Sangre Traidora

El día del viaje al condado de King amaneció radiante. Amina y Aurora emprenderán el camino en el coche de Amina, un trayecto de menos de una hora . La cercanía del condado a Seattle es una bendición para Aurora, quien anhela la serenidad de la naturaleza sin renunciar a la proximidad de la ciudad. Esta ubicación estratégica le permitirá asistir a sus controles médicos con facilidad, especialmente cuando inicie el proceso de inseminación artificial.

__Amina, ¿te mudas o te vas de viaje?__. Exclamó Aurora, con una mezcla de sorpresa y diversión, al ver el despliegue de equipaje de su amiga. Tres maletas grandes, como si Amina hubiera decidido llevarse la casa a cuestas.

__¡No me digas que hasta la cama va ahí dentro!__. Añadió, señalando las maletas con una sonrisa.

__Sería genial, sí, pero mi colchón no se pliega, ¿sabes? Y no te burles, que la precaución nunca está de más. En la naturaleza, las sorpresas pueden ser de todo tipo__.

El simple comentario hizo que a Amina se le erizaran los vellos, imaginando arañas acechantes o serpientes deslizándose en su habitación o baño. El recuerdo de sus anteriores y vergonzosas experiencias en el campo la impulsó a prepararse meticulosamente, asegurándose de llevar todo lo necesario para evitar cualquier sorpresa desagradable.

__Si insistes, allá tú, pero no me vengas luego con lamentos por cargar hasta la llave del baño__.

Con las maletas a bordo, el coche apuntó al condado de King. Amina, justo antes de ponerlo en marcha, envió un mensaje con una sonrisa traviesa. Aurora, al verla, supo que su amiga trama algo, seguramente una de sus locuras. Pero, ¿qué más da? Con Amina, lo inesperado es la norma, y Aurora ha aprendido a aceptarlo con una mezcla de resignación y cariño. Tras un trayecto de cuarenta minutos, el condado de King se extendió ante ellas. Aurora marcó el número de su agente de bienes raíces, una joven recién licenciada a la que ha decidido darle una oportunidad. La voz al otro lado de la línea irradió alegría genuina, una mezcla de gratitud y entusiasmo por la aventura que comienza.

__No tienes que agradecer. La experiencia se forja con el trabajo, pero ¿cómo podrán los nuevos profesionales desplegar su potencial y crecer si les negamos la oportunidad de demostrarlo?__. Desbordante de energía juvenil, la chica, que no debe pasar los veinticinco años, le reveló a Aurora que posee tres propiedades. Tres joyas inmobiliarias que, según ella, encajan a la perfección con las exigencias de Aurora, diseñadas para seducir incluso al corazón más exigente.

__La primera propiedad, una extensión de diez hectáreas, ofrece una casa principal con tres habitaciones, un baño interno y uno externo, además de una amplia sala, cocina y comedor. Sin embargo, carece de cercado, un detalle crucial que requerirá una inversión adicional para delimitar claramente sus fronteras y asegurar la privacidad frente a las propiedades colindantes__.

La propiedad los deslumbró al principio: una extensión generosa, una casa acogedora lista para habitar. Sin embargo, la euforia se desvaneció al considerar el precio. Demasiado elevado para un terreno sin cercar, con diez hectáreas que se extienden como un desafío, exigiendo una inversión adicional en tiempo y recursos.

__La segunda propiedad, un refugio de apenas tres hectáreas, alberga una modesta casa. Dos habitaciones, un baño, una cocina sencilla, y espacios comunes que invitan a la cercanía: sala y comedor. Todo, resguardado por una cerca que delimita su pequeño mundo__. La propiedad tiene su encanto, y el precio es tentadoramente accesible, además de estar completamente cercada. Sin embargo, Aurora sintió un pinchazo de decepción al darse cuenta de que el terreno es considerablemente más pequeño de lo que ha imaginado.

