Nuestro planeta, este hermoso nido donde vivimos parece no querernos aquí. es un planeta feroz, estamos a diario expuestos a todas sus infamias desde lluvia hasta volcanes, el mar que nos refresca nos da oxígeno y alimento y también se eleva, inmisericorde borra ciudades enteras de sus costas, tifones, terremotos. La tierra cuando así le provoca se hunde, se desliza sin importar cuantos de sus hijos queden tapiados Los seres humanos nos hemos abocado a socorrernos los unos a los otros, siempre nos sentimos inclinados a proteger al más débil. Desde tiempos inmemoriales nos hemos organizados para paliar embates de la madre gea. allí donde un accidente natural nos lesione estaremos prestos a ayudarle. en esto basamos nuestra existencia. Ustedes no están solos cuentan con nosotros. Estamos en el mismo barco tratando de mantener el rumbo. Aqui nacimos y moriremos. pero mientras tanto con ilusión y con esperanza parimos hijos, sembramos árboles y forjamos futuro para las nuevas generaciones.
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CAPITULO XIII
Después de limpiar y arreglar la cocina se fue
a su cuarto. Calmada, alegre y consciente de que la iba a llamar nuevamente. No
había terminado y ella lo sabía. Es mejor enfrentarlo. Hay más de cinco
mensajes. Le llamó y no contesto.
Tiró el teléfono, molesta se desahogó:
-Ese es más malcriado que yo. Que lo aguante
su madre.
Y se dispuso a dormir. Eran las diez de la
noche. Entro una llamada:
- ¿Se te paso la RABIETA? – la interrogaba
-Eduardo no estoy acostumbrada que me griten
- Le contesto molesta- Ni mis padres lo hicieron. Y no\, no estudio para monja\,
aunque no debía ni explicarte. Estoy haciendo un curso de Lenguas Romances y lo
están dictando en el seminario. Te suena, son originarias del latín y quienes
dominan eso: los monjes católicos. ¿Entendiste?
-Pero no es solo eso Maggie. Hoy te vi, no
creí que jugaras con los muchachos del barrio, es la primera vez que te veo
haciendo algo acorde de tu edad, no se mucho de ti, pero las muchachas de tu
edad salen, tienen amigos, pasean, se visten diferentes, se maquillan; en fin,
son jóvenes y si pensé que tenías inclinaciones religiosas y que por mi culpa
te habías decidido. Tienes más de un mes encerrada.
- Y aún falta un año\, del curso me quedan
tres módulos, es intensivo, tienes razón, realmente no soy muy sociable. Antes
de conocerte ya era así. Mi mundo es académico y no es que este reñido con la
vida mundana, dijeran los religiosos, pero si exige mucho tiempo. -- Es mi
mundo. No tiene nada que ver contigo. Así soy feliz y lo seguiré siendo. Lo
siento.
-No, estas queriendo sacarme de tu vida. no
me hagas esto. No lo acepto.
Silencio, oía su respiración fuerte y susurró
como si llorara
- ¡Maggie no me hagas esto\, por favor ¡
Sintió una fuerza invisible toco el corazón y
envió por las venas corrientes de lava e incendio su cuerpo. Lejos su voz suave
susurrante la llama como si rezara, acariciando el cuerpo y se sintió deseada.
Pensé en Mauro. Cerré los ojos para sentirlo en el alma con esa vorágine de
sensaciones, deseó que fuera su voz, que estuviera con ella. Recordé que nunca estuvo
enamorada de ella, que nunca la amo. Que fue una ilusión producto de la
fantasía de niña mimada. Que está muy sensible y está muy lastimada, Lloró
quedo, no supe explicarse como sucedió. Del otro extremo solo oí esa voz llamándole.
la despertó la luz encendida en el baño. En
el teléfono aún estaba conectado, lo tenía cerca porque se oía su respiración
acompasada, tranquila, serena.
-Si. – medito la muchacha - Estoy confundida.
Recordé un síndrome, esto ha de ser una secuela, es lógico que tenga trauma. Solo
soy una niña. Ignoró la luz y tal como estaba, apagó el celular y siguió
durmiendo.
Los hábitos se realizan de manera
involuntaria, mi reloj biológico no falla, ya estaba presta a los ejercicios
matutinos; apenas se oía el canto lejos de un solitario gallo, a lo mejor no es
un canto es que llora su aislamiento, es el único en varios kilómetros. El
cielo aun oscuro sin ningún asomo de la Aurora, ha de tener frio la dama
milenaria, esta húmeda la mañana. Mientras se viste, y hace café el ruido en el
portón del garaje avisa el equipo de básquets que vienen a trotar. Saco una
bolsa de vasos plásticos y pone la orden la jarra de café.
Acompañada la vida es más bonita con once
minutos menos cubrieron los atletas la jornada diaria, son negreros y exigen al
máximo.
Mariam y Adela ya tenían desayuno a la venta
y nos sirvió. Cada quien a su trabajo. Se despide hasta el lunes, mientras
ellos continuaban molestando a Mariam.
Pero a veces suceden otras cosas, a las doce
del viernes en el Museo se suspendieron las actividades laborales. Un sacerdote
de la Academia falleció, es normal casi todos son ancianos. Enlutando la
institución por tres días. El martes nos reincorporamos. Maggie y Mariam van a los
centros comerciales a buscar unos hilos de seda que una monja necesitaba. Después
de servir el almuerzo a más de treinta cliente, se arreglamos para salir y
Mariam escogió el vestuario y bien no fue tan mal, para alivio de Maggie, seleccionó
un vestido blanco tipo bata con cuello alto, pero hombros descubiertos,
insistió en sandalias altas blancas y a media pierna, no era tan corto ni tan
atrevido.
Costó conseguir el material. Es importado y
Sor Elena lo necesita para hacerle un tejido al niño Dios. Decidieron separarse
para que les rindiera el tiempo. Lo encontró Maggie en la segunda planta y
aprovechó y le regaló a la hermana una variedad de hilos de algodón para hacer
mochilas y tapetes. Llamó a Mariam - ya las encontré, vamos hacia el carro,
mira la hora.
-ok nos vemos-
Rápidamente tomo las escaleras eléctricas y se
dirigía a la salida cuando lo vio, se congeló. Apretó fuerte la bolsa de las
compras. Él también la vio, era la primera vez que se veían de cerca, reacciono
rápido, intento moverse hacia ella, pero una hermosa y exótica morena se recostó
en su hombro. Ella le miró la cara y notó su nerviosismo a la vez que sintió el
aguijón del demonio de los ojos verdes. ya casi llegaba al nivel. Fui asaltada
por cuatro de los integrantes del equipo de básquets que taparon la rebelde
melena roja con una gorra, sus ojos verdes con grandes gafas de sol y cubrieron
los hombros con una chaqueta azul sucia y maloliente.
Eduardo se sacude la compañera y corre en su
auxilio, pero Ernesto lo detiene.
-No pasa nada es un juego, son los muchachos
del equipo de básquets -le informa riendo.
-No puedes andar suelta - me regañaban, los
susodichos – andas poniendo visco a todos esos pobres hombres. Vamos Hada de
las rosas, al convento. Ya casi es hora. - y la escoltaron.
-Esa chaqueta esta sucia, huele mal- protesto.
- A hombre\, huele a macho vaya
acostumbrándose.