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LA MUJER EN EL ESPEJO

LA MUJER EN EL ESPEJO

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Completas / Contratadas
Popularitas:2.3M
Nilai: 4.7
nombre de autor: Mariana Durán T.

Isabell Janssen es una hermosa mujer de 24 años, hija de una importante familia en Nashville y esposa del director de Multinational Bank DN, ha preparado todo para celebrar su aniversario de bodas y darle a su esposo el mejor regalo. Pero su esposo tenía otros planes, dos cuerpos semidesnudos en el sofá, es lo que Isabell encontró cuando se apresuró a buscarlo en su oficina. ‘A veces el amor dura y otras veces en cambio, duele mucho’, ella creyó tenerlo todo, pero esa misma noche lo perdió; se enfrentó a los recuerdos que la aprisionaban en la tristeza y frustración para poder levantarse y darse una nueva oportunidad.

NovelToon tiene autorización de Mariana Durán T. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23. Te quiero.

Capítulo 23. Te quiero.

Según científicos, el tiempo es subjetivo a cada persona, cuando estamos en un estado mental acelerado, con estrés, ansiedad o temor, nuestro cerebro produce grandes cantidades de adrenalina que altera nuestro reloj interno, por lo que solemos sentir que el tiempo pasa mucho más lento de lo normal. Es una simple percepción, mientras más deseamos que pase el tiempo probablemente más lento lo veremos pasar.

Y es que, hay momentos en la vida en los que uno desea que el tiempo pase rápido, fue el caso de Isabell cuando se aventuró a viajar sola, cuando quería dejar atrás todo lo que la estaba atormentando y sin embargo, se le hizo como una eternidad, cuando fijaba la mirada en el reloj, sentía como si las manecillas del reloj avanzaran aún más lento de lo normal.

Pero ahora, solo deseaba que el tiempo se detuviera, el miércoles, temprano por la mañana, abrió los ojos abruptamente, sintiéndose agitada al pensar que Thomas ya se había ido. Es su tercer día en Berna, sabe que él se tiene que ir y aun así siente una fuerte presión en el pecho que la hace entristecer. Intenta ocultarle cómo se siente, pero Thomas es consciente de lo que ella siente, ambos son incapaces de reconocer sus sentimientos y más aún de hablar de ello. Pero hoy, no fue el caso de Isabell, decidió no ocultarse más tras sonrisas forzadas.

Se acercó lentamente al hombre que dormía a su lado dándole la espalda, pegó la nariz en su cabello y aspiró sutilmente su olor, quería recordar su olor por las mañanas.

- Besó la parte baja de su cabeza y susurró muy cerca de su oído - ‘Te quiero’.

Thomas abrió los ojos tras escucharla, giró su rostro en busca del suyo, tan pronto sus ojos se encontraron, la besó suavemente. Ella reposó la cabeza sobre su pecho, escuchando el sonido de su corazón, ‘lub-dub, lub-dub’ palpitaba con fuerza el corazón de Thomas, lo tomó por sorpresa, era la primera vez que ella le decía esas dos palabras, acarició su cabello y permaneció en silencio, ensimismado en sus propios pensamientos.

Aunque se sentía un tanto extraño e inquieto por no saber qué decir a continuación, también estaba encantado con la confesión de Isabel. Ella fue capaz de hablar sobre su pasado, de responder a las preguntas que lo intrigaban, pero lo cierto es que Isabell no lo conocía y él no deseaba que lo hiciera, ella se llevaría una gran decepción si supiera más sobre él, no fue capaz de pronunciar las mismas palabras, se mantuvo en silencio y fue suficiente para que ella se diera cuenta de que se había precipitado.

- Aún tenemos tiempo\, podemos salir a desayunar y pasear por la ciudad. – Dijo Thomas para romper el incómodo silencio\, Isabell asintió con la cabeza y se apartó de él.

Se pusieron de pie y tomaron una ducha juntos, después de terminar de arreglarse salieron del departamento y se pusieron en marcha al centro de la ciudad. Después de veinte minutos llegaron a un pequeño y acogedor local, las mesitas de metal afuera del local les permitían disfrutar de la vista del hermoso lugar.

- Sobre lo que me dijiste en la mañana. – Dijo de pronto Thomas.

- Thomas\, no necesitas decir nada\, cuando lo dije\, yo… no esperaba una respuesta. – Isabell intentaba sonar indiferente\, al principio deseó escuchar las mismas palabras saliendo de su boca\, pero ahora solo pensaba que se había precipitado\, no quería escucharlo si se sentía presionado por su confesión. – No tienes por qué estar incómodo conmigo\, sé que… lo que sea que hay entre nosotros\, es algo pasajero.

