Le entregué todo de mí... y ella me pagó de la peor manera; con la peor de las traiciones, me engañó vilmente con mi mejor amigo, los dos me lastimaron, humillaron y casi acaban con mi vida por el dolor que me causaron, y los odio, los odio con todo mi corazón.
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CAPÍTULO XXIV LUCHA POR LA CUSTODIA
Matthew quedó totalmente fastidiado por saber que Laura se había atrevido además de todo lo que le había hecho, a ocultarle la existencia de su propio hijo, y negado toda posibilidad de ser parte de la vida del niño. También estaba decepcionado de sus padres por confabularse con Laura para lograr tal fin.
Después de la conversación con Hannah, y saber todo o casi todo sobre su hijo, gracias a la investigación que ella mando a realizar, ambos quedaron de acuerdo, en que debían demandarla para quitarle la custodia del niño a Laura, Matthew se alegró de que Hannah lo apoyó con esa decisión, e incluso se ofrecio a ayudar a criarlo como suyo, mientras llegaban los de ellos, y él se aferró más a su opinión de que ella era una gran mujer.
En toda la noche no logro pegar un ojo, pensando cómo sus padres fueron capaces de traicionarlo y apoyar que esa mujer le ocultara a su hijo, sintió ganas de ir a esa hora a buscarlos y reclamarle su falta de lealtad hacia él. Comenzó a analizar todo lo que le había dicho su mamá, y pensaba que con razón ella insistía en que los hijos debían estar con su madre. Ella sabía perfectamente cuál iba a ser su proceder, y en efecto, él no pensaba igual, él se juró hacer hasta lo imposible por arrancar a su hijo de los brazos de esa mala mujer, que no representaba una buena influencia para su adecuado desarrollo.
Laura en su hogar era ajena a todo lo que se tejía a unos kilómetros, en su contra. Ella estaba enfocada en cuidar y seguir velando por el bienestar emocional de su hijo. Por su cabeza no cruzaba la idea de que sufriría ahora por los derechos de paternidad que reclamaría Matthew y menos que la demandaría por la custodia total.
Todo esto iba a representar la peor disputa de estos dos personajes que así como se amaban, podían llegar a odiarse.
LAURA
Antes de salir de casa con mi niño, para llevarlo al colegio, auspicié que este sería el mejor de los días, pero que equivocada estaba, mi día no pudo iniciar peor. Primero, tenía supervisión de una obra, y esta, era nada más y nada menos que de la constructora de Matthew, y como no tenía ninguna intención de verlo, la reaccioné a otro equipo.
Y segundo, fui a dejar a mi niño en su escuela, se me espichó la llanta de mi auto y por supuesto, no estoy en condiciones de arreglarlo.
No me quedo otra que llamar al mecánico para que lo resolviera. Mientras él llegaba, dejé a mi niño con su profesora y me acerqué nuevamente al auto a esperar al chico que siempre le hacia la revisión. Decidí sentarme en el puesto del chofer con la puerta abierta, mientras aproveché de revisar mi celular. Estaba tan concentrada que no escuché ni las pisadas de la persona que se paró frente a mí apoyándose con una mano de la puerta, dejándome apresada allí, solo fui consiente de él cuándo me gritó en un tono desesperado.
. - ¿Dónde está? – casi pegué del techo del auto ante el salto que di por semejante susto, lo miré y voltee los ojos, pensando que fui inocente al creer que mi dosis de mala suerte había terminado.
. - ¿Dónde está quién? – Me asusté al pensar que me pudo haber visto con mi niño, pero no creí posible, él venía llegando y ya todos hacia unos cuántos minutos habían cerrado las puertas del colegio, suspiré de alivio para mis adentros.
. – ¡No te hagas la tonta! – me tomo del brazo y me sacó del auto para pegarme a la puerta de atrás y retenerme allí con toda y su imponente figura - ¿Dime dónde está, cómo te atreviste? – todo eso lo decía con los dientes apretados, se veía furioso, sus ojos estaban rojos y su rostro demacrado, daba miedo. Aparté la mirada de esos ojos terroríficos.
