Esta es la tercera parte dé. De Santa a No Tanto.
Sofía es la hija pequeña de Rodrigo, una reconocida modelo, diseñadora y publicista, ella se fue a los quince años a vivir fuera del país con sus abuelos porque se enteró de que estaba enamorada del mismo chico que su mejor amiga katy, Franco, hijo menor de Isabella, él fue su primer beso y para no traicionar su amistad huyó.
Siete años más tarde, ella regresa para hacerse cargo de sus empresas en Italia y por petición de sus padres, pero antes de venirse tiene una noche de pasión con un desconocido que le robó no solo su virtud, sino también la razón, Sofía quedó maravillada con el desconocido y más porque le hizo sacar a su primer amor de la cabeza.
Al llegar a la reunión de su familia se lo encuentra allí y se entera de que es el mismo hombre a quien su amiga ama y de quién huyó, Sofía deberá decidir entre su amistad y el amor, pero se verá rodeada de intrigas, mentiras y malos entendidos podrá esta pareja ser feliz...
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Recuperación y bebés
Sofía pasó esa noche y muchas otras en observación, la joven fue inducida a un coma durante diez días, la pequeña pelirroja estaba conectada a un respirador y tenía puesta una sonda pleural para drenar el líquido del interior del tórax.
Durante este tiempo la familia se desesperaba aún más, pero los médicos decidieron que era lo mejor para la joven, la chica era vista por un cristal porque nadie, aparte de los médicos y por supuesto Katrina podía ingresar a la sala de cuidados intensivos.
Para la familia era duro revivir aquellos tiempos de terror con Katrina y Esmeralda.
Los padres de Katrina lloraban por verla así dormida y en aquella situación, todos iban a diario a excepción de los hombres que no se iban de allí, prácticamente vivían en la clínica, ellos no permitían a las chicas quedarse para que pudiesen descansar bien.
Franco lloraba a mares cada vez que se acercaba a ella y después de rogarle mucho a Katrina pudo entrar a la UCI, estaba agradecido con ella, por eso, Franco usó un traje especial y entró a verla un momento.
—Franco ya sabes, no puedes estar mucho tiempo, por favor…
—De acuerdo Katrina, solo quiero tenerla cerca porque me voy a enloquecer. —Franco entró y eso lo mataba, aunque la veía por el cristal desde que estaba en coma verla de cerca así, entubada, conectada e inconsciente, lo estaba matando.
—Mi amor… Mi pequeño volcán debes ser fuerte, mi amor, necesito que salgas adelante por nuestro hijo. —El nudo en su garganta no lo dejaba hablar y mucho menos su mar de lágrimas.
—Bebé, te estoy esperando, debes ser fuerte, mi Diosa hermosa, te amo Sofía, por favor resiste. — Él seguía hablando y le tomaba la mano.
—Desde siempre has sido y serás mi amor, no te atrevas a dejarme bebé, te lo prohíbo.
—Sabes, no sé cómo todos soportaron lo de las chicas, yo no soy tan fuerte mi amor, no me vayas a dejar por favor, te voy a esperar mi niña. —Franco seguía llorando y sintiendo que el aire a él también le faltaba.
—Mi pequeño volcán, prometo complacerte en todos tus deseos, prometo consentirte, así no debes comer tanto dulce. —Suspira profundamente.
—Prometo no discutirte nada mi amor, también te voy a cocinar siempre como te gusta, por favor bebé vuelve conmigo.
—Tú y mi bebé son mi todo, no me dejes mi diosa — le besa la mano y le da un suave apretón a su colorada hermosa, pero Katrina viene a decirle que salga y se debe ir, pero se queda pegado al vidrio.
Franco, al igual que todos, está viviendo un infierno.
Al día catorce fue llevada a una habitación, ella fue despertando lentamente, la joven estaba un poco convaleciente aún y se sentía cansada, pero ella solo quería ver a su familia.
