toda mi vida vivi una vida donde fui despresiada y sola pero ahora que e renacido en la hija de un duque disfrutaré esta segunda oportunidad como hija mimada del duque William valtorian
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capitulo 15 El kinder
El viento soplaba suavemente por la ventana del cuarto de Astrix. La niña, con una hoja llena de garabatos y planes imposibles, murmuraba bajito mientras movía los pies colgando de la cama.
—Si logro que Mary se vaya Sophia no molestara y Alexander será mi hermano amoroso de siempre —susurró, dibujando con un crayón una caricatura de Mary con cuernos.
De repente, un golpe suave en el cristal la hizo alzar la vista. Un ave blanca, de plumas relucientes y ojos dorados, picoteaba la ventana. Astrix se levantó con curiosidad y la abrió.
—¿Un mensajero? —preguntó en voz baja, mientras el ave inclinaba la cabeza y extendía una pequeña nota amarrada a su pata.
Astrix la tomó y leyó en voz alta con su vocecita curiosa:
—“Es tiempo, pequeña Astrix. Tu siguiente misión comienza: el jardín de infantes del ducado te espera.”
La niña parpadeó, sorprendida.
—¿El… kinder? —repitió, mirando al ave.
El pájaro asintió, y con un graznido elegante se elevó hacia el cielo, dejando caer una pluma que fue a parar justo sobre la cabeza de ella.
Astrix sonrió divertida y murmuró con determinación:
—Entonces… ¡empezaré mi plan en el kinder! Mary no sabrá qué la golpeó.
La pequeña tomó su muñeco de guerra y lo puso sobre la mesa, como si fuera su aliado secreto.
—Primera misión: conquistar el aula. Segunda: expulsar a la bruja Mary —dijo con una sonrisa traviesa.
Astrix salió de su cuarto con sus ojitos brillaron. camino por el pasillo firme , abrazando la carta contra su pecho y corrió hasta el despacho.
—¡Señor William! —exclamó entrando sin golpear.
El duque levantó la vista de sus documentos, sorprendido.
—¿Astrix? ¿Qué ocurre, pequeña?
Ella se acercó con pasos decididos y puso la carta sobre el escritorio.
—Quiero ir al kínder —dijo firme, levantando la barbilla como si estuviera pidiendo un puesto en el consejo de guerra.
William parpadeó varias veces, confundido.
—¿Al… kínder? —repitió lentamente.
—Sí, señor—dijo ahora con una sonrisa—. Quiero aprender más cosas, hacer amigos y... ser la mejor.
El duque soltó una leve risa incrédula.
—Mi pequeña, el kínder del gran reino no es cualquier escuela. Para ingresar, debes pasar muchas pruebas… exámenes, entrevistas, y comportarte como una auténtica señorita noble.
Astrix lo miró con determinación.
—Entonces haré todas esas cosas. No me da miedo —cruzó los brazos, frunciendo el ceño con adoración infantil.
William se recostó en su silla, maravillado y un poco preocupado.
—¿Sabes que incluso algunos hijos de condes no logran entrar?
—Entonces haré que el nombre Valtorian esté en el primer lugar de la lista —respondió la niña, sonriendo con una dulzura que escondía astucia—. Quiero que todos sepan que la hija del duque William puede hacerlo.
El hombre se quedó sin palabras por un instante. Esa pequeña era su viva imagen en carácter, pero tenía algo más: una chispa brillante, algo imposible de ignorar.
Finalmente, el duque sonrió y asintió.
—Está bien, mi pequeña Astrix. Si eso deseas, te ayudaré a prepararte. Pero prométeme que también te divertirás.
Astrix levantó la mano como si jurara ante el consejo del reino.
—Lo prometo, señor. Seré la mejor… y también la más feliz.
William la abrazó, riendo entre emoción y orgullo.
—¿en qué momento creciste tanto?
Ella lo miró seria, pero con ternura.
—Desde que decidí hacer historia —respondió con una sonrisa traviesa.
Astrix estaba en la biblioteca familiar, con las piernas cruzadas en una gran alfombra roja y una torre de libros a su alrededor. Había pasado toda la tarde investigando sobre cómo ingresar al kínder del Gran Reino.
—A ver… presentación noble, examen básico de lectura y escritura, etiqueta, comportamiento en sociedad y… habilidades especiales —leyó en voz baja, moviendo los labios.
Su cejita se arqueó.
—Entonces no es solo jugar… hay que ser lista —susurró con una sonrisa decidida.
Tomó una pluma y empezó a anotar todo en una hoja:
Aprender la reverencia perfecta.
Saber presentarse como una señorita noble.
Memorizar letras y números.
Practicar etiqueta de mesa.
Mostrar talento especial.
—Listo. Con esto… ¡entraré sí o sí! —exclamó bajito, levantando el puñito como si ya hubiera ganado.
Pero justo en ese momento, una ráfaga de viento entró por la ventana abierta y uno de los papeles salió volando por el aire. Astrix intentó atraparlo, pero era demasiado tarde…
—¿Qué es esto? —dijo una voz a sus espaldas.
Astrix se dio vuelta y se encontró con Sophia, que tenía la hoja en sus manos. Sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y envidia.
—Tú… ¿quieres entrar al kínder real? —preguntó Sophia, alzando una ceja.
