¿Una extraña sensación de Déjà vu? ¿Un sentimiento de haber vivido todo eso por segunda vez?
Aquellas eran las constantes de la vida de Claire; sin embargo, debido a su salud un poco débil y el cansancio por su trabajo como policía, decidió ignorarlas.
No obstante, tras su divorcio y motivada por la difícil situación de su hijo recién nacido, quien necesita una donación de sangre para sobrevivir, la ahora detective privada se ve obligada a buscar al padre del niño, su exesposo. A pesar del dolor causado por sus múltiples infidelidades, ella deberá revelarle que tiene un hijo al que ni siquiera conoce.
Sin embargo, para llegar hasta él, deberá enfrentarse al infierno en el que se ha convertido la ciudad donde él vive, evitando ser víctima de las monstruosas criaturas que la habitan.
¿Podrá dejar de lado su resentimiento y ser lo suficientemente fuerte para salvar a su exesposo?
¿Por qué la extraña sensación de déjà vu no se va de su corazón?
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CAPÍTULO 16
Sara, quien estaba cayendo poco a poco en la locura, sacó sangre de las palmas de sus manos haciendo uso de sus uñas. A medida que iba observando como Leon no solo le daba la espalda, sino que se alejaba, dejándola sola, la ira seguía aumentando dentro de ella.
No podía entender como un hombre como Leon, rico, hermoso, habilidoso e inteligente, iba tras una mujer tan débil y posiblemente muerta. Claire no era como ella, su belleza sensual y gracia en la cama en definitiva era mejor. Por consiguiente, no podía entender el cómo, la exesposa de su antiguo amante, era mejor que ella.
—No lo entiendo—susurró mientras iba a los explosivos—¿Qué tiene ella que yo no tenga? ¡Yo soy mejor que Claire!
Una vez llegó al área donde Leon había colocado los explosivos, en vez de activar el detonador para explotar dicha zona, tomó con delicadeza los C4 y los volvió a guardar en el bolso. Si bien estaba dándole la espalda a quizá su única forma de sobrevivir, ya nada le importaba.
—Si Leon no es mío—dijo mientras iba rumbo al parking subterráneo—no será de nadie...
Cada paso que la oficial de policía daba, extrañamente, provocaba que los gruñidos de los poseídos en otras partes de la comisaria comenzaran a debilitarse, como si sintieran miedo ante la negatividad que poco a poco comenzaba a emanar Sara.
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El sistema de vigilancia del parking subterráneo de la comisaría de policía, extrañamente seguía funcionando, pese a que el suministro eléctrico tanto del lugar como de toda la ciudad apenas funcionaba en un 30%.
Una de las cámaras, cerca del lugar donde varios escombros cayeron en el primer nivel, tras la explosión, enfocó como un par de tablas y rocas de concretos se movían. Luego de varios minutos, notó como una mano sobresalía del fondo.
Claire, quien había despertado de aquella extraña pesadilla, había intentado por mucho tiempo subir hasta la superficie de los escombros, hasta que finalmente pudo hacerlo.
—¡Leon!—gritó—¡Leon!
Su cabeza sangraba, lo que aumentaba su dolor de cabeza; sin embargo, no solo no podía dejar atrás su extraña sensación de déjà vu, sino que también tenía pequeños flashes de la primera vez que tuvo un aborto espontáneo.
Dándose un pellizco para enfocarse en su misión de llevar a su exesposo al lado de su hijo enfermo, pudo finalmente liberarse de los escombros. Y aunque le costó un poco, pudo ponerse de pie para alejarse un poco de ellos.
Un hombre con cabellera plateada y una barba de casi un mes, observaba desde su ordenador el sistema de seguridad de la comisaría. Al ampliar la imagen donde se mostraba Claire, se sorprendió de la fuerza que tenía la mujer para sobrevivir a una caída e impacto que claramente debía de haberla dejado muerta.
