La Empleada y El Jefe

- Acordo a las 06:30 y le doy un besito a Allan, que está durmiendo profundamente a mi lado. Empiezo a acariciar su rostro y él comienza a abrir los ojitos.

*Yo* - Perdón, amor, no quería despertarte.

Él comienza a frotarse los ojitos, lo levanto en brazos y me levanto de la cama.

*Yo* - Ahora que ya estás despierto, vamos a desayunar.

Pongo a Allan en la cama y cojo nuestras ropas, lleno la bañera y lo cojo en brazos, le doy un baño y lo visto. Lo dejo en la cama y luego yo me baño y me cambio.

Ropa, Aisha:

Comenzó a anochecer en la pequeña villa de Belen, situada en la costa del sur de España. Las callejuelas adoquinadas y estrechas se iluminaron con la suave luz de las farolas. Los cafés y bares se llenaron de gente que buscaba un lugar tranquilo para tomar una copa o una taza de café caliente. En la plaza central, la fuente de piedra antigua emanaba un susurro constante de agua. Los niños jugaban y reían alrededor, disfrutando de las últimas horas de luz del día. En una esquina de la plaza, Roupa, un hombre de mediana edad con ojos cansados pero llenos de vida, se sentó en un banco de madera mientras observaba el bullicio a su alrededor. Había vivido en Belen toda su vida y conocía a cada uno de sus habitantes. Después de dedicar años al mar, ahora encontraba paz en simplemente observar la vida pasar ante él. Una vez fue un marinero aventurero, pero ahora prefería la tranquilidad de su amada villa. Aunque muchos jóvenes habían abandonado el pequeño pueblo en busca de una vida más emocionante en la ciudad, Roupa encontraba su felicidad en las cosas más simples. Una sonrisa se deslizó por su rostro mientras veía a los niños jugar y pensaba en todas las historias que había vivido en el mar. Eran recuerdos que lo acompañarían hasta el final de sus días. Roupa suspiró y se levantó del banco, sabiendo que era hora de regresar a su modesta casa. Mientras caminaba por las calles silenciosas y oscuras, se sentía agradecido por el amor y la paz que siempre había encontrado en Belen.

Vistiendo ropa cómoda ya que no sé si usaré el uniforme hoy, tomo la mano de Allan y vamos a la cocina.

*Yo* - Buenos días.

*Alice* - Buenos días, ¿vas a dejar a Allan en la guardería hoy?

*Yo* - Lo llevaré esta tarde, tu madre se ofreció a cuidarlo esta semana.

Cuando Alice se mudó de nuestra ciudad natal, nos hablábamos todos los días y ella me visitaba en cada vacación. Cuando quedé embarazada, me brindó mucho apoyo y cuando no podía trabajar al final del embarazo, me ayudaba con los gastos. Cuando nació Allan, ella se convirtió en su madrina y venía a visitarnos una vez al mes. Cuando le dije que me iba, me ofreció su apartamento y terminé aceptando. Su madre siempre venía con ella a visitarme y es como una madre para mí. Cuando me enfermaba después de que mi madre muriera, siempre cuidaba de mí.

(Hice este párrafo para explicar un poco de su amistad).

*Yo* - Toma hijo.

Le paso un plato con plátanos cortados y una cuchara, él ya come solo, pero a veces es muy terco. Después de que come algunos plátanos, él se detiene y aparta un poco el plato, lo tomo en brazos y lo pongo en el sofá, voy al cuarto, tomo mi bolso, su mochila y vuelvo a la sala.

*Yo* - Vamos, cariño.

Le extiendo la mano y Allan viene hacia mí, lo tomo en brazos y me despido de Alice. Tomamos el autobús hasta la casa de Helena, madre de Alice, toco la puerta y ella abre.

*Helena* - Hola, amores.

*Yo* - Muchas gracias por cuidarlo hoy.

*Helena* - No hay de qué, hija, sabes que él es como un nieto para mí. Hola mi pequeño, ven aquí.

Ella lo toma en brazos y yo le doy un besito.

*Yo* - Adiós, lo recojo esta tarde.

*Helena* - A la hora que quieras, adiós querida.

Voy caminando al trabajo ya que está cerca de la casa de Helena, llego a la puerta y toco el timbre, ya son las 07:56, como pueden ver, soy puntual incluso en exceso.

*Amelia* - Hola.

*Yo* - Buenos días.

Amelia abre la puerta y me hace señas para que entre.

*Yo* - Con permiso.

Entro y ella comienza a explicarme el salario y esas cosas, también me dice que mi uniforme llegará mañana, así que tendré que usar mi ropa hoy, después de decirme todo lo que necesito saber, se va y yo comienzo a trabajar.

Arreglo toda la casa y luego preparo el almuerzo, dejo la mesa lista y espero a que llegue el jefe, su madre dijo que rara vez come en casa, pero que quería conocerme, así que hoy viene. Después de unos minutos de tener el almuerzo listo, escucho el ruido de la puerta abriéndose y de repente me pongo nerviosa. Algunos segundos después, aparece en el comedor.

*Yo y él* - ¿Tú?!

...

Bryan

...

Despierto, me baño, me visto y bajo las escaleras.

*Yo* - Aquí está mamá.

*Mamá* - Buenos días para ti también.

*Yo* - Disculpa, buenos días.

*Mamá* - Vine a recibir a la empleada, ¿olvidaste?

*Yo* - Ah, sí, dile que haga el almuerzo, voy a almorzar en casa hoy, quiero conocerla.

*Mamá* - De acuerdo.

Tomé café, le di un besito en la frente a mi madre y fui a trabajar, llego a la empresa y soy sorprendido por mi secretaria.

*Yo* - ¡Qué susto Jenna!

*Jenna* - Disculpe, señor.

Ella me dice todo lo que voy a hacer hoy mientras subimos a mi oficina, el resto de la mañana trabajo normalmente, a la hora del almuerzo salgo del edificio, tomo mi coche y voy a casa, abro la puerta y escucho un ruido en el comedor, dejo mi carpeta en el sofá y voy hacia allá, miro la mesa y luego a la nueva empleada.

*Yo y ella* - ¿Tú?!

...

Helena, 44 años:

Jenna es una mujer de 47 años, de cabello castaño y ojos verdes. Es una mujer elegante y sofisticada, siempre viste con estilo y cuida cada detalle de su apariencia. A pesar de su edad, tiene una figura envidiable y una sonrisa encantadora que ilumina su rostro. Jenna es una persona amable y sociable, siempre dispuesta a ayudar a los demás. Tiene una personalidad fuerte y decidida, lo que le ha permitido alcanzar el éxito en su carrera como escritora. Jenna también es una madre dedicada, siempre pendiente de sus hijos y procurando brindarles lo mejor. Aunque ha enfrentado desafíos en su vida, Jenna no se deja vencer y siempre encuentra una solución. Es una mujer admirable, llena de energía y pasión por la vida.