Leonardo , Ethan Morgan el peor villado y más temido de la historia.
El se obsesiono con la protagonista trato de ganar su amor pero ella siempre lo rechazaba entonce secuestro y abusó de ella la torturo de muchas forma por que ella no lo amaba así que cuando rescantaron a la protagonista el fue sentenciado a guillotina ademas de ser torturado de una horrible manera fue sentenciado publicamente a morir .
Aquí dentro yo he renacido en el cuerpo del villano .
¿ Como lograre evitar mi muerte ? Tendre que hacer muchos arreglos a este retrasado mundo y desde luego aprender todo para ser un buen duque cambiare mi final .
NovelToon tiene autorización de Evely Morgan para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
8.. La ira del duque
He escuchado rumores del duque Jareth Evron, que está planeando rescatar a mi madre de las garras del duque Morgan... Supongo que se acerca la despedida. Ja, quién diría que podría dolerme tanto. Al principio, no pensaba mucho en ella, pero ahora que he pasado tiempo a su lado, empiezo a apreciarla, y el simple hecho de imaginar que se irá me duele más de lo que quisiera admitir.
Sabía que esto pasaría. Después de todo, el villano nunca está destinado a ser feliz. No puede tener una infancia cálida, no puede anhelar el amor de sus padres... Porque, en esencia, no lo merece. Aun así, fui iluso al pensar que, en esta vida, podría cambiar algo. Pensé que, al renacer, tendría una oportunidad de ser amado, de ser visto, pero ahora entiendo que mi destino no cambiará con simples deseos. Es mejor que me concentre en evitar el trágico final que me espera y en comprender estos "rumores" antes de que sea demasiado tarde.
Al día siguiente, el caos se apoderó del ducado. Lucio Morgan, mi "padre", se enteró del rumor sobre la supuesta alianza entre la familia imperial Mayer y el duque Evron para rescatar a Leonor Veroti. La mansión era un torbellino de murmullos y tensiones, pero lo peor no fue el bullicio… sino que, por primera vez desde que nací, él se dignó a visitarme.
Lo observé desde mi cuna. El parecido físico entre nosotros era innegable, aunque sus ojos estaban vacíos de cualquier sentimiento. Yo no era más que un objeto insignificante a sus ojos, ni siquiera un hijo. Él no miraba hacia mí, su atención estaba fija en mi madre, como si mi existencia careciera de importancia.
—¡¿Qué diablos significa esto, Leonor?! —rugió, arrojando un diario frente a ella. El encabezado hablaba de la posible alianza entre la familia imperial y el ducado Evron.
Mamá temblaba. No un simple temblor de nerviosismo… era miedo puro. Ese tipo de miedo que yo mismo había visto en las miradas de quienes suplicaban por su vida en mi pasado. Sus ojos brillaban con una mezcla de terror y desesperación. Era una presa atrapada frente a un depredador.
—Yo… yo no tengo idea de esto, Lucio. Por favor, no te enfades —susurró ella, con la voz rota y temblorosa.
—¡No me importa! Pero si esto resulta ser cierto, ¡te las verás conmigo! —su voz resonó con furia por toda la habitación, haciendo que el aire se sintiera más pesado.
Sin poder contenerme, lloré. Era lo único que podía hacer para llamar su atención, para protegerla, aunque mis débiles puños cerrados no pudieran hacerle daño a nadie. Era frustrante estar atrapado en este frágil cuerpo infantil cuando mi mente anhelaba defenderla.
—¡¿Qué demonios…?! Así que esta cosa es nuestro hijo… Es más inútil de lo que imaginaba —escupió las palabras con un desprecio hiriente, como si no valiera la pena ni mirarme.
Mi madre intentó apartar la mirada, pero él sujetó su mentón con brutalidad, forzándola a verlo de cerca.
—Vamos, lo siento, amor… Sabes que te amo, ¿verdad? —Su tono cambió a uno suave, pero era una dulzura tóxica, peligrosa. —No quiero que te alejen de mí, así que no peleemos…
Incluso con mi mente adulta, no pude evitar estremecerme. Este hombre… No era simplemente cruel. Era un monstruo disfrazado de noble. Y en este momento, entendí por qué el villano en esta historia terminó como lo hizo. Si este era el hombre que debía llamarse "padre", entonces no era sorprendente que Ethan se convirtiera en un ser despiadado.
Mi cuerpecito se tensó al girar y ver los ojos húmedos de mamá. Verla llorar era como una punzada en el pecho. Por un instante, odié con cada fibra de mi ser parecerme a este hombre.
—No sé de qué hablas, Lucio… Te lo prometo…
—¡Cállate! ¡Eres una zorra! —rugió. —Me perteneces, ¡¿no entiendes eso?!
Ella no respondió. Solo se quedó allí, paralizada por el miedo, con las lágrimas deslizándose por sus mejillas pálidas. Finalmente, él suspiró con cansancio, como si estuviera harto de todo, y se alejó, no sin antes advertirle en voz baja que la visitaría esa noche.
Cuando la puerta se cerró tras él, la habitación quedó en silencio… excepto por el suave y perturbador sonido del llanto de mi madre. Yo solo pude quedarme allí, impotente, mientras el odio hacia mi padre crecía en mi interior.
Esa misma noche, mamá se despidió de mí con un beso. Fue la primera vez que lo hizo. Me susurró que la perdonara… ¿Sabía que pronto se iría? No podía evitar sentirme feliz por ella. Por primera vez desde que la conocía, vi una chispa de esperanza en sus ojos.
Los días siguientes fueron más tranquilos. Sin embargo, mamá ya no sonreía ni me hablaba como antes. Era como si todo el cariño que había empezado a mostrarme se hubiera desvanecido de golpe. Bastian seguía visitándome, contándome sus historias, y Sara se encargaba de cuidarme la mayor parte del tiempo. Por suerte, después de que Bastian descubriera el maltrato de las sirvientas, ellas dejaron de hacerme daño directamente… aunque no por eso dejaron de menospreciarme.
Hoy, lamentablemente, no fue Sara quien me cuidó. Fueron aquellas tres sirvientas irresponsables, y, como de costumbre, comenzaron a murmurar entre ellas con evidente fastidio.
—¿Qué es esto? El mocoso no está durmiendo…
—¿Realmente tenemos que cuidar a este monstruo?
—Ya conoces a Sara. Es una molestia —se quejaron, sin molestarse en bajar la voz.
Sus palabras deberían haberme resbalado, pero, a pesar de haber vivido una vida anterior, seguía siendo un niño ahora… Y, por más que intentara ignorarlo, dolía escuchar ese desprecio constante.
—¿Qué están haciendo? —La voz de Sara interrumpió sus murmullos con firmeza.
Las tres se tensaron de inmediato. Aunque Sara tenía solo diecisiete años, era más responsable que todas ellas juntas, y lo sabían bien.
—¿Por qué no están atendiendo al joven maestro? ¿Quieren que le informe al mayordomo Bastian? —continuó, su tono más amenazante.
La más joven del grupo, que tenía dieciocho años, fue la única que se atrevió a hablar, aunque su voz temblaba de miedo.
—Yo… Bueno, nosotras estábamos por atenderlo…
Me aferré a la manta con mis manitas, observando a Sara con una mezcla de gratitud y alivio. No tenía mucho poder ahora, pero algún día… Algún día haría pagar a todos los que me despreciaron. Lo prometo.
No se supone que sigue siendo un mocosillo de 4-5 años??? KDJAKDJAJDHAKDH