Isabela es una enfermera experimentada, especializada en cuidados especiales, acostumbrada a tratar con pacientes en condiciones graves y delicadas. Cuando es contratada para cuidar a Renato, un joven que lleva 10 años postrado en cama debido a un accidente, enfrenta el trabajo con la seriedad y profesionalismo de siempre. Sin embargo, lo que comienza como una rutina tranquila de cuidados pronto toma un giro extraño. Isabela empieza a escuchar una voz misteriosa dentro del cuarto de Renato, pero al mirar alrededor, se da cuenta de que está sola con el paciente. Inicialmente escéptica sobre la posibilidad de que existan espíritus, se ve desafiante a enfrentar algo que no puede explicar. La voz parece dirigirse a ella, como si el propio Renato, en su estado inmóvil, fuera capaz de comunicarse de una manera que ella jamás imaginó posible. La enfermera se ve dividida entre su cordura y lo que parece una conexión sobrenatural. ¿Es víctima de un delirio, o Renato realmente está intentando hablar con ella, de una forma que trasciende la lógica médica? Día tras día, la línea entre lo real y lo inexplicable se vuelve más tenue, e Isabela debe enfrentar sus propios miedos y dudas para entender lo que está sucediendo.
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Capítulo 4
No pude salir de la habitación y dejarlo solo, sé que es una locura, pero tengo la impresión de que siente miedo cuando no hay nadie, no creo en las historias de personas que conectan con los pacientes, pero siento como si Renato me llamara.
_ Renato, mañana traeré la televisión aquí y veremos una película, ¿qué tipo de película te gusta? ¿De terror? Prefiero una buena comedia. Mi vida ya tiene bastante terror, ¿qué clase de terror? No quiero hablar de mí, pero más adelante te contaré un poco de mi vida.
Terminé el masaje en la mano libre y cogí la que tiene el oxímetro, lo solté rápidamente, me dio una descarga.
_ Vaya, Renato, ¿has sentido eso? Claro que lo has sentido, llamaré a Julia. Tiene que llamar al personal de mantenimiento, el aparato está dando descargas, puedes hacerte daño, mi corazón sigue acelerado, déjame ver el tuyo.
Le puse la mano en el pecho y sentí su corazón latiendo muy acelerado, pero sentí una energía diferente, parece que su piel hormiguea bajo mi mano, la quité rápidamente, me estoy volviendo loca, lleva 10 años así y yo en un día ya he empezado a ver cosas. Llamé a Julia por el intercomunicador de la habitación.
_ Señora Isabela, ¿ha ocurrido algo? _ Sí, le estaba dando un masaje en la mano a Renato y me he llevado una descarga, creo que es mejor que llame al técnico de mantenimiento.
_ ¿Se encuentran bien? Llamaré ahora mismo, enseguida estarán aquí.
_ Estamos bien, pero es mejor que lo revisen porque Renato no puede seguir recibiendo descargas, su corazón podría no resistirlo.
Oí hablar, pero creí que era Julia.
_ Eso es, pronto vendrá el personal de mantenimiento a solucionar el problema, y no vamos a pasar más por esto, yo ya estaba cansado de recibir descargas. Al poco rato entra Julia con un chico muy guapo y me lo presenta como Lucas, ella sale y nos deja en la habitación.
_ Ahora sí que Renato está bien acompañado, tú eres mucho mejor que la vieja que se quedaba con él. _ Lucas, haz tu trabajo que yo hago el mío. Me quedé mirando el cuerpo del chico, y qué cuerpo tan definido. Si fuera en otra situación, tal vez hasta intentaría hablar con él, pero como soy muy mala conversando, seguro que lo estropearía todo y saldría corriendo, y como siempre yo me quedaría frustrada. De repente, oigo una voz melodiosa.
_ Y ahora tendré que verla mirar el trasero del chico del mantenimiento. Será mejor que siga recibiendo descargas. Miré a mi alrededor y sólo estamos Lucas y yo en la habitación, ¿quién ha hablado? ¿Habrá cámaras aquí y alguien me vigila día y noche? Menos mal que no me he cambiado aquí, si no me habrían visto desnuda. Dª Aurora debería haberme avisado, esto es invasión de la intimidad, volví a oír.
_ Dile que se vaya, Isa, no hay nada malo en los aparatos. Me quedé parada y no sé cómo reaccionar, porque Lucas parece no haber oído nada, si ya me hubiera dormido, creería que me han puesto un chip en la cabeza, no... Estoy muy cansada, eso es, después de descansar se me pasará. Lucas termina las comprobaciones y me dice:
_ Mira, no he encontrado nada malo en los aparatos, pero si vuelve a ocurrir, llámame y vendré corriendo.
_ De acuerdo. Estiró la mano y me dio una tarjeta.
_ Este es mi número privado, llámame cuando estés libre para que podamos conocernos mejor.
_ Lo pensaré, pero te adelanto que soy muy aburrida.
_ Piénsalo con cariño, estaré esperando tu llamada. Volví a oír la voz y ahora parece enfadada.
_ Ella no me va a dejar aquí para irse contigo, vete ya y deja de ligar con mi enfermera. Decidí preguntarle a Lucas.
_ ¿Has oído algo? ¿Has oído a un hombre hablando?
_ No, la habitación está en silencio. ¿Te encuentras bien?
_ Sí, estoy cansada, puedes bajar que Lucía debe estar esperándote abajo.
_ Hasta luego, Isabela.
_ Hasta luego. Volví a oír
_ Pero qué cara dura, sal de mi habitación, si me levantara de aquí, verías el tamaño del puñetazo que te iba a dar. Miré a Renato y me sentí idiota, eso es lo que pasa por hablar con él. Tu mente ya le ha puesto hasta una voz de locutor de radio para que hable dentro de tu cabeza.
