"Conmocionada, me quede después sin poder moverme después de leer esas dos palabras que decía en mis resultados de la ecografía.
<<¡Como pudo haber sucedido, solo sucedió una vez! ¿Cómo pude quedarme embarazada?
¿Qué debo hacer ahora?>>."
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Capitulo 4 Actuar si fueran los dueños del lugar
El pasillo no era muy amplió y nos
encontramos cara a cara. Saúl sé
sorprendió por un momento, luego se
Enderezo la ropa y explicó:
_ Señorita Pérez, vine a revisar a Mara.
Saúl era el mejor amigo de Miguel.
< Amigo del hombre para saber si en verdad te quiere>> Aparte de su actitud, la forma en que sé dirigió a mi era la prueba suficiente para saberlo que Yo solo sería la < tan respetuosa de dirigirse hacia mí!>> Aprendí a no obsesionarme mucho en los detalles porque solo me daría dolor de Cabeza. Forcé una sonrisa y le abrí camino, respondiendo: mm, ¡Adelante! _ De vez en cuándo, admiraba a Mara. Solo necesitaba sacar unas cuantas lágrimas pra recibir el apoyo que a mí nunca se me Otorgaba, incluso después de toda una vida trabajando duro. En la habitación, Encontré un traje que Miguel nUnca había usado y en algun momento, me lo lleve hacia la sala. Saúl fue rápido en revisar a Mara. Luego de tomarle la temperatura y recetarle MedicamEntos, se preparo para irse. Cuando bajó las escaleras y me vio parada en la sala, me dio una sonrisa cortes. _ Es tarde. ¿No irá a dormir, Señorita Pérez? _ Mmmm, me voy a dormir en un rato. Le pasé la ropa que tenia en mis manos mientras Declaraba. _ Tu ropa está mojado y sigue lloviendo. Deberías cambiarte antes de irte O te vas a enfermar. Quizás se sorprendió por mí gestó porque parpadeo sin decir Nada por él un momento. Luego, su rostro apuesto extendió una sonrisa. no pasa nada. Soy tan fuerte como un toro. ¡Estaré bien! Le metí la ropa en sus manos e insistí: _ Miguel nunca se ha puesto esto. Incluso aún tiene las etiquetas. Son casi de la Misma talla así que tómala. _ Al decir esto, regresé a mi habitación. Mis acciones no Fueron por pura bondad ni mucho menos. Cuando mi abuela estuvo hospitalizada, Saúl fue el que atendió su cirugía. Era un doctor reconocido internacionalmente y si No fuera por los Torres nunca hubiera aceptado hacerle la cirugía. La ropa era mi Forma de devolverle el favor. El día siguiente después de una noche lluvioso, el aire de la Mañana tenía un aroma fresco y almizclado. Estaba acostumbrada a Levantarme temprano y me tomé una ducha. Me puse una cambio de ropa sencilla no Me gustaba Lo exagerado al terminar, bajé las escaleras solo para ver a Miguel y a Maya en la cocina. Miguel Tenía un delantal atado a sus caderas mientras cocinaba huevos en la estufa. Su Vibra dura y frívola había quedado en el olvido. Ahora, parecía estar rodeado de un Aura alegre. Los ojos brillantes de Mara seguían sus movimientos. Su rostro delicado Y bonito estaba un poco sonrojado seguro Por qué se le había bajado la fiebre. En Realidad, se veía linda y encantadora. _ Miguel, quiero mis huevos un poco quemados. _ Al hablar, su mano se levantó para darle una fresa a Miguel antes de continuar. _ Pero no mucho o va a saber muy amargo. Miguel Mordió la fresa mientras la miraba. Aunque no decía nada, sus ojos eran suficientes Para expresar la magnitud de su complacencia hacia ella. Ambos tuvieron la Suerte de nacer con una apariencia refinada y parecía una pareja fina. Sus Gestos eran cálidas y dulces. No cabía duda de que había una atmósfera romántica. _ Se ven muy bien juntos, ¿No crees? _ Una voz resonó por detrás de mi, asustándome Mire por encima de mi hombro y vi a Saúl Parado ahí. Olvidé que había llovido toda la noche y como Maya tenía mucha fiebre, Por supuesto que Miguel no iba a dejarlo ir. _ ¡Buenos días! _ dije regalándole una sonrisa, mi Mirada se agachó y me di cuenta de que tenía La ropa que le había dado anoche. Al observar mi Mirada, Saúl levantó la ceja con una sonrisa _ Me quedó muy bien la ropa. Gracias. Sacudí la cabeza. _ ¡Ni las menciones! _ La había comprado para Miguel, pero nunca sé Molestó en ponérsela. Al escuchar nuestras voces, Maya volteó a vernos y nos llamó y nos llamó. _ Liliana, Saúl. Ya despertaron. Miguel hizo huevos para el desayuno. ¡Venga!n a Desayunar! _ Hablaba como si fuera la dueña de la casa. Le lancé una sonrisa Suave y pronto rechace su invitación. _ Está bien. Compré pan y leche ayer. La leche Sigue el refrigerador. Deberías beber más porque te acabas de recuperar. _ He vivido aquí por Tres años. El título de la propiedad estaba a mi nombre y de Miguel. Aunque Siempre era obediente, era natural no soportar ver como alguien entraba a mí casa actuando como si fueran dueño del lugar.