¿Qué sentirías al mirar los ojos de un asesino? Vacíos, fríos, sin alma. ¿Qué harías al tenerle frente a tí? ¿Huirías? ¿Esperarías la muerte? ¿Le enfrentarías?
Entonces...
¿Qué sentirías al tener al asesino tras de tí?
Esta es la historia de Levi.
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4.
...Siéntete observado......
Me detuve en lo que efectivamente era un auto-motel, pagué una habitación a un señor quien poco se interesó en mí y decidí pasar ahí la noche en conjunto con la chica que iba sentada en el asiento trasero. Todo apunta a que será otra noche en vela. No sé cuánto tiempo más podré soportar este cansancio, no sé cuánto más mi mente podrá seguir alerta.
— Gracias por cambiar mis vendajes, Levi... Siempre has sido bueno conmigo.
— Saldré a comprar algo de comer. Ya vuelvo.
Salí de la habitación y mi vista se nubló, me apoye de la pared hasta poder recobrarme y respiré profundo. Cuzfield pareció convertirse en un monstruo que devora todo lo que se atreve a adentrarse en él. Pero pensar demás en eso no me ayudará ahora.
Me siento mareado. Toda esta locura empezó a empeorar desde aquel...
...BANG....
Hubo silencio, cerré mis ojos justo al momento del disparo y cuando los abrí, sólo observé esa sonrisa delante de mis ojos nuevamente.
— Hola guapo... Bienvenido al infierno.
No había nada. Nada. ¿Y el disparo? Olía a pólvora, como fuegos artificiales pero mucho más fuerte.
La chica me quitó el arma de la mano y sólo la observé fijamente mientras mi mano no dejaba de temblar.
— Parece que sí tienes algo de valor, pero muy poco cerebro. Digo, no pensaste que te dejaría mi arma cargada con balas de verdad, ¿o sí? — Empezó a reír ruidosamente y a dar vueltas sobre sí misma — Tus problemas no desaparecieron — Decía con un tono pintoresco — ¿Y ahora qué harás? ¿Ahora qué harás? ¿Ahora qué harás? ¿Ahora qué harás?
Repitió lo mismo una y otra vez como si fuera un canto. El miedo en mi cuerpo no me permitió hacer nada más que mirarla, estaba loca, actuaba como demente.
Entonces se sentó de golpe entre risas.
Reno, lejos de preocuparse, empezó a mover la cola, como si todo esto fuera un juego, su cautela se había desvanecido, esto sólo acrecentó mi temor.
— Ahora...— Sostuvo la pistola y la observó, presionó un botón y eso soltó el cargador, metió su mano en el bolsillo de su chaqueta, sacó otro cargador, lo metió en el arma y la apuntó hacia mí — ¿Qué harás? — Deslizó la corredera y el sonido de traqueteo me hizo saltar en mi silla.
— Oye, oye no quiero problemas, por favor, solo dime lo que quieres y lo solucionaremos, pero realmente no entiendo que esperas de mí.
— ¿No sabes qué quiero? — Empezó a reír de nuevo — ¿¡Pero por qué debería decirte!? ¡Acabas de tratar de matarme! ¡Oye, debería llamar a la policía! ¿No crees?
En ese momento entendí que no habría tregua posible. Tenía a una psicópata justo frente a mí.
— Oye, oye — Extendí mis manos en seña de calma — Ya lo sé, llamé a la policía, pero me tomaron como loco, nada de lo que ocurrió fué tomado en cuenta de ninguna manera, no había ni rastro de tí, no me tuve que haber metido, hice lo que cualquiera hubiera hecho.
Me escuchó atentamente con los ojos fijamente sobre mí y una sonrisa en la cara.
— ¿Lo que cualquiera hubiera hecho?
11:20 P.M
Mi teléfono sonó. Volteé a ver. Era mi mamá.
...Tragué saliva....
Quise extender mi mano para tomar mi teléfono, pero no pude. Ella me apuntó directamente a la mano en un instante.
— Ni siquiera lo intentes. O se te hará un poco más difícil escribir sin dedos — Dijo, esta vez completamente seria, lo cual me hizo paralizarme por completo.
Se levantó del mueble nuevamente y a paso tranquilo se acercó al escritorio, tomó el teléfono y sonrió al verlo.
— ¿Es tu mami? Ji, ji — Se puso la pistola en los labios — Shhh...
Abrí por completo los ojos y sentí mi presión bajando cuando la observé contestar y llevarse el teléfono a la oreja.
