Malmcon es un hombre lleno de prejuicios al que le sale caro querer jugar con Lourdes, una joven inexperta en el amor
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No puedes renunciar
Hoy el restaurante está bastante movido, nos enteramos que el antiguo dueño vendió pues quería descansar y disfrutar su vejez con su amada esposa Clarise.
El gerente me manda a llamar para decirme que el nuevo dueño quiere conocernos uno a uno, por lo que vi, ya muchos han pasado y salen contentos. Supongo que el tipo debe ser buena persona, o eso creía.
Después de atender la mesa de los idiotas, es mi turno de ir a gerencia, aliso mi mandil negro y mi camisa blanca. Toco la puerta y escucho la orden para pasar.
¿Pero qué mierda? No puede estar pasándome a mí, es el cuñado de Cindy, el malcriado, prepotente, patán, porquería, y cualquier otro apelativo insultante que se me ocurra. Me mira con una sonrisa soberbia.
-Vaya vaya ¿a quién tenemos aquí? Si es la horrible pelirroja amiga de mi cuñada.
-¿Qué haces aquí tú? - digo con una mueca de evidente disgusto.
- ¿Yo? pues te pongo en contexto - me dice con su sonrisa blanca - soy el nuevo dueño de todo lo que ves aquí, incluyendo ese uniforme que traes.
No lo puedo creer, el muy maldito compró el restaurante, no quiero hacerme ideas pero espero que no sea para hacerme la vida imposible, lo mejor será que renuncie.
- Pues en ese caso renuncio, no pienso soportar a un hombre como tú - le digo con voz firme.
- Pues si quieres renunciar tendrás que pagar una multa por incumplimiento de contrato - esa sonrisa quisiera borrársela.
- Pues la pagaré, no me importa, no quiero tener que verte, ya suficiente con que deba verte porque Cindy está con tu hermano.
- Perfecto! - dice sacando una carpeta - tendrás que pagarme US$25.000 de multa...
- ¿QUÉÉÉ? - digo sin poder creer lo absurdo de la situación - ¿estás loco? ¿de dónde carajos voy a sacar esa cantidad?
Lo odio, realmente lo detesto como a nada en este mundo, todo por esa bofetada que le di, pero es que el comenzó y yo solo me defendí.
- ¿Esto lo haces por la bofetada, verdad?
- No te creas tan importante hija de Chucky y Mérida - me dice burlón
¿Hija de Chucky y Mérida? Este hijo de puta, quiero matarlo por imbécil, que coraje.
- Eres un ser despreciable, pero no te voy a dar el gusto, terminaré el contrato y me largaré para no volver a ver tu cara de estúpido...
Veo como se levanta y se va acercando a mí, yo voy retrocediendo a medida que el avanza. Mi espalda toca la puerta y él coloca sus manos a cada lado mío y su perfume inunda mis fosas nasales.
- Tú tampoco eres mi persona favorita blanquita - me dice cerca de mis labios - cada palabra, cada ofensa me la deberás pagar.
Agarra mi rostro con su mano, apretando mi mandíbula sin hacer demasiada presión, su aliento pega en mi cara, huele a menta y vino.
- Ahora quiero que vuelvas a lo que mejor sabes hacer, atender mesas - me suelta y yo salgo de la oficina temblando.
Va a ser asfixiante trabajar para este hombre tan detestable.