Las rosas tienen fuertes y bellas espinas que te pueden lastimar a pesar de su apariencia tan inofensiva. Pero hay maneras tan fáciles de quitar esas espinas, solo necesitas encontrar el punto perfecto y exacto para tomar una parte de la rosa, y es justo ahí cuando aprovechas para deshacerte de su única arma; dejándola tan indefensa como para darte el gusto de quitar pétalo por pétalo.
No podemos negar que cuando algo nos lastima, lo odiamos. Luego de repetir el mismo error varias veces, terminamos cayendo en sus encantos.
Terminamos enamorados.
Él de sangre pura, jamás se atrevería a ensuciar su mirada al observar tan rebelde rosa.
Ella de corazón puro, jamás se atrevería a que la vuelvan a menospreciar, menos el mismo diablo vestido de traje.
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Capítulo 23
Caminamos un estrecho más, cruzando el gran salón y luego subiendo unas escaleras. Otro pequeño lugar de descanso y unas puertas doradas hacían contraste contra todo lo negro y blanco del lugar, justo al final de la gran habitación. Cuando nos detuvimos frente a esta puerta de doble hoja, que parecían ser más grandes y altas que las demás, presentí que estabas en el espacio más privado de La Torre.
Simon miro dubitativo hacia la puerta y luego de reojo hacia mí.
Levantó la mano y con los nudillos, golpeo sumamente la madera dorada.
—Señor. —su voz fue calmada y serena.
Desde el otro lado, hubo silencio.
—¿Señor? —pregunta Simon. Traga saliva y luego me mira. Suelta un suspiro.
Silencio.
El hombre a mi lado, de ojos marrones y con un traje desaliñado, parecía dudoso de intentar golpear de nuevo. Veo su pecho hincharse con la respiración, no traía corbata y tenía desabotonado los tres primeros botones de la camisa blanca y el chaleco también, totalmente abierto. ¿Tan tarde era? Simon parecía estar descansando cuando mis golpes en la pared lo habían alertado. O mejor, dicho, mis golpes habían alertado a los guardias que lo había ido a buscar. Dudaba que él estuviera en el mismo pasillo que yo.
El ojimoreno volvió a levantar la mano y enroscó levente los dedos, sus nudillos listos de nuevo para golpear la puerta. Pero esta se abrió sin previo aviso, dejando su mano en el aire a medio camino. Cuando un hombre con el cabello hacia abajo, despeinado por sus propias manos, sostenía la puerta. Simon dio un paso rápido hacia atrás y agachó la cabeza.
—La Sita. Laurens solicito una urgente reunión con usted. —dice el hombre de los anteojos, bueno, a quien le faltaban sus anteojos. Aun con la cabeza agachada, algunos mechones se escaparon de su peinado y cayeron hacia adelante también. —Lamento molestarlo.
Demitri levanta la mirada de Simon y luego dejar caer sus ojos sobre mí. Cansados. Fue lo primero que vi, sentí un calor quemar en lo más bajo de mí. Era lo primero y la primera vez tal vez que su mirada me decía algo. Sus ojos parecieron temblor, pero borró rastro de aquello en el segundo que pestañeo. Algo en mí lo había hecho dar un pequeño respingón, pero disimuló muy bien al hacerlo desaparecer. Su mirada duró, lo que parecía una eternidad sobre mí.
Trague saliva en seco.
Dios, no tenía tiempo para esto.
—Lo hablaremos mañana. —murmura, el ronroneo de su voz ronca y rasposa hace que los vellos de mi nuca se ericen.
Comienza a girarse a la vez que cierra la puerta, pero antes de que pueda pensar con más claridad. Doy los pocos pasos que nos separan, superando a Simon quien levanta la cabeza de golpe y ve como la palma de mi mano se estampó contra la puerta y no permite que se cierre.
—Sita. Evangeline…
Simon intenta advertirme, pero es tarde.
—Necesito decirte algo. —me abro paso y me escabullo en el interior de la habitación. Tomándolo desprevenido, abre la boca para decir algo, pero continúo hablando; —Es sobre Nathan y Elizabeth.
Demitri aprieta la mandíbula, con tanta fuera que presentí que si lo hacía un poco más fuerte, quebraría sus dientes. Le sostengo la mirada pesada, sus ojos volvieron a ser inexpresivos, el sentimiento de antes parecía haberlo capturado cuando lo tomé desprevenido. La tensión comenzaba a ponerme el cuerpo rígido de nuevo. Trago saliva, lo cual hace que mi garganta duela.
—Déjala. —pronuncia Demitri con voz seca. Sigue sin apartar la mirada de mí. Pero sabía que aquellas palabras eran para Simon.
El hombre de cabello chocolate parece dudar un segundo, pero luego asiente y se aleja. Demitri me mira un segundo más y luego le da un empujón a la puerta y esta se cierra. Cuando presto un poco más atención en él, veo que la camisa que llevaba puesta hoy se encontraba desabotonada, no como Simon, sino que llevaba desabotonada todos los botones. La corbata se encontraba colgando por su cuello, también suelta. Cuando lo vi hoy en el almuerzo, él no llevaba una, pero parecía que durante el resto del día se había puesto una.
Un destello brilló frente a mí cuando vi lo que parecían ser sus manos desnudas. Desprotegidas de aquellos guantes de cuero oscuro.
No tengo palabras para describir el capítulo. /Angry//Drool/
Pero he de decir que siempre supe que mi linda Eve era parte de la familia más poderosa, tu y yo estamos conectadas /Joyful/
Ahora que estoy en vacaciones de la U podré leerte.
I love You /Heart//Kiss/
Pero te mereces mil besos por subir un cap hoy
Agradecida con la autora, porque este capítulo medió fuerzas, autora mil gracias
pero me encantó el capítulo sólo x eso te perdono /Grin/