Introducción En un mundo donde todo está cambiando, debemos enfrentar nuestras virtudes y debilidades, pero sin olvidar el amor. Esta es la historia de Valeria, una abogada dedicada a ayudar a otras mujeres. Después de su trágico rompimiento, se dedicó enteramente a su profesión. Sin esperarlo, conoció de nuevo el amor, ese amor sincero en el que te da estabilidad. Claro no todo lo que brilla es oro, ya que este caballero viene con una sorpresa que le cambiará por completo la vida. El caballero que conquista a Valeria, es un hombre mayor, viudo, que al vivir en constante conflicto con sus hijos, lo hace huir lejos de todo para buscar la tranquilidad que le han arrebatado, la traición viene de quien menos lo esperas. Pero el destino le tenía preparado una recompensa por todo el dolor que había experimentado. Al mismo tiempo disfrutaría de nuevo del amor y la pasión.
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Veneno
Capitulo 24
Federico estaba revisando algunos pendientes en su habitación antes de ir a dormir. Valeria quería aprovechar para pedir de su ayuda para conseguir los documentos que le habían solicitado en la agencia de coches.
—Cariño, necesito tener carnet y unos documentos, con mi nueva residencia.—dijo Valeria
—¿Para qué amor?.—preguntó Federico
—Por si necesito hacer un trámite.—respondió Valeria
—¿Necesitas hacer alguno?.—preguntó insistentemente Federico
—No te voy a mentir, quiero comenzar una vez más, mi lucha social. Quiero validar mis documentos para poder ejercer.—respondió Valeria
—Pensé que sería bueno que trabajaras conmigo en la empresa, así podrás distraerte. Bueno si tú aceptas, si no por mí no hay problema.—le explicaba Federico
—Te agradezco pero no lo creo prudente, además lo mío es ser abogada, por favor. ¿Puedes ayudarme?.—preguntó Valeria
—Yo quiero lo mejor para ti mi vida, claro que puedo ayudarte, pero me gustaría que también compartiéramos tiempo juntos en la empresa.—insistía Federico
—No me especializo en derecho corporativo, además no quiero que sea un motivo para que tus hijos me ataquen. Siempre he sido independiente en esa cuestión, es lo que más me apasiona defender a los que no pueden.—le daba sus razones Valeria
—Esta bien, le pediré a Rosaura que te apoye con todo lo que necesites, pero piénsalo, además yo puedo darte todo lo que quieras. Deja que me haga cargo de mi esposa.—le decía Federico, Valeria se sentó en sus piernas para besarlo.
Federico siempre ha sido el protector de su familia, en cambio su esposa era independiente y fuerte. Eso seguía siendo algo nuevo para él, al día siguiente él salió temprano a la oficina.
—Buenos días señor, ¿le sirvo el desayuno?.—preguntó Delia
—Buen día Delia, no gracias, ya me voy a la oficina allá desayunaré algo. Por favor dile a Salvador que a donde vaya mi esposa me tenga al tanto.—respondió Federico
—Como usted ordene señor.—respondió Delia
Más tarde Valeria bajó de su habitación, pensaba que su esposo estaba esperándola en el comedor.
—Buenos días.—saludó Valeria, estaba Ingrid, Damián y Marbella en el comedor.
—Buenos días.—respondieron Ingrid y Damián
—Ese es mi lugar.—dijo Valeria a Marbella
—Este lugar es el de la señora de esta casa, no de una arribista.—respondió Marbella
—Es mejor que midas tus palabras.—dijo Valeria
—A si, dime ¿cuánto mide la palabra trepadora?.—preguntó Marbella a manera de insulto
—Mejor guarda silencio.—respondió Valeria
—No, no me voy a callar hasta que cruces esa puerta y regreses al prostíbulo de donde te saco mi padre.—dijo Marbella, no se pudo contener y Valeria la abofeteó
—Basta que sucede con ustedes.—dijo Damián
—Sucede que esta es una ordinaria.—respondió Marbella
—Es para que aprendas a respetarme, les guste o no soy la señora de esta casa y la esposa de tu padre, no su amante.—dijo Valeria y se retiró del comedor
—Estúpida.—expresó Marbella
—¿Qué pasa contigo?.—preguntó Ingrid
—Que no viste que ella me pego.—respondió Marbella
—Pero tú la provocaste, todo estás acciones lastiman a papá.—decía Ingrid
—Tranquilas no vayan a pelear, como siempre, no debes seguir actuando así, usa tu inteligencia Marbella.—dijo Damián
Valeria estaba llorando de coraje, Clara se acercó a ella.
—Señora tenga paciencia.—le decía Clara
—Ella saca lo peor de mí, pero no voy a permitir que me humille a cada paso que da.—decía Valeria mientras secaba sus lágrimas, en eso llegó Ingrid para abrazarla
—Estoy bien pequeña, es hora de ir al instituto, te acompaño.—dijo Valeria
—No has desayunado.—dijo Ingrid
—No importa, te dejaré en el instituto e iré a visitar a tu padre a su oficina.—respondió Valeria
—Bien vamos, sabes que yo te quiero mucho.—expresó Ingrid
—Yo más, no te preocupes tanto. Los adultos nos comportamos de manera extraña.—respondió Valeria, subieron a la camioneta y se dirigieron al instituto.
