Junsu, un sigma que oculta su verdadera naturaleza, con el peso de los prejuicios en su vida, sobreviendo en un mundo que lo rechaza. Junsu se ve envuelto en un falso acuerdo amoroso con Hyunmin, su jefe, un alfa. Lo que comienza como una farsa para salvar las apariencias y un futuro impuesto, pronto se transforma en una conexión genuina que ninguno de los dos esperaba.
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Vuelta al trabajo
El día después de aquella horrible cena, volví al bar con el ánimo más bajo de lo que hubiera querido admitir. La atmósfera en el lugar era más acogedora de lo que recordaba, mis compañeros estaban preocupados, y podía ver la curiosidad en sus miradas mientras me acercaba a la barra.
-¡Junsu!- Exclamó Jinwoo, acercándose con una sonrisa amplia, aunque un poco tensa. -¿Todo bien? Te vimos un poco... diferente la última vez que viniste.-
-Sí, solo fue un pequeño contratiempo.- Respondí con una sonrisa forzada, tratando de restarle importancia a la situación. -Solo un asalto, nada grave.-
Mis palabras parecían calmar un poco sus preocupaciones, pero el aire de incertidumbre aún flotaba entre nosotros. Mientras servía unas bebidas, sentí la mirada de Dongho, que parecía tener algo en mente. Finalmente, no pudo contenerse.
-¿Estuviste al cuidado de alguien después de eso?- preguntó, su tono era casual, pero había un trasfondo de genuina preocupación.
Asentí, recordando a Hyunmin.
-Sí, algo así.-
Dongho sonrió, una chispa de curiosidad iluminando su rostro.
-¿Es tu pareja?- Inquirió, y en ese momento, me sentí un poco avergonzado al pensar en Hyunmin, en todo lo que habíamos compartido.
-Algo así.- Repetí, sintiendo que mis palabras no eran del todo precisas, pero no estaba listo para desglosar nuestra complicada relación.
Dongho se inclinó un poco más cerca, un aire de complicidad en su voz.
-Puedo sentir las feromonas de esa pareja en ti, incluso con los inhibidores que tomo.- Dijo, sorprendido. -Es curioso, la verdad. No suele ser común que un alfa marque a un beta.-
Mis mejillas se sonrojaron un poco al escuchar eso. La idea de que Hyunmin me hubiera marcado de esa forma era abrumadora y emocionante al mismo tiempo.
-No sé, supongo que…- Comencé, buscando las palabras. -Él no se deja llevar por los prejuicios.-
Dongho asintió, su expresión se volvió más seria, como si estuviera reflexionando sobre el tema.
-Es genial que tu pareja no se preocupe por lo que digan los demás. Aunque te pediría que, para la próxima vez, seas un poco más sutil con el aroma.- Dijo con una sonrisa burlona.
Reí suavemente, sintiendo que el peso de la situación se aliviaba un poco. La calidez de mis compañeros, sus bromas y su apoyo, me ayudaron a distraerme de todo lo que había pasado, sin embargo, en el fondo de mi mente, sabía que tendría que enfrentar mis propios sentimientos sobre lo que había sucedido con Hyunmin y lo que significaba nuestra relación, pero, al menos por ahora, podía concentrarme en el trabajo y en disfrutar de la compañía de mis amigos.
Seguí trabajando en el bar, y aunque la experiencia del encuentro con los padres de Hyunmin aún pesaba en mi mente, la rutina comenzaba a devolverme cierta calma. Había pasado algún tiempo desde entonces, y poco a poco, los síntomas que habían estado tan presentes comenzaron a desvanecerse. Mi desequilibrio hormonal parecía haber encontrado un nuevo equilibrio; podía controlar mis feromonas con más facilidad, y eso me permitía pasar desapercibido, aparentando ser un beta ante los demás nuevamente.
Estaba en medio de un turno, colaborando con Dongho. Él había sido muy paciente conmigo, mostrándome cómo manejar el bar con más confianza y efectividad. En medio de nuestras risas y charlas, sentía que la tensión de los días anteriores se disipaba. A veces, me perdía en nuestras conversaciones, disfrutando de la compañía y la normalidad.
-Mira, Junsu, cuando sirvas una cerveza, asegúrate de inclinar el vaso a un lado para evitar la espuma.- Me explicó Dongho, demostrando con un vaso vacío. Su tono era amable, y podía notar la dedicación que ponía en enseñarme.