. - ¡No sé de qué hablas! Y no creo que este sea un buen lugar para tus berrinches, así que por fa…
. - ¿Dónde está MI HIJO perra? – cuando ese hombre dijo esas cinco palabras, sentí que el suelo bajo mis pies tembló, o no estoy segura si había sido yo, pero sentí que perdería el equilibrio en cualquier momento, todo mi cuerpo comenzó a temblar, y me tuve que sostener de sus brazos. Levanté la mirada nuevamente a su cara y hubiese preferido no haberlo hecho. No era posible tanto odio en una mirada.
. – Matthew… - susurre, el nudo que se me formó en la garganta no dejaban que las palabras salieran.
. - ¿Qué, qué me vas a decir? – me gritó, miré a los lados, este no era el lugar para hablar, si es que con él se podía hablar, debía convencerlo de irnos de ese lugar, yo lo menos que quería era dar un espectáculo en la vía pública, y menos frente al colegio de mi hijo. Carraspeé antes de continuar. - Matthew este no es un buen lugar para hablar ese asunto, por qué mejor…
. - ¿Ese asunto? ¡Ese asunto es MI HIJO, el que me has escondido por cinco malditos años!
. – ¡Yo no te he ocultado nada, tú te fuiste Matthew, tú me apartaste de tu vida, por lo tanto, tu solo te apartaste de la vida de tu hijo!
. - ¡Ja, hipócrita, cínica, traidora, mentirosa, puta! – ¡Dios mío, este hombre está loco! ¿Qué le pasa, cómo se atreve a insultarme así?
. – ¡Ya basta idiota! ¿Qué te crees? ¡Apártate! – traté de empujarlo, pero quien podría contra esa mole – Te dije que aquí no voy a tener esa conversación contigo Matthew, ¡déjame salir!
. - ¿Vamos a hablar donde a mí me dé la gana, me oyes? – esquive la mirada y no respondí - ¿Ahora te crees digna y superior?
Piensa lo que te dé la gana imbécil, ya estoy harta de tus palabras sin sentido, tus rencores e incluso de tu estúpida presencia, todo eso lo decía en mi mente claro, porque me negué a hablar con él así en ese estado de energúmeno que tenía, y menos en el lugar donde estábamos.
. - ¡Te estoy hablando, responde! – dijo tomando con fuerza mi mandíbula obligándome a verlo, y mi reacción fue palmear su mano con fuerza para que me soltara – Ah la “SEÑORA” es además de todo inmadura.
Lo miré con cara con burla ¿inmadura yo? Pobre tonto, inmaduro tú, que aun con 40 y tantos años sigues actuando como un mocoso malcriado. Seguía divagando, todo eso era parte de mis pensamientos hacia él. Aquí nos iba a agarrar la noche, pero no iba a darle el gusto.
. – Eres una… - lo reté con la mirada, ¿qué más me vas a decir, o mejor dicho, cómo más me vas a llamar, esta vez? Dudaba que hubiese más descalificativos para mí, y se atreve a llamarme inmadura – ¡Bien! ¿Dónde podemos hablar? –
Se alejó y me dejó el espacio suficiente para que me pudiera apartar de él, lo que hice sin dudar, hasta que cedió pensé, pero se olvidó decir, ¡TU GANAS! Por supuesto, que no lo iba a hacer, se le acabaría lo macho man. Suspiré antes de hablarle nuevamente.
. – Vamos a mi oficina – para mí era el lugar más seguro, entre comillas, porque con él no se sabía, pero por lo menos ahí estaba cerca de Luigi, a quien pensaba darle aviso de mi conversación con él para que estuviera atento – Pero ahora debemos esperar – al decir eso, me vio con mala cara – ¡si notas, estoy accidentada Matthew! – Me miró entrecerrando los ojos, me supuse rápidamente con qué iba a salir, y conté mentalmente…
. – No sabes lo horrible que se escucha mi nombre salir de tu boca – rodé los ojos y le respondí mentalmente
. – Seguro que sí – lo miré, ya se le veía un poco más relajado aunque no me debía confiar - El mecánico debe estar por llegar.