Astrix no respondió enseguida. Se limitó a levantar la barbilla con elegancia.
—Sí. Y voy a entrar —dijo con seguridad.
Sophia apretó los labios.
—¡Pues yo también! No dejaré que tú brilles sola —murmuró con voz aguda.
Sin perder tiempo, corrió por el pasillo como un torbellino rosado de encajes y moños. Llegó hasta el jardín trasero, donde Mary —su tía abuela— tomaba el té rodeada de sirvientas.
—¡Tía Mary! —exclamó Sophia, subiéndose a su falda como una niña mimada—. Quiero ir al kínder real. Astrix también quiere ir y no voy a dejar que ella tenga toda la atención.
Mary, con su abanico de encaje negro, arqueó una ceja.
—¿Astrix? —repitió con desdén—. Esa niña… ya empieza a quitarte tu lugar.
—¡Por eso! —dijo Sophia inflando sus mejillas—. Yo tengo que entrar primero que ella. O al menos… que no me gane.
Mary soltó una risa baja, elegante y peligrosa.
—Entonces, mi pequeña Sophia, tendremos que mover algunos hilos para que tú brilles más que esa niña. Si ella piensa que será la mejor… se equivocó.
Mientras tanto, Astrix en la biblioteca, sin saber que Sophia la había escuchado, apretó el lápiz con fuerza.
—Lo lograré… aunque tenga que dejarla atrás
El Sol cubría los jardines del ducado con un suave brillo dorado.
Astrix acababa de terminar de merendar, y todo el palacio estaba lleno de flores.
Pero mientras todos estaban en sus tareas, ella se había escapado en silencio hacia el jardín trasero, donde siempre se sentía más tranquila.
Se sentó en el pasto, mirando las mariposas que volaban sobre las rosas.
De repente, un sonido suave llamó su atención.
—¿Por qué esa señora bruja odia a Astrix? —dijo un pajarito azul posado en la fuente.
Astrix parpadeó.
—¿Eh? —miró a su alrededor, confundida—. ¿Quién dijo eso?
El pajarito ladeó la cabeza.
—Yo. ¿No puedes oírme?
Astrix se quedó boquiabierta.
—¡Sí! ¡Sí puedo! —dijo sorprendida, llevándose las manitos a la boca—. ¡Puedo hablar contigo!
El pajarito trinó alegremente.
—Entonces ya despertaste tu don. Los Valtorian siempre lo tienen cuando cumplen tres años.
Astrix inclinó la cabeza, curiosa.
—¿Don?
—Sí —explicó otra avecilla que se unió a la conversación—. Puedes escuchar lo que los animales dicen, si tienes el corazón puro.
Astrix sonrió emocionada.
—¡Eso es increíble!
Pero antes de que pudiera seguir celebrando, los pajaritos comenzaron a murmurar entre ellos.
—Esa mujer, la de los vestidos oscuros… —dijo el pajarito azul en tono preocupado—. Estaba hablando con una niña de rizos dorados.
—Sí, sí —agregó otro, moviendo las alitas—. Dijo que haría algo para que la otra niña no entrara al kínder.
Astrix se tensó.
—¿Qué? ¿Qué mujer?
—La que llaman Mary —dijo un gorrión—. Planea hacer que los maestros del kínder crean que eres traviesa y que no perteneces allí.
Los ojos de Astrix se abrieron como platos.
—¡Mary! —susurró con enojo infantil—. ¡Esa vieja bruja!
Los pajaritos se sobresaltaron ante su exclamación, y ella bajó la voz rápidamente.
—Perdón… pero eso no está bien.
Se cruzó de brazos, frunciendo el ceño como toda una pequeña estratega.
—Entonces Mary quiere que Sophia entre y yo no…
Un pajarito más pequeño, con el pecho rojo, se acercó y la miró con ternura.
—¿Qué harás, pequeña Astrix?
Astrix alzó el mentón con decisión.
—Haré que todo el reino vea que soy mejor que Sophia, pero sin hacer trampa.
Los pajaritos la miraron admirados.
—Eso suena justo.
Ella sonrió y se puso de pie.
—Y ustedes… me ayudarán a saber todo lo que Mary y Sophia hagan.
Los pajaritos batieron las alas felices.
—¡Sí, sí! ¡Te contaremos todo!
Astrix levantó su manito como si jurara algo solemne.
—Desde hoy, ¡ningún mal plan se escapará de Astrix Valtorian y su ejército de pajaritos!
Las aves trinaban a su alrededor, como si celebraran su decisión.
El viento movía su vestido blanco, y sus ojos brillaban con determinación.
[Pensamiento de Astrix]
Mary puede tener experiencia y poder… pero yo tengo algo que ella no: amigos en todos los cielos. 🌤️
🦋Dato de hoy🦋
En el reino los niños apartir de los 3 años se despierta el don del poder de linaje de la familia los valtorian son conocidos por poder controlar la naturaleza
.
su padre es noble así que no se compara
llamarlo papá así el da ella da sería juntos para el pobre corazón
de William jajaja que adora a su hija aunque es divertido verlo celos pero ahora sí esa mustia no pudo que alaben a esa mustia igual a ella por lo menos alegro a su hermano