DE VUELTA AL DESEO

Hoy tengo cita con la ginecóloga para corroborar que todo esté bien con el bebé, llevaré a Grace conmigo, hoy le daremos la noticia, por insistencia hasta el cansancio de Liam lo he dejado que nos acompañe.

—Mamá yo me siento bien— dice—No me gustan los doctores— dice con dificultad la última palabra.

—Lo sé cariño, iremos por otra cosa, no te preocupes— le digo terminando de arreglar su cabello—Papá viene por nosotras e irá con nosotras— informo.

—Bueno— asiente.

Salimos del departamento, mi pequeña hija va con su rostro sin expresión alguna, a Liam tampoco le gustan los médicos, todo el tiempo piensa que le darán un mal diagnóstico, Grace es lo mismo.

—Mami, ¿la elita vendrá?— pregunta refiriéndose a mi madre.

—No mi amor, solo nosotros tres— respondo y asiente regresando la mirada al tráfico de Londres.

Liam va conduciendo, me resulta extraño que Philips no haya venido, él es de confianza, pero si él no ha querido sus razones tendrá, estoy más concentrada en la consulta y en la reacción de mi hija.

La vida no me ha dejado canalizar mejor ciertas cosas de mi vida, siento que tratar de sanar se vuelve todo un desafío y por precisamente hacer las cosas al revés es que suceden acontecimientos como este, sigue siendo una bendición, pero es abrumador todo ahora mismo.

Siempre hay una tras otra, recordar todos los malos momentos, desprecios, abandono y un sin fin de malo tratos de su parte me hace querer huir desesperadamente, porque aunque no quiera aceptarlo, eso marco un antes y después de mi vida y me sigue afectando, independientemente de mis deseos sexuales.

Salgo de mis pensamientos cuando Liam abre la puerta del auto para nosotras, sacudo un poco la cabeza para alejar todo y bajo. Llegó el momento de hacerlo una completa realidad.

La realidad de lo que nos sucede es lo que nos hace estar en la tierra, es lo que no deja que andemos flotando sin asumir las consecuencias de esa realidad, por muy dolorosa que sea siempre nos mantiene en esa firmeza.

—Buenos días, soy Grecia Burke, tengo cita con Naileth Williams— anuncio en recepción.

—Buenos días— saluda y me entrega un pase de entrada al igual que a mis dos acompañantes.

Hacemos todo el recorrido necesario para llegar al sexto piso donde están los consultorios de ginecología y se siente como si fuera la primera vez aquí, mi hija ve todo muy sorprendida, los pasillos acá son muy llamativos, incluso, el de pediatría.

—Mamá, ¿qué es eso?— pregunta señalando los cuadros que hay en la pared.

—Mi amor, eso es una breve explicación de como va creciendo un bebé en la panza de mamá— respondo.

—¿Yo estaba así?— pregunta curiosa.

—Si, tú creciste dentro de la panza de mamá y cuando tenías 9 meses llegaste a mis brazos— sonrío.

Se queda en silencio, porque escuchamos mi nombre y pasamos directamente al consultorio.

—Pero mira a la pequeña Grace— se acerca a ella la doctora, Naileth controlo mi primer embarazo y pensé en ella cuando supe que tenía otra vida dentro de mi.

—Nailet, te presento a Liam, el papá de Grace— los presento.

—Un placer— sonríe de lado, sabe un poco de la historia—No estés nervioso— le dice. Río por lo bajo y tomamos asiento frente a ella—Pasemos primero a hacerte una ecografía, por lo que me comentaste por teléfono.

—Si, es lo mejor— asiento.

Pasamos al pequeño cubículo dónde tiene todos sus instrumentos para realizar ecografías y demás. Hacemos el típico procedimiento de subir mi blusa y ella coloca el gel frío, olvide lo frío que puede llegar a serlo, coloca el aparato en encima de este y comenzamos a mirar la pantalla, me extraña el silencio de Liam, si él pregunta todo, me rio un poco, pero hago silencio cuando veo el pequeño bultico, es un hecho, más embarazada que nadie.

—Grace, eso que ves acá— le señala la pantalla.

—Es tu hermano o hermana cariño— le digo— Mami tiene un bebé en la panza— beso su manita.

—¿Crecerá como yo?— pregunta y asiento, ver esos ojitos tan brillantes, está asimilando la noticia y es normal para ella que aún sigue muy pequeña.

—Tenemos latidos—anuncia la doctora.

—Quiero escuchar— por primera vez escuchamos la voz de Liam.

Mi hija me acuesta a mi lado y mi abraza al escuchar los latidos de mi nuevo bebé—Mami, quiero conocerlo— susurra en mi oído.

—Faltan algunos meses— le digo bajito.

—¿Puede usar mi habitación? Quiero que esté conmigo— dice de manera posesiva y rio.

—Ya veremos— beso su frente en la medida que puedo.

—Perfecto Grecia, vamos a recetarte vitaminas— indica y me regala una toalla de papel para poder limpiar mi barriga.

~

Salimos y Grace va emocionada y Liam sigue en silencio, estoy empezando a creer que ya se arrepintió.

—¿Qué te pasa?— le pregunto sin aguantar más.

—Nada— niega sin mirarme.

—Solo dilo Liam— digo cansada de su silencio.

—Ya tendremos oportunidad de hablar Grecia— dije de forma ruda y pongo los ojos en blanco.

Está indiferente y no pienso estar detrás de él, si no quiere hablar es su problema y si se quiere ir, que se vaya, saque a una hija adelante, puedo sacar a dos, no necesito su puta ayuda. La primera vez me alejé yo, está vez si se va él por su cuenta es casi lo mismo.

A mí me mente vienen las palabras de Jules, no quiero que esto se convierta en una guerra, en una discusión, tanto por Grace como por mi, ahorita mismo no estoy para vivir así y no por el embarazo, si no, porque mi estabilidad emocional no está tan fuerte para eso.