De hecho me sorprendía que no lo haya hecho ya, pero ni modo, tocaba seguir esperando y con el ogro al lado. Era incomodo estar a su lado sin hablar, respirando un aire pesado, nada parecido al pasado, cuando…
. – Ahí estudia mi hijo – su pregunta me devolvió a la realidad y lo miré, tenía la vista fija en la puerta del colegio, había nostalgia en su mirada, y también me sentí triste, nunca quise esto, jamás pensé que iba a ser así.
. – Si… - susurré, otra vez se me había formado un nudo en la garganta. Él volteó a mirarme y yo aparte la vista, tenía los ojos nublados, no podía permitir que me viera así.
. – Quiero verlo – no fue una petición, fue una orden. Voltee a mirarlo y si, en efecto, era una orden sin derecho a contradecir. Pero debía intentarlo.
. – Ya debe estar en sus actividades académicas, no creo que…
. – no me importa, soy su padre, no me pueden negar el derecho de ver a mi hijo cuando yo quiera…
¿Cuándo yo quiera, dónde yo quiera, como yo quiera? Uy, que hombre tan dominante. Pero tenía razón, ya no le podía negar su derecho.
. – Bien - mire mi auto y las adyacencias a ver si veía al mecánico y nada.
. – ¡Déjalo, él sabrá que hacer! – me dijo exasperado – ¡vamos! – me tomo del brazo para casi arrastrarme hacia dónde íbamos.
. – Suéltame, se caminar perfectamente – le dije sacudiendo mi brazo para que me soltara, me miro burlón y me soltó.
. – Claro que sabes, sabes hacer muchas cosas – dijo bajo y sin mirarme. Yo solo chasquee la lengua en señal de desaprobación de su absurdo comentario. Lo adelante para acercarme a la puerta y hablar con él vigilante. Le explique a que venía y más que una excusa, debí decir una mentirita piadosa para que no me pusiera peros, y Matthew se fuera a transformar en ogro otra vez.
. – Si por favor, dígale a la directora que es una emergencia familiar. Le agradezco.
El hombre se alejó para levantar el intercomunicador y sentí la mirada acusatoria de Matthew taladrándome… y comencé 3, 2, 1
. – Sí que eres buena para mentir…
. – ¡No estoy mintiendo estúpido, es o no es una emergencia que te antojaras e impusieras conocer a tu hijo en sus horas académicas! – le dije molesta.
. – Cuida tu boca Laura – me dijo bajo pero firme, pues ya se acercaba el vigilante,
. – Te exijo lo mismo – y sonreí cuando el hombre se dirigió a mí.
. – Adelante señorita, señor – incline la cabeza en señal de agradecimiento. Pasamos y lo seguimos a la oficina de la directora.
. – Buen día señorita Jones, adelante señor…
. – Miller, el padre de Matthew Enmanuel, encantado señora directora – casi me voy de culo cuando lo escuche decir el nombre de mi hijo con tanta seguridad, lo mire con la esperanza de que hubiese recobrado la memoria, pero la mirada que me dio, mató toda ilusión.
. – Que galante su esposo señorita Jones -¡Si claro! Quise decirle pero solo le sonreí de medio lado y Matthew hizo lo mismo pero burlándose de mí - siéntense por favor, ya traen al niño, tienen la oficina a su disposición.
Dicho eso salió, entonces mis manos comenzaron a sudar, lo era este el encuentro que tenía en mente para que mi hijo se encontrara con su padre. Este hombre tan terco, todo lo echa a perder.
