El Camino Del Poder

Faltaban tan solo 3 días para que Carter se presentará ante el rey. Finalmente, después de tanto tiempo entrenando sus habilidades habían mejorado por completo, pero la aparición de magia aún era escasa. Rala confirmo que Carter por fin había accedido al reino de sueños cuando, mientras ambos meditaban en la llanura, conectaron y entraron al reino de sueños de Carter. Rala quedó impresionado por su hermosa llanura, e hizo una comparación graciosa entre lo raro que era su reino de sueños y el de Carter. Con facilidad Carter había podido acceder a él, aunque aún no lograba por voluntad que su orbe se mostrase y por ende podía hacer usos muy breves de magia.

Probaron distintos estilos de combate físico con Brand: espadas, cuerpo a cuerpo, lanzas, arcos, y un sinfín más; todos proporcionados por Rala y su local. También hicieron lo mismo con distintos tipos de magia. Algo que jamás le habían explicado a Carter era acerca de la enorme extensión y capacidad de la magia en ese mundo, acerca de sus usuarios, y debido al poco tiempo que tenía debido a los entrenamientos, no había leído lo suficiente respecto a Zha'thik. La gente que podía hacer usos de elementos como el agua vivían en algunas de las ciudades o pueblos costeros, expertos en dicho elemento que sabían sobre la fauna de los mares, la construcción de naves que con dificultad el mar podía hundir, e incontables habilidades para controlar incluso el agua del cuerpo de otros o de nadar sin limitaciones de oxígeno a grandes profundidades; tal gente era producto de la cruza del hombre con seres acuáticos mitológicos femeninos, que, con el pasar del tiempo, fueron haciéndose cada vez más ajenos al humano promedio hasta volverse una raza completamente diferente. Los llamaban "Nerei". Y así, me platicó sobre más diversidad de usuarios, como los portadores de luz y rayos que vivían usualmente en zonas montañosas de Zha'thik en pequeños pueblos debido a lo pequeño de su casta, con la habilidad de producir, controlar rayos, y controlar momentos específicos del clima, etc; sobre los dichosos elfos, hijos nacidos mujeres preñadas por la gracia de la naturaleza, y de su afinidad con el viento y la naturaleza, con su enorme capacidad para sanar gente, crear medicinas con sus avanzados conocimientos en botánica, su comunicación sagrada con la naturaleza y que vivían en enormes e inmedibles bosques que hay por todo Zha'thik. También hablo sobre como es que, pese a ser razas diferentes, los elfos tenían mejor afinación con la magia del orbe rojizo que los humanos normales, por lo que ellos pueden curar heridas en muy poco tiempo. Carter quedó curioso y recordó lo que Lia había hecho con su dedo cuando se cortó.

—Espera Rala. Si es así, ¿entonces quien es Lia en realidad?—preguntó con impresionado y entrecortado.

Rala rio y respondió:

—La madre de Brand y Lia era una elfa que cansada de las leyes del bosque se fugaba del bosque, hasta que se enamoro de un hombre humano, abandono el bosque poco después de recibir la gracia de la naturaleza y fue a diversos pueblos a vivir. Perdió parte de sus rasgos elficos, sus hijos heredaron algunas habilidades, principalmente Lia y su magia. Pero la naturaleza del bosque se cobró caro y le arrebato la vida a su esposo con una grave enfermedad.

Después de su charla, termino hablando sobre los usuarios de fuego y de los fuerza, de los cuáles se desconocía su origen.

—La mayoría de los hombres de Zha'thik, somos humanos y somos los únicos que pueden usar fuego o fuerza. Brand es usuario de fuerza debido a la herencia mágica de su padre, y yo, tengo orbe rojizo, pero aún así, soy de las pocas excepciones que pueden...—dijo, y levantó su mano hacia el cielo de la llanura—usar fuego—Una enorme llamarada salió disparada desde su palma e ilumino el cielo nocturno.

Cerró su mano aún en el aire y la enorme llama fue consumida.

—Ahora, como te he estado enseñando está última semana, intenta concentrarte e imaginar que atacas algo—dijo, y Carter cerró los ojos y se puso en posición de combate.

—¡Ahora golpea!

...****************...

Lia se encontraba jugando con la pequeña niña y los demás niños y niñas del pueblo. Dentro de poco se celebraría la finalización de los muros, al fin la gente se sentía segura y todos mantenían su jovialidad dónde fuera.

Caminaban saludando y jugando entre todos a atraparse, a veces alguno de los infantes chocaba con uno de los caballeros de guardia y todos debían pedir perdón; los caballeros jamás se sentían enfadados por ello. Saludaron a Enrique, quien hablaba con la panadera y su esposo fuera de la panadería, al joyero, quien estaba cerrando su local, y también a los leñadores que tomaban cerveza sentados en las mesas fuera de la cantina.

Todos estaban cansados cuando se sentaron recargados en el muro más alejado del pueblo.

—Y bien, ¿qué deseas ser de grande?—rompió el silencio una de las niñas.

—Yo quiero crecer y ser un hombre fuerte como mi papá, ir con mis amigos a talar árboles y construir muchas cosas—respondió con alegría uno de los niños, haciendo un gesto mostrando su pequeño bíceps.

—Yo quisiera ir y visitar las ciudades, quien sabe, capaz un día de esos me encuentre a un hombre apuesto que me ame—dijo otra niña.

Todas las demás niñas, e incluso la pequeña, lanzaron al unísono un chillido de emoción. Una de ellas miro a Lia.

—¿Y tú Lia? ¿Acaso no quieres crecer y conocer a un hombre que muera por ti?

Lia se puso nerviosa con la pregunta y todos, incluidos los niños, entre los cuales posiblemente había algunos que la pretendían, la miraron con atención.

—Yo... Eh, creo que n...

—¡Si! ¡Sin duda quiere a Carter!—gritó e interrumpió la pequeña.

Todas las niñas, y algunos de los infantes gritaron sorprendidos; otros se decepcionaron.

—Eso es mentira, yo jamás pretendería a Carter, el es tan...

—Pero si yo he visto muchas veces como le miras mientras entrena. Incluso Rala y yo hacemos bromas con ello. Es como si tú mirada dijera "Dios mío, Carter luce tan lindo sudando y esforzándose"—dijo la pequeña con una risa malvada e infantil.

Todos las niñas soltaron una expresión de asco, los niños rieron, y después todos rieron al unisono. Lia había bajado la mirada y estaba completamente roja de vergüenza.

—Jamás pensé que eso fuera posible, pero a final de cuentas el es jóven aún—dijo uno de los niños.

Tras eso, todos al unisono comenzaron a burlarse cantando y repitiendo la frase "A Lia le gusta Carter" con expresión burlona y tocandola con sus delgados y pequeños dedos.

Lia finalmente, y aún roja, se levantó.

—Es suficiente, vamos a casa que ya es demasiado tarde...

Los niños y niñas obedecieron pero aún conservaban una expresión burlona en su rostro. Había felicidad en el pueblo.