- Thomas la observó confundido por su cambio de actitud. – No estoy incómodo\, es solo que… no esperaba escucharte decir eso.

- Tal vez me precipité\, pero es lo que siento Thomas y no necesitas preocuparte por nada más\, no planeo perseguirte con obsesión. – Isabell limpió la comisura de sus labios. – Terminemos de desayunar. – Tomó los cubiertos y se concentró en el plato de comida que estaba frente a ella ignorando la expresión en el rostro de Thomas.

- Yo…haré todo lo posible por hacerme tiempo y venir a verte. –Isabell sonrió con los labios apretados fingiendo que estaba bien y asintió con la cabeza.

Lo que acababa de pasar entre ellos la hizo retroceder un poco, mostrarse más precavida, evitaba actuar por impulso, controlaba las ansias que le provocaba abrazarlos, mostrarle su cariño a pesar de tenerlo tan cerca. Esos mismos pensamientos la hizo callar, evitó decirle que pronto viajaría, si el planeaba volver a Berna por ella, lo esperaría y solo entonces le hablaría sobre sus planes de volver.

Después de desayunar y caminar por los alrededores regresaron al departamento, Thomas debía estar a las tres de la tarde en el aeropuerto internacional de Berna, su vuelo salía a las 4 en punto y deseaba estar con Isabell una vez más. Ella lo permitió, lo deseaba tanto como él a ella, pero sus pensamientos ahora parecían como una enorme telaraña, aunque estaba físicamente, él la sintió emocionalmente alejada. Cuando terminaron, mientras Thomas estaba tomando una ducha, ella se puso de pie envuelta en un albornoz y fue a la cocina a servirse una taza de café, absorta en sus propios pensamientos, con la mirada fija en la ventana, el sonido de la maleta que Thomas arrastraba la sacó de sí misma. Asentó la taza sobre la mesa de la cocina y se acercó a él.

- Ten un buen viaje. – Dijo con una sonrisa.

- Thomas la abrazó delicadamente rodeando su cintura\, dejó un suave beso en su mejilla. - ¿Estás bien? Siento que… - Ella le impidió continuar.

- No pienses demasiado\, yo estoy bien. – El asintió fingiendo que estaba de acuerdo\, pero\, las suaves facciones que antes veía en ella\, no estaba\, ahora lucía fría e indiferente.

Isabell lo acompañó hasta la puerta, se despidieron nuevamente con una suave beso en los labios, el caminó hasta el ascensor mientras ella permaneció apoyada en el marco de la puerta, se dijeron adiós con un gesto de la mano antes de que se cerraran las puertas del ascensor. En el interior de su departamento, apoyada sobre la puerta, dejó escapar un fuerte suspiro, sentía un dolor punzante en el pecho y la garganta cerrada a causa del llanto contenido. Respiró profundamente, limpió las lágrimas que escaparon de sus ojos y se refugió en la ducha, bajo el chorro de agua caliente quería relajarse, alejar los pensamientos que ahora la perturbaban.

En Londres, Thomas está de pie frente al gran ventanal de su oficina en Luniak Enterprises con una taza de café en la mano, es mediodía, se ha tomado un breve tiempo para relajarse, aunque su mente parece estar en otro lado, tanto así que no escucha cuando Frank Revett, su amigo y socio, entra a su oficina y se sienta frente al escritorio observándolo con curiosidad.

Frank se mantiene en silencio, es particularmente inusual ver al director en tal estado, desprevenido, ausente, el ceño fruncido en su frente indica que algo le está molestando, pero lo conoce, Thomas no hablará con él sobre lo que lo está molestando.

- ¿Por qué no le marcas tú? – Cuestiona al percatarse de su obsesión con la pantalla de su celular.

- Thomas da vuelta al escuchar su voz. – No te escuché llegar. – Evitó responderle a Frank\, guardó el celular en el bolsillo de su pantalón.

- Isabell Janssen debe ser una mujer asombrosa. – Comentó Frank tomándola por sorpresa.

- ¿Cómo sabes de ella? – Cuestionó con semblante sombrío.

- Lo escuché de Neal – Thomas frunció el ceño\, no esperaba que Neal hablara al respecto. – Tranquilo\, fui a su oficina para consultar sobre los nuevos equipos de cómputo y vi la foto de ella en su computadora\, me dio curiosidad e hice que hablara sobre ella. – Thomas se mantuvo en silencio manteniendo esa expresión sombría en su rostro. – Thomas\, hemos sido amigos por años\, nunca te había visto de tal manera\, así es que\, debo suponer que…

- No sé qué me pasa con ella\, antes… habría sido algo fugaz\, sin importancia\, ni siquiera me hubiera molestado en regresar\, pero… me hace pensar en ella\, en extrañarla\, en querer llamarle.