Sofía tiene un recuerdo de haber visto a Liam disparar y piensa que tal vez le dio a su amado prometido y esto la tenía nerviosa al igual que la situación de su bebé, pero cuando vio a un doctor este la sacó de duda solo quedaba saber de Franco.
Sofía estaba acostada en la habitación con oxígeno puesto, ella veía hacia el techo y tocaba su vientre agradeciéndole a Dios por salvar a su bebé y a ella.
La puerta se abrió y sus padres junto a Katrina entraron al verla.
—Mi niña, por fin estás bien mi amor. —Sofi lloraba a mares de la alegría y Sofía solo sonreía, debía estar calmada y no debía hacer esfuerzo.
—Mi bebé te amo tanto, creí que moriría sin ti —Rodrigo, su padre, esta vez habló.
—También…. Los amo. — trató de decir.
—Hermana, no hables sí, descansa y no te quites la mascarilla, por favor, te adora mi niñita. —Dijo Katrina, estuvieron un momento con ella y luego entró, Franco estaba espera en la puerta dándole tiempo a su familia para que la viera de primero.
—Bueno bebé, luego regresamos es que Franco está loco por verte. —Sofía respiró y sonrió, tenía preguntar por él, pero ahora sabía que estaba bien y lo iba a volver a ver, ella recuerda escuchar palabras hermosas de Franco, no está segura si lo solo, pero eso la hizo sentir más segura.
—Mi Diosa… —Dijo Franco al entrar. —No sabes cuánto te he extrañado mi amor, jamás vuelvas a hacer eso mi amor, lo entiendes. —Comenzó a llorar Franco.
—Mi… Mi amor… te… Te amo —Decía con cansancio en su voz.
—No hables bebé y no hagas eso, de nuevo necesitas tu mascarilla, luego podrás hablar tanto como quieras mi diosa hermosa.
—Pensé que te perdería… Sofía no debiste hacer eso, yo feliz recibo mil balas por ti, puedo tolerar ese dolor… —Dijo.
—Pero no podría vivir sin ti mi amor, no lo vuelvas a hacer mi pequeña, volcán. —Ellos hablaron un tiempo, o por lo menos ella asentía y él, hablaba, luego cada familiar restante entró a ver como estaba la pelirroja. Katy no entró para no alterarla, pero estuvo allí afuera, ya la estaban tolerando, un poco más, a pesar de todo eran familia y ellos respetaban eso.
El pequeño volcán de Franco estuvo una semana más en el hospital y luego fue llevada al departamento de ella y Franco.
El castaño de ojos azules no podía más de felicidad y tal como lo prometió se quedaba en casa para consentirla y cuidarla, los primeros días la pequeña hacía una pequeña dieta, pero después sus antojos vinieron renovados y el castaño cumplía al pie cada uno.
El resto de su familia venía a diario a visitarla, las risas y cuidados no faltaban.
Los padres y tíos de ellos le enseñaban a Franco como atender a un bebé para cuando este naciera.
Los ocurrentes hombres usaban un bebé de silicona muy parecido a un bebé real y con este enseñaban al castaño.
Cada hombre hablaba de sus anécdotas y Adrián le decía que si eta niña debía tener muchas tazas de té y un vestido para princesa, todos se reían, pero era cierto tanto Mateo como Adrián vivían manchados de maquillaje por sus nenas.
Katy esperó a que Sofi estuviese un poco mejor para poder ir a verla, le pidió perdón y le dijo que ella solo tenía una obsesión y en su cabeza nadie la quería por culpa de Sofi, pero que gracias a Dios y al apoyo de Max ha salido adelante y ya tiene las cosas claras.
Sofía la perdonó, pero le advirtió que no esperara que mantuviesen la misma relación de antes porque ella ya no confiaba en la castaña como antes, quizás el tiempo haría su trabajo de sanar y lograr que ella lo perdonara.
La familia cada vez estaba más unida y llegó el día en que Aisha dio a luz unos hermosos mellizos, Asia y Rogelio, los nuevos integrantes de la familia, y pronto llegaría otro más.
Sofía tenía casi cinco meses de embarazo y su barriga era enorme.