¡TU MIRADA... MI PERDICIÓN!

Me siento fatal, a pesar de que en seis años no tuve problema con la crianza de mi hermanito, ahora cuando más necesita orientación le he fallado… Después de todo lo que me dijo Mendoza, siento que no sé nada de él, ¡Lo abandoné prácticamente a su suerte!

Cuando llegué donde estaban las instalaciones de las celdas y vi a mi hermano, sentado en el suelo como un huérfano allí dentro, con su cabeza entre las manos y sabiendo que está llorando, me parte el alma…

El oficial me señaló como si yo aun no supiera que ese es mi hermano, que seguramente me necesita más que nunca…

. – Gabriel… - Susurré, al escucharme, levantó su cabeza y me miró, en efecto, estaba llorando, y al verme su llanto sobre todo de vergüenza se hizo mayor…

. – Natty, Natty lo lamento mucho, me equivoqué, pero no sabía Natt, pensé que era una broma… ¡Perdón!

Yo no podía ni hablar, le hice seña para que se acercara… Se levantó y cuando llegó frente a mí y pude tomar sus manos por las rejas, las besé y recosté mi cara en ellas…

. – Perdóname tu a mí hermano, perdón por no cuidarte, por no estar pendiente… ¡No supe cuidarte!

. – Natalia no, tu eres la mejor, yo fui quien se equivocó, te mentí… - Me dijo avergonzado - Mi novia no estudiaba conmigo, ella es una chica de 26 años, es enfermera, y me convenció de hacer un reto en la clínica donde trabaja, se supone que era un juego Natty, pero ella metió muchas cosas en mi mochila y nos agarró la policía – Yo lo escuchaba atenta – Dijeron que tenían tiempo tras nuestra pista, pero yo jamás había ido a ese lugar hasta hoy Natalia, ¡Te lo juro, yo soy inocente hermana, lo juro!

Su llanto estaba descontrolado, metí mis manos entre los barrotes y lo abracé…

. – Sé que no harías algo que sabes que está mal Gabriel, yo te creo, Tranquilo, lo vamos a resolver…

. – ¿Cómo? El oficial dijo que todo me incriminaba y que me iba a podrir en la cárcel – ¡Desgraciado! Grité mentalmente, cómo le van a decir eso - Sácame de aquí Natty, no quiero estar aquí…

. – Por favor cálmate – Le pedí llorando, me sobrepasa su desesperación y sin poder hacer nada - Lo lamento, por ahora deberás quedarte aquí – Él negaba asustado – Gabriel, será solo esta noche, te lo prometo, escúchame, el dueño de la clínica, no te va a denunciar, volveré a hablar con él para que te saque… Pero debes permanecer aquí, porque si llega servicios sociales, te llevaran a un reclusorio de menores y te van a apartar de mi lado para siempre, ¿Me oyes? Debes ser fuerte y estar tranquilo… ¡Por favor, hazlo por los dos!

El asintió, aun llorando, y yo no lo soporto, no quiero verlo así… El oficial carraspeó, lo que me hizo mirarlo, y me hizo señas que la visita terminaba.

. – Iré a casa y te traeré un sleeping – En esa celda no había ni un banco donde sentarse… miré que en las demás si, entonces ¿Porque lo pusieron en esta? Por mucho que tenga ese tamaño, él aun es un niño, por lo menos ante la ley…

Hablaré con Mendoza, para que, si es posible, utilice sus influencias y me ayude a que reciba un buen trato, no confío en estos oficiales, de paso todos son blancos, y claramente sé cómo actúan con los presos negros…

Sin ganas, me despedí de mi hermano, le prometí que volvería y le traería de comer y el sleeping… Rogué que Leonardo Mendoza no se haya ido, para hablar con él, pero mi decepción se hizo mayor cuando llegué a la oficina y él no estaba.