—¿Es mamá?—preguntó una niña a su lado.
Si bien la pequeña tenía el mismo color de su cabello, tenía una similitud en su rostro y color de ojos con Claire, que era extraña. El hombre, quien tenía un gafete colgando de su bata blanca, tenía por nombre Henry Reiner.
—Pequeña Clara—dijo acariciando su cabello—¿Serás buena niña y me esperarás en mi oficina?
—¿Vas a ir por mamá?—cuestionó emocionada—¡¿Por fin conoceré a mami?!
La niña, quien tenía por lo menos unos cinco años, sonrió mostrando sus dientes de leche. Estaba feliz, desde que tenía uso de razón, solo recordaba haber crecido en el laboratorio y como su papá, un científico, la cuidaba mucho pese a los experimentos que allí hacía.
No obstante, de vez en cuando, su padre le mostraba por medio de su computador imágenes de su madre, incluyendo de los momentos en que ella entrenaba. Su mayor deseo era ese, el poder estar a su lado y que los tres fueran una familia.
—Sí, cariño—respondió—pero mientras voy por ella, debes ser buena chica y quedarte en cama.
El científico, una vez la dejó en la cama, procedió a suministrarle una pequeña dosis para relajarla y hacerla dormir una hora. Así, activando el sistema de seguridad de su oficina, se fue no sin antes tomar su arma, municiones, una tablet conectada a un micrófono en su odio.
Una vez salió al pasillo, la puerta fue de inmediato sellada por dos barrotes de seguridad, que impediría que alguna criatura allí ingresara. Así mismo, revisó el estado del vestíbulo en donde estaban y vio que los poseídos que había en los niveles más bajos del laboratorio aún no llegaban a su posición.
Tomando su tarjeta de acceso, la pasó por el lector de tarjetas y logró que la compuerta se abriera para poder salir del acceso. Así, mientras su bata ondulaba a medida que caminaba, logró sintonizar la señal del laboratorio en el celular de Claire.
Henry siguió caminando hasta subir unas escaleras cuyas luces se encendían con movimiento. Así, llegó hasta la puerta de un tranvía subterráneo. Una vez alcanzó la palanca de encendido, se sentó en una de las sillas sin apartar su mirada de la tableta.
—Vamos...contesta—susurró.
La pantalla del dispositivo electrónico le mostraba la cámara que seguía enfocando a Claire, la cual estaba aún atontada en el piso. Si quería estabilizar a su hija y poder salir de allí, necesitaba de la medula espinal de la expolicía.
No obstante, primero debía acudir a su auxilio. Y en vista por lo que había presenciado, sobre todo lo ocurrido con el comandante Leon, Claire se encontraba en una posición vulnerable ante cualquier ataque.
—¿Aló?—preguntó menos aturdida Claire.
Henry cerró los ojos, soltando el aire por la tranquilidad que sentía. A medida que subía a la superficie, una chispa seguía manteniendo la poca esperanza que aún le quedaba.
—Detective Claire Benson—habló ocultando su nerviosismo—soy el médico en jefe del ala de investigación de la compañía E.L.A., Henry Reiner. La estoy llamando porque quizá podamos ser de ayuda mutuamente.
—¿Perdón?—cuestionó confundida—no entiendo... ¿Quién es? ¿Cómo me está llamando?
—Créame, eso es lo de menos—respondió rascando un poco la punta de su nariz—lo único que debe saber es que, si me ayuda, haré que tanto usted como su exesposo salgan de la ciudad.
Claire intentó aclarar su mente, ya que si bien huir y poder llegar con su hijo era lo que más le importaba, seguía confundida sobre cómo ese extraño hombre la estaba llamando y lo que de verdad necesitaba de ella para cooperar juntos.
HENRY
Espero que tengas el apoyo a futuro porque hiciste un excelente trabajo escribiendo 🌹 Sigue así /CoolGuy/y seguiré leyendo 🤞🏻/Smile/