Catalina

— Gracias por permitirme compartir con ustedes esta noche. — agradeció Enzo mientras Catalina lo acompañaba hasta su auto.

— Fue un gusto que nos acompañaras. — respondió Catalina con una sonrisa.

— Nos vemos mañana. — dijo Enzo dándole un beso en la mejilla a Catalina.

Catalina no rechazo este acercamiento sino que más bien le agradó, aunque ella no quería bajar la guardia, pero quería vivir eso que estaba sintiendo, Catalina se encontraba tan confundida que no sabía qué hacer.

— Hasta mañana. — dijo Enzo.

— Hasta mañana. — respondió Catalina.

Enzo subió a su auto alejándose de la Catalina, fue un gran esfuerzo dejarla, pero no quería asustarla, Catalina entro a la casa y llevo a Isabel a dormir, una vez la niña se durmió Catalina salió a hablar con Alicia, ella solo contaba con su amiga para poder hablar de lo que estaba sintiendo.

— Estoy muy confundida. — confesó Catalina a Alicia.

— Qué sientes cuando estás cerca de Enzo?. — pregunto Alicia sabiendo la respuesta.

— Cuando estoy cerca de él olvidó todo lo que me pasó, siento paz y tranquilidad, solo me gustaría que él me abrazara, pero al mismo tiempo siento miedo, Enzo es un mujeriego y si solo me busca para jugar conmigo. — expreso, Catalina sus miedos.

— Se a lo que te refieres, pero aún hasta al mujeriego más grande siempre le llega la mujer que lo domina, pienso que deberías darte una oportunidad con él, al menos conocerlo mejor. — Alicia dio su punto de vista.

— Lo pensaré, ahora vayamos a descansar que mañana hay que trabajar. —

Catalina se fue a su habitación y después de asearse miro su teléfono, en este había un mensaje de Enzo.

— Ansió que llegue el día de mañana, ya quiero volver a verte. — las palabras de Enzo eran tan lindas.

— Está tratando de seducirme señor?. — pregunto Catalina.

Enzo estaba esperando la respuesta de Catalina así que contesto inmediatamente.

— Está vez si lo estoy intentando y aunque sé que nunca me harías caso al menos quiero hacer mi lucha.

— Suerte con eso. — respondió Catalina dejando en suspenso a Enzo quien no le siguió escribiendo, esa noche los dos durmieron tranquilamente.

La mañana siguiente llegó y con ella el ajetreo del día.

Lo único diferente era que Isabel se quedaría en casa hasta que su brazo sanará, ya lista para salir Catalina recibió un mensaje de Isadora quien necesitaba información sobre el avance del trabajo.

— Tiempo sin saber de ti, cómo van las cosas?. — fueron las palabras de Isadora.

— La misión ha sido abortada, no cuenten conmigo para eso. — respondió Catalina decidida a no seguir colaborando con Isadora.

— De qué hablas, debes ayudarnos es tu deber, al aceptar el trabajo sabes que no hay vuelta atrás. — continuo, Isadora enviándole a Catalina.

— Lo siento madre, pero no continuaré, pagaré por mi error, solo dime cuánto es?. — pregunto Catalina esperando una cifra.

— Papá se pondrá en contacto contigo.

Fueron las últimas palabras que Isadora le envío a Catalina dejándola preocupada, Enzo tendría la madurez suficiente para aceptar quien era realmente ella o al contrario la haría pagar por sus delitos, la vida no era justa, por qué tenía que conocer a Enzo en estas circunstancias.

Perdida en sus pensamientos salió de la casa, necesitaba despejar su mente, subió al auto y condujo a la empresa ahora más que nunca necesitaba ahogarse entre papeles.

— Buenos días, Margarita. — saludo Catalina a su compañera de trabajo.

— Buenos días, Catalina, el jefe te espera anda de buen humor hoy. — respondió Margarita con una sonrisa.

Catalina entró a la oficina de Enzo, estaba nerviosa por su conversación de la noche anterior, solo esperaba que las cosas se dieran para bien.

— Buenos días, señor. — saludo Catalina sonriendo.

— Buenos días, hermosa, hoy estás especialmente radiante. — contesto Enzo devolviéndole la sonrisa.

— En la agenda del día tiene varios asuntos pendientes. — contesto Catalina desviando la conversación.

— Veo que no quieres hablar de lo de anoche, pero déjame decirte que cada palabra que envíe es cierta. — aclaro Enzo.

— Dejemos esa conversación para cuando salgamos del trabajo, recuerda que el desfile está cerca y debemos enfocarnos en eso. — Catalina quería pensar solo en el trabajo, ella no se sentía cómoda engañando nuevamente a Enzo.

— Está bien, hablemos después del trabajo, pero me tienes que aceptar una invitación a cenar. — dijo Enzo no permitiendo un no por respuesta a Catalina.

— Está bien, solo déjame avisar en casa. —

El día transcurrió entre trabajo y demás, ese día estaban preparando los contratos de exclusividad para sus clientes más importantes, además de pasar por el taller a ver cómo iban las cosas por ahí, faltaban picos días y todo tenía que quedar perfecto, al salir de la oficina Enzo llevo a Catalina a un restaurante cinco estrellas, este no era nada económico y eso, incómodo un poco a Catalina.

— Debimos ir a un restaurante menos elegante, no crees?. — dijo Catalina mientras se sentaba.

— A mí me gusta este lugar, pero para la próxima tú escoges, te parece?. — respondió Enzo sonriendo.

— Si, por favor. — contesto Catalina.

Ellos empezaron a hablar de cualquier cosa, Catalina estaba algo nerviosa, ella no sabía cómo reaccionaria si Enzo le pidiera algo más que una simple amistad.

— No sé cómo empezar esta conversación, me gustaría ser tan directo como lo eres tú. — comento Enzo.

— Dime lo que me vas a decir y ya, no es necesario pensar tanto, en la vida tienes solo dos respuestas, bien sea afirmativa o negativa y punto. — respondió Catalina casualmente.

— Eso es lo que me gusta de ti, no andas con rodeos. — elogió Enzo a Catalina.

— Ok, aquí voy, sabes que me gustas desde que te conocí, siempre me has parecido una mujer muy hermosa. — Enzo hizo una pausa.

— Pero con carácter muy difícil, por eso me gustaría que me dieras la oportunidad de conocernos mejor y bueno si surge algo entre nosotros me harías muy feliz. — Continuo Enzo.

— También he pensado en eso, y sabes también que me gustaría conocerte más, solo te digo que si juegas conmigo te vas a arrepentir toda tu vida. — acotó Catalina segura de sus palabras.

Enzo sonrió ante esta oportunidad, él no pensaba desaprovechar este voto de confianza que estaba dándome Catalina.