-¡Ah, ya entiendo!- Respondí, sintiéndome emocionado de aprender algo nuevo. Estábamos tan concentrados en nuestra charla que no escuchamos la campana que indicaba la llegada de un nuevo cliente.
De repente, Dongho se detuvo y miró hacia la entrada. Mi atención se desvió de inmediato hacia él, pero cuando intenté decirle algo, mi mirada se cruzó con la de Hyunmin.
-¿Hyunmin?- Pregunté en un susurro, completamente sorprendido.
Él estaba en la puerta, con una sonrisa sutil en el rostro, pero su mirada parecía analizar a Dongho con atención. Era la primera vez que Hyunmin lo veía, y eso me llenó de una mezcla de nerviosismo y curiosidad.
-Hola, Junsu.- Saludó Hyunmin, su voz resonando con esa confianza que siempre me había intrigado. -¿Cómo has estado?-
No pude evitar sonrojarme al escuchar su voz.
-Bien, solo trabajando.- Respondí, tratando de parecer casual, aunque mi corazón latía con fuerza. Entonces, noté que Dongho se había girado hacia Hyunmin, extendiendo la mano.
-Hola, soy Dongho. He estado ayudando a Junsu en el bar.- Dijo con una sonrisa amistosa, y un ligero brillo de curiosidad en sus ojos.
Hyunmin tomó su mano y la estrechó firmemente, manteniendo una expresión neutral, pero podía sentir que estaba evaluando a Dongho en ese momento.
-Es un placer conocerte.- Dijo Hyunmin, pero su mirada no se apartaba de Dongho. En ese instante, me di cuenta de que no solo estaba nervioso por la presencia de Hyunmin, sino que también había una tensión en el aire, como si la situación estuviera llena de sutilezas que no podía identificar completamente.
-Junsu ha estado haciendo un gran trabajo aquí.- Continuó Dongho, ajeno a la dinámica que se desarrollaba entre nosotros.
Mientras miraba a Hyunmin, vi cómo su expresión se suavizaba un poco, pero aún mantenía una actitud analítica. Su mirada se deslizaba entre Dongho y yo, como si estuviera buscando algo más allá de las palabras que se estaban intercambiando.
-Me alegra saberlo.- Dijo finalmente Hyunmin, su voz más cálida. No podía evitar sentirme satisfecho de que él tuviera una buena impresión de mi trabajo.
El ambiente se volvió un poco tenso, y mientras miraba a Hyunmin, noté la forma en que su cuerpo se tensaba levemente, como si estuviera deliberando en su mente. Me pregunté qué pensaría de la cercanía que tenía con Dongho, y cómo eso afectaría su percepción de mí. La conversación continuó, pero mi mente estaba atrapada en la mezcla de emociones, luchando por no dejar que la ansiedad tomara el control.
La tarde avanzaba y el bar seguía lleno de vida. Mientras servía bebidas y atendía a los clientes, mi mente divagaba entre las conversaciones y la alegría de trabajar con Dongho. Fue entonces cuando noté que Hyunmin se acercaba. Su presencia siempre tenía la capacidad de desviar mi atención y, por un momento, la burbuja de normalidad en la que estaba sumido se rompió.
-¿Saldrás pronto?- Preguntó, su voz clara entre el murmullo del bar.
Asentí, sintiendo una mezcla de emociones en mi pecho.
-Sí, en unos minutos.- Respondí, intentando mantener la voz tranquila.
-Perfecto, te esperaré afuera.- Dijo, dándome una ligera sonrisa antes de dirigirse hacia la puerta.
Con su partida, una sensación de inquietud me invadió. No sabía por qué, pero algo en su comportamiento me parecía diferente, sin embargo, sacudí la cabeza y decidí no dejar que la inquietud me distrajera. Continué trabajando, sirviendo cervezas y charlando con los clientes. La rutina me ayudaba a calmar mis nervios, y traté de concentrarme en el trabajo hasta que finalmente llegó el momento de salir.
Al salir del bar, vi a Hyunmin apoyado en un poste, sin embargo, en cuanto me vio, bloqueó la pantalla y desvió su atención hacia mí.
-¿Todo bien?- Le pregunté, sintiendo un leve cosquilleo de preocupación.
-Sí, solo revisando unos mensajes.- Se acercó, con una mirada que parecía más seria de lo habitual. -¿Eres muy cercano a Dongho?-
La pregunta me tomó por sorpresa. Aún en medio de la adrenalina del día, tenía que pensar en cómo responder.