. – Matthew por favor…
. – ¡No te atrevas a decirme cómo tratar a mi hijo! – se me acerco como un toro pero justo la puerta se abrió y entro mi hermoso hijo, vi como sus ojitos se iluminaron al reconocer a su papá, y rápidamente se me acercó para hablarme bajito, pero que su padre pudo bien escuchar.
. – Mami viste, llegó mi papá, ya no se demoró – me decía sin dejar de mirarlo y luego a mí.
. – Si mi amor, ya papá está aquí… - matti me abrazó feliz y no fue posible que contuviéramos ambos las lágrimas, sentí los pasos de Matthew y me separé de mi hijo para que se acercara.
. – Ve con papá amor… - el me dio un besito tierno en la mejilla y se acercó a su padre que se puso a su nivel, ambos se miraron como reconociéndose, Matti estiro su manita y toco la cara de su papá, tal vez para convencerse de que es real, y luego se lanzó a sus brazos, mientras le decía…
. – Papá viniste, con mamá te he estado esperando – Matthew lloraba y lo abrazaba fuerte.
. – Eres muy fuerte papá – él entendió el mensaje de su hijo y lo soltó un poco, luego lo separó para mirarlo mejor, lo detalló de arriba abajo y lo volvió a abrazar - ¿Por qué tardaste tanto papi? ¡los abuelitos llegaron primero que tú!
Ay no hijo por favor, no hagas eso, la sinceridad en este momento no es buena amiga… Matthew me fulminó con la mirada.
. – Papi estaba muy ocupado mi amor, ¿recuerdas que te lo dije? – me adelanté porque no sé qué sería capaz este resentido de decirle a mi hijo.
. – Si hijo, estuve ocupado atrapando tramposos – dijo eso mirándome fijamente.
. - ¿cómo atrapando tramposos, tu no construyes edificios?
. – Si, también hago eso hijito, ya estoy aquí y no me volveré a ir ¿está bien?
. – Si papá, estoy muy feliz y mamá también ¿verdad mami? – la mirada de Matthew me traspasaba…
. – ¡Si mi amor, si tú eres feliz, yo soy feliz vida! – él se acercó a abrazarme y se arrastró de la mano a su papá para que se uniera al abrazo.
. – ¡Los amo mucho con mi vida y grande! – estaba tan feliz mi hijo, que las lágrimas escaparon sin remedio de mis ojos.
. – Matti… - susurré, sentí la gran mano de Matthew sobar mi espalda y dejarla luego ahí, limpié mis lágrimas y deje muchos besos en el rostro de mi hijito hermoso…
. – Jajaja ya, ya mami, estas loquita mamá…
. – Sí, estoy loca de amor por ti, no sabes cuánto te amo mi amor… - lo volví a besar.
. – Papá voy a contarle a mis amigos que volviste y que ya no te vas a volver a ir, porque ya construiste todos los edificios del mundo… ¿debes estar cansado verdad? – ¡Dios mío matti, porque repites todo! ¿Por qué me miras así, le cuestioné con la mirada; ¿Qué otra cosa podía decirle? Hijo, es que el mente pollo de tu papá se fue porque creyó que yo lo engañé con tu tío Luigi, ¡si serás imbécil Matthew Miller!
. – Muy cansado hijo, es duro levantar muros contra el mal – Ay por favor, madura y deja de decirle esas cosas a mi hijo, le quise gritar.
. – Bueno, pero ya podrás descansar, ya los malos quedaron atrás ¿verdad papi?
. – Eso espero hijo, que se queden bien lejos – No sé porque ese comentario encendió mis alarmas ¿Qué pretendes Matthew?
. – Mi vida, creo que ya debes volver a tu aula, te estás perdiendo todas las actividades – Matthew me miró con reproche, pero esta vez mi hijo me salvó.
. – si mami, y debo aprender mucho para ser tan inteligente como mi papá – Matthew se conmovió ante ese comentario y se agachó nuevamente a abrazarlo.
. – Ya estoy muy orgulloso de ti hijo, muy orgulloso. Ve, ve a aprender mi amor, que mamá y yo debemos conversar.