— ¿Hola? ¿Sí? ¿Cómo? ¿Levi? Ahhh, es su hijo.
Tragué saliva mientras esta chica volteó a verme con una mirada completamente amenazante.
— ¡Claro! ¡Claro que sí! Espere, ¿Él no le ha hablado de mí? ¡Soy yo, Erica!
¿Erica?
— Sí, que extraño, pues, no era como quería conocerla realmente, pero es un gusto de igual manera. ¿Cómo? ¿Yo? Ah, disculpe mis modales. Soy la novia de Levi.
Mi corazón empezó a galopar como un caballo mientras veía a esta chica hablar con mi madre como si fuera lo más normal del mundo. Le dijo a mi madre que era mi novia.
Luego se acercó a mí y se puso a centímetros de mi rostro nuevamente, me miró fijamente mientras parecía escuchar a mi madre del otro lado del teléfono. Acercó su arma y la apuntó entre mis piernas.
— Claro que sí señora, estoy seguro de que él podrá contarle todo lo que necesite saber. Sí, no se preocupe, él es un amor... — Me observó haciendo gesto de ternura y empujó el arma aún más — Claro, claro, entiendo. ¿Él? Lo que pasa es que justo ahora se metió a duchar. Sí, por supuesto, en cuanto salga le diré que usted llamó. Claro que sí, igualmente, ¡bye...!
Colgó la llamada.
Se mantuvo durante un tiempo moviendo la cabeza de un lado a otro, y yo simplemente no podía moverme, o quedaría castrado.
— Entonces... Levi... Ji, Ji. Me mentiste sobre tu nombre. Mal, mal, muy mal. ¿Cómo te atreves a mentirle a tu novia, cariño?
— ¡Tú no eres...!
Le quitó el seguro al arma.
— ¿No vas a pedir ni siquiera una miserable disculpa?
Tragué saliva, observé el arma, y observé de nuevo esos ojos hundidos.
— Lo... Lo siento. — Titubeé
— Muy bien... Eso está muchísimo mejor... Que amable chico. — Se quitó de sobre mí.
Le colocó el seguro al arma y la guardó en el bolsillo de su chaqueta nuevamente.
Luego se sentó en mi cama, junto a Reno, quien se acercó a olfatearla con cuidado.
Se quitó la capucha revelando por completo su rostro, se puso el cuchillo en la boca, y empezó a amarrar su cabello.
— ¿Sabes algo? — Hablaba con el cuchillo entre los dientes — Me preguntaste mucho qué quería. Y yo no esperaba que estuvieras con vida para escuchar la respuesta. Puedes agradecer cada partícula de oxígeno en tus pulmones a tu madre, cariñito.
Se terminó de sujetar el cabello en una cola y sacó el cuchillo de entre sus dientes para ofrecerme una sonrisa.
Esta chica era tan joven como yo, y sin embargo la había observado matar a alguien, la tenía frente a mí amenazando con matarme al igual que lo hizo con aquel hombre, ¿y ahora simplemente me dejaría en paz?
— ¿Que qué quiero? Nada. Llevo una vida normal, tan normal como la tuya. La única diferencia entre tú y yo, es que prefiero resolver mis problemas, y no esperar a que otro lo haga por mí. ¿Qué quiero? No. ¿Qué puedes ofrecerme tú? Resulta que podrías serme útil, quién sabe, y por tu bien, espero que lo seas. ¿Qué quiero yo? Tu obediencia. Aprende de Reno, ¿Verdad grandote?
Acercó la nariz a Reno y este ni corto ni perezoso empezó a lamerla.
— ¿Vas a usarme para tus crímenes?
En ocasiones, ese tipo de preguntas impulsivas no tienen un buen final, y de ahí en más, tuve que aprender a medir muy bien mis palabras, una por una.
Su habitual sonrisa desapareció por completo de su rostro. Se levantó de la cama y acercó el cuchillo a mi abdomen.
— Escúchame bien y quiero que entiendas algo a partir de ahora. No soy una criminal. ¿Ok?
Se acercó a la puerta y encendió las luces. Estiró sus brazos y bostezó. Abrió la puerta y se dispuso a salir.
— Soy tu novia. — Me sonrió entrecerrando los ojos de forma cálida — Bye, novio. nos veremos luego.
Esas palabras hicieron eco en mi mente.
Cerró la puerta y la escuché salir de la residencia.
Me encontraba completamente en las manos de una asesina.
12:14 A.M