suerte. (Habla uno de los caballeros mientras golpea los barrotes de la celda).
–¿Viniste sólo a hacer ruido? Eres idiota. (Hablo molesto).
–Levántate, rey que te ve. (Habla y rápidamente me levanto para enfrentarlo).
–Mándalo a venir aquí. (Hablo acercándome a la puerta de la celda).
–Vamos y deja de ser un idiota. (El caballero habla abriendo la puerta y me pone unas celdas).
Vámonos pronto.
¿Qué quiere el rey Arturo?
¿Me liberará finalmente o querrá saber cómo puedo seguir en pie sin alimentarme?
Salimos y el caballero me llevó a un carro y me tiró como a un saco de patatas.
–Hijo de puta. (Le digo y recibo un puñetazo a cambio).
–Llévalo. (El hombre dice a qué me va a llevar).
Después de unos minutos finalmente llegamos al Palacio y en la puerta me tuve que encontrar cara a cara con los dos príncipes de este reino de mierda.
–¿Perdieron algo en mí? (Hablé y vino el hermano de ese cabrón de Hamilton y me sacó del carro).
–Quédate en silencio. (Habla mientras me toma del brazo y me lava hacia el palacio).
–Eso no me parece una buena idea. (Habla el cabrón que humilló a mi hermana).
¿De qué idea está hablando?
–Eso fue lo que Esmeralda propuso y el rey aprobó, entonces hay que obedecer. (Habla el hermano de Hamilton llevándome a una habitación).
¿Qué hizo esta mujer?
En la habitación donde me trajeron estos dos está el Rey Arturo, la reina, un hombre barbudo, una chica que no puede tener más de 15 años y Esmeralda que se ve diferente, en el buen sentido claro.
Me hicieron pararme frente al trono donde está sentado el rey, se siente como si me estuvieran juzgando.
¿Qué fue? ¿Me trajeron aquí para mirarme? Creo que tienen mejores cosas que hacer, ¿no? (Hablo).
–Estás ante el rey, arrodíllate. (Hamilton habla, aunque estoy esposado, le muestro el dedo medio y la pequeña se tapa la boca, parece que intenta no reírse).
–Mi rey está en el reino de Skylite, y yo sólo me arrodillo ante Dios. (Hablo mirando a los ojos del rey).
–Lo entendemos y lo respetamos, ¿no, Hamilton? (El rey habla mirando a su hijo mimado).
–Opah, ¿sabes qué es el respeto? (Hablo irónicamente). Después de lo que le hicieron a Francisca pensé que no sabían que era?
–Déjame darle una paliza a ver si se queda callada. (Habla Hamilton).
–Hermano, deja de ser exaltado. (Habla el hermano de Hamilton tomándolo del hombro).
–Nicolás, este hombre intentó matarme. (Hamilton le dice a su hermano que ahora sé su nombre).
–Sabes que si tengo otra oportunidad la mataré. (Hablo con firmeza y sinceridad).
–Ya es suficiente. (El rey habla). No te trajimos aquí para pelear.
–Entonces ¿qué quieres? (Hablo).
–Tenemos una propuesta para ti. (Habla la reina que hasta ahora ha estado en silencio, vieja bruja).
–Tienes mi atención. (Hablo porque quiero escuchar lo que propondrán).
–Tu reino dejó de suministrar trigo al nuestro, lo que rápidamente sacudió nuestra economía y... (corté al rey).
–¿Y quieres que intente persuadir a mi padre para que libere la mercancía? (Lleno).
Exactamente. (Habla el barbudo).
–¿Y qué gano yo con esto? (Hablo).
–Tu libertad sin tener que humillarte ante nadie. (Esmeralda habla y yo la miro). Lo que pasó ese día quedará completamente olvidado.
–¿Y cómo estás seguro de que cumpliré? (Habla y todos se quedan callados).
–Eres un príncipe y estoy seguro de que tu odio hacia mi marido no te cegará hasta el punto de dejar morir de hambre a los más pobres de este reino hasta que podamos restablecer la situación. (dice Esmeralda mirándome a los ojos).
–Está bien, acepto. (Hablo y una sonrisa aparece en los labios de Esmeralda). Pero con cuatro exigencias.
–No estás en condiciones de pedir nada. (Habla Hamilton).
–Mal, ustedes son los que no están en condiciones de negar nada. (Hablo).
–Puedes hablar, lo que esté en nuestras manos lo haré. (El rey dice, me alegro que hayas aceptado, tengo muchas ganas de divertirme).
–Primero quiero un caballo para regresar a mi reino, no quiero caminar. (Hablo).
–Eso no será un problema, tu caballo todavía está en el establo de Palacio. (Habla Nicolás).
–En segundo lugar, mi entrada a este reino no estará prohibida en ningún momento. (Hablo).
–¿Por qué quieres esto? (Habla Hamilton).
No es asunto tuyo. (Hablo).