-Nos llevamos bastante bien. Es un buen compañero de trabajo y jefe.-Contesté, con un leve encogimiento de hombros.
Hyunmin se acercó un poco más, su mirada concentrándose en mí de una manera que me hizo estremecer. Sin previo aviso, comenzó a olfatear mi cuello, y el aire se tornó pesado con la intensidad de su atención.
-¿Qué estás haciendo?- Pregunté, sintiendo que mis mejillas se sonrojaban.
-Asegurándome de que ese tal Dongho no haya dejado su aroma de alfa en ti.- Respondió, casi en un susurro, mientras su mirada se mantenía fija en mí. -No quiero que sus feromonas te afecten.-
En un intento por aligerar la tensión, bromeé.
-¿Estás celoso?-
Hyunmin negó con la cabeza, una leve sonrisa curvando sus labios, aunque aún había un destello de seriedad en su expresión.
-No, solo quiero que estés bien.-
La conversación había tomado un giro inesperado, y la dinámica entre nosotros parecía estar cambiando, profundizándose en un territorio que nunca había explorado. Mientras comenzábamos a caminar hacia su auto, podía sentir la tensión en el aire, una mezcla de emociones que flotaba entre nosotros.
-Vamos.- Dijo, abriendo la puerta del auto y gesticulando para que entrara. -No quiero que estés en el bar por mucho más tiempo.-
Asentí, aún sintiendo la calidez de su cercanía y el leve rastro de su aroma que siempre me envolvía, pero ahora había algo más, una especie de posesividad que me hizo cuestionar todo lo que había pasado entre nosotros. Con un suspiro profundo, me deslicé al asiento del copiloto, sintiendo que, a pesar de la normalidad aparente, había más en juego de lo que inicialmente pensaba.
El viaje en auto transcurrió en un silencio cargado de pensamientos y emociones que luchaban por salir a la superficie. La noche se adueñaba del paisaje, y las luces de la ciudad pasaban fugaces por la ventana. Después de un rato, la curiosidad me ganó y decidí romper el hielo.
-¿Tu padre ha seguido insistiendo con Taeyong?- Pregunté, casi en un susurro, sintiendo una punzada en el estómago al mencionar su nombre.
Hyunmin asintió, su expresión se tornó un poco más seria.
-Sí, lo ha hecho. Nos hizo vernos algunas veces…- Dijo, dejando que sus palabras fluyeran con un aire de resignación. -Simplemente acepté para que dejara de molestarme.-
Un torrente de celos me recorrió, pero traté de esconderlo tras una sonrisa despreocupada.
-Está bien.- Respondí, aunque mi tono no reflejaba la calma que intentaba proyectar.
Hyunmin me miró de reojo, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios.
-¿Estás celoso?- Preguntó, con un tono juguetón que me hizo sentir expuesto.
-No.- Negué rápidamente, pero el rubor en mis mejillas delataba mi mentira.
La sonrisa de Hyunmin se amplió, y pude ver que se divertía con mi reacción.
-En realidad, me llevo bastante bien con él.- Continuó, como si lo hiciera a propósito para irritarme un poco más.
A pesar de mi intento de mantener la calma, la incomodidad creció dentro de mí.
-Eso suena genial.- Respondí, tratando de mantener mi voz neutral.
Hyunmin, notando mi tensión, tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos. La calidez de su contacto me llenó de sensaciones contradictorias.
-Mira, estoy más concentrado en evitar casarme con Taeyong.- Dijo, su voz ahora más seria. -No quiero crear una mala relación entre nosotros. Taeyong tampoco tiene la culpa de la insistencia de mi padre.-
Su sinceridad me hizo sentir un poco más a gusto, pero aún así, el silencio que siguió se sentía pesado. A pesar de que nuestra relación era una farsa, no podía intervenir en los posibles intereses amorosos de Hyunmin.
Miré por la ventana, tratando de calmarme. La verdad era que no podía evitar sentirme afectado por la idea de que Hyunmin pudiera tener una conexión real con alguien más. Era un pensamiento que me perturbaba, incluso si sabía que debíamos mantener las apariencias.
-Entiendo.- Murmuré, sintiendo la tensión en mi pecho. No podía hacer nada más que aferrarme a su mano, preguntándome qué significaba realmente nuestra relación en ese momento.
Con eso dicho, mi casa comenzó a verse por la ventana.