Mas tarde Federico acababa de terminar una videollamada, cuando Rosaura anunció una visita.
—Señor Faberman, la señora Adela lo busca.—anunció Rosaura
—No, no puedo atenderla. Pide a seguridad que la saquen, tiene prohibido el acceso al corporativo.—respondió Federico
—Como usted ordene señor.—respondió Rosaura
A la fuerza entró a la oficina
—Oiga no puede entrar!.—decía Rosaura mientras corría detrás de ella
—No me voy a ir hasta que no hable con el.—dijo Adela
—Como te atreves a entrar sin ser invitada.—expresó Federico molesto
—Señor se metió a la fuerza.—se disculpaba Rosaura
—Llama a seguridad, esta señora ya se va.—dio la orden Federico, de inmediato Rosaura salió para llamar a los muchachos
—No puedes tratarme de esa manera, no has dejado que te de una explicación de lo que ocurrió.—decía Adela
—Eso pasó hace tiempo, ya no tiene caso. Nada va a mejorar la imagen que tengo de ti, además no quiero saber nada.—dijo Federico
—Jamás me habías tratado de esa manera, tú no eres así. No sabes lo arrepentida que estoy de haberte lastimado.—decía Adela
En ese momento la recepcionista acompañaba a Valeria hasta la oficina de Federico. Rosaura se quedó helada, también seguridad estaba por llegar.
—Señora Faberman bienvenida.—saludó Rosaura
—Buen día Rosaura ¿Cómo estás?, ¿Puedo ver a mi esposo?.—preguntó Valeria
—Estoy bien señora, espero que usted también. Ya la anunció.—respondió Rosaura.—Señor Faberman su esposa está aquí.—dijo Rosaura
Adela sintió mucho coraje cuando la anunciaron.
—Ella puede pasar sin mi autorización.—respondió Federico, Valeria entró, detrás de ella los de seguridad
—¿Quién es ella?.—preguntó Valeria, llamó su atención por lo provocativa que se veía.
—La señora se va, encárguense.—dio la orden Federico
—No voy a descansar hasta que tú y yo hablemos.—le advirtió Adela, los de seguridad le indicaban la salida, antes de salir observó a Valeria de pies a cabeza.
—¿Quién es ella?.—preguntó Valeria nuevamente
—Es alguien sin importancia.—respondió Federico
—Tan sin importancia que pides a seguridad que la saque. No es lógico.—dijo Valeria, al decirle eso, sabía Federico que tenía que decir la verdad
—Cariño, ella es la mujer con la que estuve saliendo y que sostuvo una relación con mi hijo al mismo tiempo.—dijo Federico
—¿y qué es lo que quería?.—preguntó Valeria
—Hablar, disculparse, antes de que entraras me estaba explicando la situación supuestamente real de lo que sucedió, pero yo solo estaba esperando que llegara seguridad.—respondió Federico
—No entiendo qué hacía aquí y que tú la hayas recibido, me tengo que ir.—dijo Valeria
—No, no espera. Se metió a la fuerza, pero ya prohibí que le dieran acceso. Ella no me interesa, hace mucho que la superé.—dijo Federico mientras se acercaba para abrazarla
—Si eso fuera cierto no te esforzarías tanto en convencerme de la verdad, estás sintiendo culpa. Recuerda que soy abogada. Te veo en la casa.—respondió Valeria
—No, no te vayas vida mía.—suplicaba Federico
—Por favor, te veo en la casa necesito digerir que mi esposo, recibe a su ex en su oficina cuando él es un hombre ocupado.—respondió Valeria, salió furiosa estaba celosa.
Al salir de la empresa y caminar hasta la camioneta se topó una vez más con Adela, ella la estaba esperando
—Así que tú eres la mujer que logró enredar a mi Federico.—expresó Adela
—Yo no acostumbro a enredar a nadie, si me disculpas no tengo tiempo para ti.—respondió Valeria
—¿Sabías que él se iba a casar conmigo?.—preguntó Adela, eso volvía aún peor la situación.
—No, no tenía idea. Pero gracias a ti ahora lo sé.—respondió Valeria y siguió caminando hacia la camioneta
—Eres joven y hermosa, pero te falta experiencia como a mí. No dudo que cuando está contigo piensa en mí, lamento decirte que eres el premio de consolación o plato de segunda mesa en la vida de un hombre tan importante como Federico, lo que hace la desilusión, que el se conformará contigo.—decía Adela con sus palabras llenas de veneno
—Tu ni ese lugar tienes, quisieras ser su plato de segunda mesa, evalúa en qué nivel estás, todo lo que haya vivido contigo fue su pasado. Si algún día mi esposo decidiera tener una amante, estoy segura que tú no serías esa opción. Ten bonito día.—sonrió Valeria y subió a la camioneta
Adela no podía creer que no le afectará nada de lo que le dijo, qué clase de mujer era. Al parecer todos la subestimaban, tenía carácter. Pero aún así no se rendiría para recuperar a Federico.
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