–Puedes entrar cuando quieras, siempre y cuando entres desarmado. (El rey habla).
–Eso también funciona. (Hablo). En tercer lugar quiero que este mierda se disculpe por lo que le hizo a Francisca de rodillas.
–No haré eso, no tengo la culpa de nada. (Hamilton habla mientras se cruza de brazos).
–Hamilton, trágate tu orgullo y pide perdón para que podamos terminar con esto de una vez por todas. (Habla Nicolás).
–Prefiero que me decapiten. (Habla Hamilton).
–Hamilton, pregunta ahora. (El rey habla con impaciencia).
–Perdón por desobedecerte, papá, pero no voy a... (Hamilton no termina de hablar y Nicolas le golpea las piernas, haciéndolo caer de rodillas). ¿¡Nicolás!?
–Lo siento hermano. (Habla Nicolas, agarrando la cabeza de Hamilton y haciendo que me mire).
–Ppperdón. (Hamilton habla enojado).
–No estás perdonado. (digo sonriendo).
Hijo de puta. (Hamilton dice que quiere atacarme pero antes de que pueda tocarme Nicolas lo agarra).
–No caigas en sus provocaciones, mantén la calma. (Habla Nicolás).
–¿Y cuál es tu cuarto requisito?
–Estuve dos semanas encerrado en esa celda donde no tuve contacto con ninguna mujer, si sabes a lo que me refiero. (Hablo).
–No entiendo, ¿qué significa eso? (La niña habla sin entender).
–Lo entenderás cuando seas grande. (Hablo y ella se cruza de brazos insatisfecha con la respuesta).
–Podemos conseguirle uno o dos acompañantes ahora mismo. (El rey habla de buena gana).
–Con uno basta. (Hablo).
–Llamamos a algunos para que elijas y te largues de aquí. (Habla Hamilton).
–Tranquila, no quiero una mujer cualquiera. (Hablo y Nicolas frunce el ceño).
¿Qué deseas? Habla pronto. (El rey habla).
–Si a Hamilton no le importa, quiero a esa pelirroja ahí. (Digo mirando a Esmeralda que tiene los ojos bien abiertos). Quiero follarme a Esmeralda toda la noche.
Hijo de puta. (Nicolás, que hasta ahora parecía tranquilo, dice que quiere darme un puñetazo en la cara pero lo esquivo y termino cayendo).
–Lo estaba disfrutando. (Hablo y Nicolas termina retrocediendo). Toda la noche es excesiva, tal vez dos o tres horas.
–Si sigues hablando así de mi esposa te arranco la cabeza y la tiro al bosque. (Hamilton habla enojado, levantando su espada).
–No te preocupes por eso, no importa lo hermosa que sea, nunca la tocaría solo porque sé que alguna vez fue tuya. (Digo mirándolo con desdén).
–¿Tiene un cuarto requisito o no? (Nicolás habla intentando sonar tranquilo).
–Quiero darme una ducha y limpiar la ropa. (Hablo rápido).
–Todo lo que pediste te será concedido. (El Rey habla poniéndose de pie). Nicolás lo suelta y lo lleva a una habitación para que pueda asearse.
–Sí, mi rey. (¿Llama a su propio padre "mi rey"?).
–Vámonos pronto. (Nicolás habla empujándome fuera de la habitación).
Me llevó al ala donde probablemente se encuentran las dependencias de servicio y me dejó en una de ellas mientras iba a buscarme un cambio de ropa.
Después de un tiempo regresó y me entregó la ropa.
Según lo acordado, el rey me devolvió el caballo pero se negó a darme la espada. Partí y llegué a Skylite después de casi dos horas.
¡Hermano! (dice Francisca acercándose a mí y me abraza fuerte). Pensé que habías muerto en algún callejón sucio.
¿Dónde estabas? (Papá habla mientras se levanta del trono).
–Estaba de viaje, dejé una carta informándome en mi habitación. (hablo mintiendo).
–Fui a tu habitación pero no vi nada. (Francisca habla separando su cuerpo del mío).
–Tal vez se cayó. (Hablo normalmente). Papá, ¿sucedió algo significativo en el reino durante mi ausencia?
–Has estado fuera durante tanto tiempo que los negocios del reino se han paralizado. (Papá habla).
–Hoy retomaré mis funciones. (Digo saliendo).
Hay algo que olvidé decirle al Rey Arturo y a esos príncipes a medias.
Soy responsable del comercio aquí en el reino y durante mi ausencia todo se paraliza porque necesitan mi autorización para trasladar mercancías de un reino a otro. En otras palabras, el reino nunca dejó de cortar lazos con el reino de Launstone y estoy seguro de que otros reinos se quedaron sin suministros durante ese período.
Pero no necesitaban saber eso.
–Al menos hoy me divertí burlándome de sus caras. (digo entrando a mi habitación).
–¿Lo supo ella desde el primer día que vino a visitarme a la celda? (digo tirándome en la cama
con el vientre hacia arriba).