- Entonces\, ¿por qué parece que estás pensando demasiado en ello?

- Porque no me siento listo para una relación así\, no soy esa clase de hombre. – Replicó Thomas. – Siento una fuerte presión en mi pecho\, no sé por qué me siento así\, pero… desde que me dijo que me quiere\, esas dos malditas palabras han estado clavadas en mi mente\, no sé qué hacer con esto y no me siento capaz de poder manejar esto.

- Frank lo observó con incredulidad\, el imponente hombre de negocios estaba mostrándose por primera vez dócil\, impotente ante los sentimientos de una mujer. - Bien\, de acuerdo\, entonces\, si no estás seguro sobre ella\, si no estás dispuesto a dejar tu estilo de vida y corresponder a sus sentimientos… lo que intento decirte es que\, aléjate\, no la hagas sufrir.

Frank tenía razón, no se trataba únicamente de dejar de ser quien él era, de dejar atrás la vida que siempre había llevado, no quería lastimarla, hacerla sufrir como lo hicieron otras personas. Poco sabía él que ella ya estaba sufriendo por su causa. Thomas no iba a permitir que las cosas continuaran, evitaría estar en contacto con ella, se alejaría de tajo de su vida.

Como dije antes, el tiempo es subjetivo, para Isabell, el tiempo parecía avanzar lentamente, pasaron los días y aunque no se sentía cómoda con la idea, envió el primer mensaje, Thomas estaba en su oficina conversando con Frank y su asistente, frunció el ceño al ver la pantalla de su celular, ignoró el mensaje y se concentró de nuevo en la reunión. Isabell pensó que debido al trabajo no le había sido posible responder, aun así, después de percatarse de que el mensaje había sido recibido y leído, le escribió de nuevo, dos días seguidos, ninguno de sus mensajes fue respondido. El tercer día se dio por vencida.

Cuando llegaba a casa después del trabajo, Thomas leía cada uno de los mensajes que Isabell le había mandado, repitió en su mente cada palabra una y otra vez. Aún por las noches no se sacaba de la mente los recuerdos de Isabell, su hermosa sonrisa, el olor de su piel, la curva de su cuerpo, la forma en que se entregaba a él, pero, sobre todo, no podía dejar de repetir en su mente esas dos palabras que le hicieron dar un brinco a su alejado corazón: ‘Te quiero'.

Probablemente él nunca sería capaz de reconocer que esa hermosa, dulce y gentil mujer se había clavado fuertemente en su mente y corazón.

1
Maria Victoria Ruiz Alcaide
Malo
Maria Victoria Ruiz Alcaide
Muy malo
Maria Victoria Ruiz Alcaide
Yo no lo entiendo menuda pieza
Maria Victoria Ruiz Alcaide
Pero el no.lo túvo un más a su cama como tantas otras
Lizette Eguren
muy detallado.Quizas un poco largo Pero muy interesante
Claudia Marlen Inzunza Lopez
Wooooooooooow, me encantó.......Gracias, gracias, gracias. Bendiciones
Mercesan
El amor unidireccional que triste es /Sob/
Mercesan
No que el hijo de su amante no era de él? Por qué lo crió la madre de Joseph?
Claudia Marlen Inzunza Lopez
Excelente
Mercesan
Cada persona tiene un tiempo y un espacio propio, personal, que le permite -en caso de olvidar una gran pena-. Para algunos es fácil pero para otros una vida no es suficiente.
Migdalia Beatriz Leal Inojosa
Excelente
aline ramos duran
me encantó la historia, aunque algo larga no se puede negar que la historia está bien desarrollada y explica perfectamente las etapas de la relación de Isabela y tomas
aline ramos duran
felicidades autor@ me encantó la historia, algo larga pero muy bonita, triste al inicio pero logrando su final feliz
aline ramos duran
solo me extrana que esta gente con tanto dinero no tenga su jet
Beatriz Chuc
No te dejó tu la sacaste de tu vida ahora no te justifiques
Beatriz Chuc
Me encantó esta parte donde padre e hijos trabajan juntos y le tiene un gran respeto son una familia muy unida
Beatriz Chuc
Como supo el que ella ya no estaba en Berna y la encontraría en Nashville?
Moraima Viña
bella historia, pero larga
Moraima Viña
q fastidio Isabel merece un mejor hombre
Mirta Nuñez
Excelente
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