Dos jóvenes de mundos opuestos se encuentran por casualidad una noche de Halloween. Ella, proveniente de una familia adinerada y de clase alta, y él, de una humilde familia de escasos recursos económicos en la zona más desfavorecida de Florida. A pesar de sus diferencias sociales, sus miradas se cruzan y surge una conexión instantánea entre ellos, una atracción que parecía destinada a ser efímera.
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Una Conexión Inesperada
Marcos
Capítulo 4 - Una Conexión Inesperada
Mientras observo a Alejandra de pie frente a mí, siento que el mundo a mi alrededor se ha detenido. No puedo creer que esta chica, tan elegante y refinada, se encuentre en mi humilde habitación, hablándome de forma tan directa y abierta.
Su presencia aquí parece casi irreal, como si de pronto hubiera sido transportado a otro universo. Pero lo que más me sorprende es la forma en que me mira, con una intensidad que parece atravesar las barreras que he construido a mi alrededor.
Cuando toma mi mano, siento una descarga eléctrica recorrer mi cuerpo. Sus dedos son suaves y delicados, un contraste marcado con la aspereza de los míos, endurecidos por el trabajo físico.
—Marcos, sé que nuestros mundos parecen tan distantes y diferentes —me dice, con una voz que parece envolver cada rincón de la habitación—. Pero creo que juntos podemos lograr cosas increíbles.
Me quedo sin palabras, abrumado por la sinceridad de sus palabras y la calidez de su mirada. ¿Cómo es posible que alguien como ella esté interesado en alguien como yo?
—¿Qué quieres decir? —le pregunto, con una mezcla de curiosidad y cautela.
—Quiero ofrecerte la oportunidad de abrirte puertas que tal vez hasta ahora has creído inalcanzables —explica, apretando suavemente mi mano—. Quiero ayudarte a conseguir esa beca que tanto deseas, a ingresar a una universidad de élite y a cumplir tus sueños.
Siento que mi corazón late con fuerza, como si quisiera salirse de mi pecho. ¿Acaso estoy soñando? ¿Es posible que alguien como ella esté dispuesta a ayudarme de esa manera?
—Pero... ¿por qué harías algo así por mí? —pregunto, aún sin poder creer lo que escucho.
Alejandra sonríe con sinceridad, y en ese momento me parece la criatura más hermosa que he visto en mi vida.
—Porque creo que juntos podemos lograr algo realmente especial, Marcos. Tú tienes el talento y la determinación, y yo tengo los recursos y las conexiones necesarias para abrirte las puertas que necesitas.
Siento cómo poco a poco voy bajando mis defensas, permitiendo que sus palabras penetren en mi mente y en mi corazón. Pero aún me cuesta creer que todo esto sea real.
—Pero... ¿qué obtendrías tú a cambio? —le pregunto, con cautela.
Alejandra lleva sus manos a mi rostro, y siento que el mundo a mi alrededor se desvanece. Sus ojos brillan con una intensidad que me deja sin aliento.
—Nada más que tu amistad y tu confianza, Marcos. No quiero nada a cambio, excepto la oportunidad de trabajar juntos y de ver hasta dónde pueden llevarte tus sueños.
Siento que mi respiración se vuelve más profunda, y una oleada de emoción me recorre de pies a cabeza. ¿Cómo es posible que alguien como ella esté dispuesta a ayudarme sin pedir nada a cambio?
—¿Y qué tengo que hacer? —pregunto, sintiendo que poco a poco me estoy rindiendo a la tentación de aceptar su oferta.
Alejandra sonríe de una manera que parece iluminar toda la habitación.
—Simplemente confía en mí, Marcos. Déjame guiarte y acompañarte en este camino. Juntos, podremos abrir puertas que hasta ahora has creído inalcanzables.
En ese momento, algo en mi interior se quiebra. Tal vez sea la desesperada necesidad de creer en algo mejor, o quizás sea la ilusión de poder cumplir mis sueños. Pero sea lo que sea, en ese instante decido confiar en Alejandra.
Sin pensarlo dos veces, doy un paso hacia ella y la tomo entre mis brazos. Siento cómo su cuerpo se tensa por un momento, pero luego se relaja y se amolda al mío. Es como si nuestras almas se reconocieran en ese abrazo.
Lentamente, siento que Alejandra levanta su rostro hacia el mío, y nuestras miradas se encuentran. En sus ojos veo reflejado mi propio deseo, una chispa que parece consumir todo a nuestro alrededor.
Sin poder contenerme más, acerco mi rostro al suyo y la beso con una intensidad que me sorprende incluso a mí mismo. Es un beso cálido, suave, lleno de una promesa que parece desafiar todas las barreras que nos separan.
En ese momento, siento que el mundo a mi alrededor deja de existir. Solo somos ella y yo, unidos en una conexión que va más allá de lo físico, algo que parece trascender nuestras diferencias y nuestras realidades.
Cuando finalmente nos separamos, Alejandra me mira con una sonrisa radiante, y siento que algo dentro de mí ha cambiado para siempre. Sé que a partir de ahora, nada volverá a ser lo mismo.
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