Salí de la estación y cuando bajaba las escaleras, observé a Mendoza apoyado en su auto con los brazos y las piernas cruzadas, una visión que haría sin duda delirar a cualquier otra mujer, sí, se veía especialmente atractivo y seductor el condenado, mucho más que cuando estaba en la universidad…

Natalia, concéntrate, no olvides por qué hablas con él, y tampoco olvides que tienes marido… ¡Me reclamé, porque ese rubio, estaba perturbando mi mente! Pero debo admitir que me alegro mucho verlo o mejor dicho, encontrarlo aquí afuera…

. – Natalia… - Lo escuché decir mi nombre

. – Hola… - Lo saludé al llegar a él, que se le ocurrió la brillante idea de quitarse los lentes de sol que llevaba, Por Dios, prefiero que se los deje…

. - ¿Cómo está tu hermano? – Me preguntó con tono sincero, y eso me agrada, porque me anima a hacerle el pedido que me plantee…

. – Bueno, bastante afectado, no lo está gestionando bien – Lo miré directamente a los ojos - Me gustaría que escucharas su versión… Mi hermano no es un mal muchacho Mendoza…

Mi voz se entrecortó…

. – Me gustaría hacerlo, tal vez mañana me acerque… - Me dijo, ese tal vez no me convenció mucho…

. – Si bueno, solo si está en tu disposición, también me gustaría pedirte encarecidamente algo… ¡Espero no te vayas a ofender!

. – Dime… – Me invito continuar

. – Se que mi hermano de algún modo perjudicó tu empresa… - Su mirada fija y firme, me tenían inquieta - Pero podrías por favor intervenir por él allí… - Miré hacía la estación

. - ¿Por qué? ¿Lo han maltratado acaso? – Me preguntó evidentemente preocupado…

. – Físicamente no, aunque lo pusieron en una celda que no tiene banca, está sentado en el suelo – Me dio mucha tristeza recordarlo – Y un oficial le dijo que se iba a podrir allí porque el era culpable… ¡Necesito sacarlo de allí!

Lo vi poner mala cara y sacudir la cabeza mientras le hablaba…

. – Veré que puedo hacer…

. – Gracias, y disculpa la molestia, debo irme...

. - Tranquila, no es ninguna molestia... - Me dice con una sonrisa que derrite, y yo solo asiento.

Caminé unos pasos y me detuve, recordando decirle algo más, cuando volteé, él estaba mirándome fijamente ¿El Trasero? le hablé y él ni pestañea – ¡Mendoza! – Lo llamé más fuerte porque continuo con su mirada fija, ahora al frente…

. – Sí, dime… - Carraspeó, se notó lo abochornado que se sintió, casi me reí de ver su cara roja como un tomate, pero no estoy para risas...

. – No vayas a cambiar de opinión por favor…

. – No, no te preocupes, esperaré la investigación – Asentí, me di la vuelta, me sentí incomoda, supuse que me estaba mirando nuevamente, y rogué no tropesar, porque sentir su mirada penetrante, me hace caminar con torpeza. Llegué hasta mi auto y bote el aire contenido… desde allí lo vi subir al de él. prácticamente, salimos del estacionamiento al mismo tiempo.

En el transcurso para llegar a casa, me puse a pensar en que debo hacer cuentas y buscar un abogado, que se encargue de su defensa y solicite una fianza o lo que sea para que saque a mi hermano de allí...

Y si tengo que llamar a mi madre para que me ayude, al menos con dinero, tendré que hacerlo.

Llego a casa, buscó una mochila para llevarle algunas cosas a Gabriel, prendas y utensilios de aseo personal, además de su Ds, para que se entretenga, eso sí me lo dejan pasar. Abro la parte de arriba del closet , acercó la silla de su escritorio y subo para tomar el sleeping, cuando lo halé, me traje con él, un paquete que allí había, que por cierto, casi me cae encima. Lo miré caer al piso, y esperé que nada de lo que había allí se rompiera, me extrañó mucho ver algo tan envuelto allí, así que bajé a revisarlo.

Puse el sleeping en la cama, y me agaché para tomar el paquete, era pesado, lo moví, pero a menos que lo abriera, sabría de qué se trata, así que me puse en eso... No me gusta invadir la privacidad de nadie, pero realmente esto me creaba mucha curiosidad.

Poco a poco fui quitando las capas de envoltorio, estaba bastante sellado con mucho esmero, lo que me ponía más intrigada. Cuando llegué al final, y visualicé la toalla que protegía lo que allí había, me sorprendió...

.- ¿Qué es lo que guardas aquí con tanto recelo Gabriel? - Me pregunte ya bastante inquieta...

En vista del problema en el que está, tenía miedo de saber, no es que dudara de él, pero tenía un mal presentimiento de que esto no me iba a gustar...