Anastasia alegre, espontánea y feliz... En su segunda vida conocerá al Gran General, un hombre recto, estricto y de pocas palabras.
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Luna Azul
Estuve averiguando sobre qué negocio hacer y como no tengo mucho talento y no puedo pedirle ayuda a mucha gente, comencé a investigar, pensé en colocar una pastelería, algo así como un salón de té, pero tendría que conseguir un lugar, cocineros, el servicio, ya me estreso. Pensé en hacer una tienda de modas, hasta el momento es una buena opción, solo tendría que arrendar un lugar, contratar a las muchachas, pero quién me vendería telas, quizás si usara un nombre falso, sí podría ser una opción. Caminaba meditando en esta idea, viendo si había algún salón que pudiesen arrendar, cuando escuché mucha bulla, gritos y golpes y como a una le gusta el chisme, me acerqué a mirar, era que iban a desalojar el salón para varones Luna Azul. Luna Azul en términos simples era un lugar donde los jóvenes y señores súper correctos iban a darse una put!vuelta, si bien no había pr0st!tución explícita, habían show nocturnos, bar, buena música, niñas ligeras de ropa, que para mi época sería como para escolar o sea lo más atrevido era mostrar la rodilla y ahí ya te consideraban una salvaje. Me devolví a escuchar y me enteré que el dueño había muerto y había dejado todo a sus dos hijos y como en todos los casos de herencia, que vi a la doctora Polo, uno quería vender y el otro quería mantener el negocio familiar, entonces al final ambos iban a perderlo todo y yo estaba ahí dije Caso Cerrado Jajaja, pero sí me acerqué a hablar con él que se veía más preocupado y le dije que conocía alguien, que esa persona alguien conocía que le gustaría invertir y que fueran socios, que sí les interesaba la idea podría comprar la parte de su hermano y que ambos serían socios, la verdad es que me miró con una cara que decía no se si voy a creer, pero después me di cuenta que andaba vestido de jardinero y quizás fue eso, así que le dije que nos juntáramos al día siguiente con su hermano dentro del local, digamos cabaret, que llevaría el dinero y que compraría la parte de uno de los hermanos con el otro sería el socio, el hermano que quería vender miró un poco sospechoso, pero dijo que aceptaba al fin y al cabo, él no perdía nada y si todo salía bien podría vender al día siguiente. Así que muy contenta me fui a la mansión a buscar todo el dinero que tenía, no era mucho en efectivo, así que antes de la reunión tenía que ir al pueblo a vender un poco de joyas, lo bueno es que mis padres y hermanos no se medían con los regalos, así que nadie notaría que me faltaba una que otra piedra preciosa. Aun tenía el problema de a nombre de quien quedaría el contrato, ya que obviamente el apellido de mi familia no era una opción. Así que añadí otro lugar al recorrido de mañana, iría al cementerio y escogería la tumba más olvidada, que se notara qué no tenía parientes y ese nombre usaría, además que a diario retiraría las ganancias y las guardaría yo misma, y si se podía, pediría que mi identidad fuera anónima, por si acaso y aparece un pariente perdido.