__Finalmente, llegamos a esta finca de siete hectáreas. La propiedad está completamente cercada, lo que garantiza privacidad y seguridad. La casa principal, de estilo rústico, cuenta con dos amplias habitaciones, una sala de estar acogedora, una cocina funcional y un comedor espacioso. Sin embargo, el baño se encuentra en el exterior, una característica común en las construcciones tradicionales de la zona. Además, la propiedad incluye un gallinero listo para ser habitado y un corral de buen tamaño para el ganado. Los sembradíos de árboles frutales, ya en producción, prometen cosechas abundantes__. Explicó la agente de bienes raíces.

La tercera opción encendió la chispa de la ilusión en Aurora. Aunque la casa carece del encanto de sus sueños, el granero y las demás instalaciones para su futura granja la cautivaron. El precio, algo inflado a su parecer, no fue obstáculo para su entusiasmo. Con la determinación de una pionera, le indicó a su agente que esta lista para negociar y cerrar el trato.

__Por fin, el dinero del divorcio tendrá un buen uso. Esta tierra... puedo verla. Con paciencia y trabajo, se transformará en la granja que he visualizado tantas veces__ Aurora suspiró, aliviada de encontrar un propósito en medio del caos.

Amina contempló la tercera propiedad con una mezcla de incertidumbre y resignación. Aunque la idea de Aurora de comprarla le genera dudas, su apoyo incondicional siempre va a estar. "Si a Aurora le gusta, la apoyaré", se dijo a si misma, aunque con la firme convicción de mantenerse a prudente distancia de cualquier criatura, ya fuera emplumada o de cuatro patas. No está dispuesta a revivir la experiencia de un ataque animal. Con la propiedad de sus sueños ya elegida, se refugiaron en una acogedora cabaña al pie de la montaña. Una semana de espera, mientras la agente inmobiliaria gestiona la respuesta del vendedor, los separa del posible inicio de una nueva vida.

Aurora frunció el ceño al ver a Amina inspeccionar cada ventana y puerta de la cabaña, como si buscara algo oculto__¿Amina, qué estás haciendo?__. Preguntó con curiosidad. Amina no respondió, sino que continuó su búsqueda, agachándose para mirar debajo de las camas y los muebles, con una expresión de concentración que intrigó a Aurora.

__Antes de que caiga la noche, prefiero asegurarme de que no haya ningún bicho escondido en los rincones de la cabaña, listo para darme un susto de muerte. También reviso que las ventanas estén bien cerradas, no quiero visitas inesperadas de un mapache curioso o cualquier otra criatura nocturna__. Respondió Amina, sin apartar la mirada de su minuciosa inspección.

Esta vez, Amina se había asegurado de estudiar a fondo el lugar donde pasarían unos días en contacto con la naturaleza. No quiere repetir la experiencia pasada, cuando animales inesperados invadieron la cabaña, llenándola de pavor.

__Con el ruido que estás haciendo amiga, hasta el último pez ha buscado refugio en las profundidades__. Un rubor carmesí tiñó las mejillas de Amina mientras sus manos, torpes, hacen chocar las sartenes en un estrépito metálico. Se siente ridícula, como una payasa con cacerolas, pero el miedo a que un oso hambriento la confunda con su cena, dada la cercanía de la montaña, la impulsa a seguir con su escándalo.

__No te quejes si un oso nos persigue. El ruido es nuestra defensa. Además, el río está lejos de la cabaña; dudo que nos oigan__. Amina se quedó absorta en su ritual, buscando refugio en la familiaridad de sus movimientos mientras la naturaleza la envuelve. Aurora, por su parte, sintiendo el cansancio del viaje y la inspección de las propiedades, se dirigió al baño. Un baño reparador y una comida reconfortante es todo lo que anhela para reponer fuerzas.

En modo alerta máxima, Amina se ha convertido en un radar humano, detectando cualquier anomalía en el paisaje. Pero la naturaleza, astuta y seductora, le jugó una mala pasada. El aroma embriagador de la comida de Aurora, una trampa culinaria, la sedujo hacia la cabaña, donde bajó la guardia, presa de un placer efímero.

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