El Momento De La Venganza

Margarita se despidió de Regina, quien le pidió que se comunicaran después; la jovencita de ojos verdes solo subió al vehículo seguida de James, su amigo Kalos prefirió ir en otro, conocía a su amigo y por la mirada era obvio que quería que los dejaran solos.

- "Fuiste a otro hospital donde no está tu padre", dijo James.

- "Por lo que veo me está siguiendo, si es así debe saber qué estaba haciendo y no necesita dar tantas vueltas para decirme las cosas, usted ya está grande", manifestó Margarita.

- "Esta eres tú, más parecida a la chica de la playa, que a la mujer asustada de hace dos noches", expresó James.

- "Soy las dos, no me pida una explicación de la razón, yo también la desconozco, supongo que me siento más en confianza cuando hay luz de día", comentó Margarita, y volteó a mirar por la ventana del vehículo, para identificar el camino por donde viajaban.

Margarita suspira, antes del ataque, solía ser una chica con la palabra precisa en la boca, con una actitud positiva y animada de la vida, además de permanecer atenta a cada detalle, después del ataque toda su confianza quedó arruinada, no parecía ni la sombra de la que alguna vez fue, si apenas podía emitir una palabra; como si buscara que su presencia ni se notara, no quería volver a llamar la atención.

Desde que regresó a la vida, esperar el momento exacto de su venganza es la única razón por la que se levanta cada mañana y hace una pantomima de la mujer que alguna vez fue; como esa mañana poniéndose bonita en el espejo, con el único objetivo de que el hombre que ahora está sentado a su lado la considere hermosa y permanezca a su lado.

- "Cuido lo que es mío, y tú lo eres", dijo James.

- "Aún no firmo ese contrato, y cuando lo haga tampoco seré suya. No soy una cosa, soy una persona", expresó Margarita con fuerza, necesitaba decírselo a ella misma. "Contratará mis servicios y me ceñiré a las cláusulas que el contrato tenga, no voy a molestarlo, ni tampoco cuestionarlo, actuaré sumisa en las reuniones sociales a las que se acuerde asistir y cumpliré con mis obligaciones, pero no soy la cama que compartiremos, ni el auto donde me está transportando, tengo emociones, sentimientos, pensamientos que para usted lo enmarcaré dentro del contrato que firmaremos, pero no es que no existan; recuerde que usted también debe ceñirse a lo que diga el contrato, no espere más de mí", agregó.

- "No te creas más lista que yo, sabes muy bien a lo que me refería", dijo James tomándola del brazo fuertemente.

- "Si fuera más lista que usted, no estaría en esta posición, ¿no cree?. Usted es empresario, ¿no sabe de contratos de servicios?", cuestionó Margarita sin dejar de mirarlo; se decía que en el fondo ese hombre no era tan diferente a los otros, igual se cree superior a ella, la única diferencia es que no era un violador; sería difícil para ella volver a confiar en alguien.

Margarita hizo un gesto de dolor, la mano de James estaba muy cerca al implante; pero no dijo nada, no quería mostrar debilidad. James la soltó y ella sobó un poco su brazo.

- "Por la forma en que esto empezó, quería evitarte que las personas con las que fui a ese lugar te molestaran, les advertí que no lo hicieran, solo quería estar seguro. Me dijeron que en ese hospital estaba Demian Mussi y vine a verte por si te incomodaba", manifestó James.

- "Vi a uno de esos hombres en el hospital, no dijo nada. Debe comprender que todo esto es muy raro, no había hecho nada de esto antes", expresó Margarita, entiende que ha actuado de manera confrontacional, pero necesita tener las defensas siempre listas.

- "Haces bien en no confiar, ni siquiera en mí. No soy un príncipe azul, soy más un demonio que tiene ganas de ti, pero tengo límites, niña, si no haces nada estúpido, esto no terminará mal", dijo James.

- "Fui a ese hospital porque trabaja la ginecóloga que atiende a mi amiga y yo necesitaba ponerme un implante anticonceptivo, sé muy bien que está haciendo todo esto porque quiere que solo esté con ustedes, todo este año. No se preocupe, le aseguro que para mí sería imposible estar con alguien más", manifestó Margarita, y también pensó para ella sola, que si solo soportaba estar con James por su venganza, cuando esa acabe, no volvería a estar con nadie más. Miró nuevamente el paisaje para evitar llorar, cuando sintió la mano de James en su pierna, lo que provocó que lo mire fijamente.

- "Como has dejado las cosas claras, después del contrato, voy a pedir el cumplimiento de la obligación principal", dijo James con sonrisa pícara.

- "Lo lamento señor Thompson, pero no se va a poder, inicié mi ciclo menstrual", manifestó Margarita con expresión de triunfo.

- "¿Por qué?", exteriorizó James sin pensar.

- "Porque soy mujer", respondió Margarita con un tono sarcástico.

- "No te hagas la graciosa", replicó James.

- "Respondí a su pregunta que fue bastante obvia", expresó Margarita, subiendo los hombros y con una sonrisa.

James no le dijo más nada, era la primera vez que la veía relajada desde que subió al vehículo, la joven a su lado, le resulta bastante enigmática, por momentos lucía tímida y llena de miedo, otras dulce y jovial, y en otros momentos como si quisiera destruir el mundo a su paso, y se pregunta qué es lo que ha vivido, para que a sus dieciocho años sea todo ese conjunto, que lo tiene pegado a ella.