Hannah CEO: Frígida Venganza

David

Hizo incapié en qué ya no es la misma y eso hasta un ciego podría verlo. Pero cuando pregunto si me interesaba saber sobre esa cicatriz me preguntó si la única vez que estuvimos yo use protección

La verdad es que no, quería acabar con aquella apuesta y volver con mi novia pero cuando supe que era su primera vez solo no me contuve ni me detuve a pensar en detalles. Solo quise entrar y eso fue todo, lo hice sin pensar y al verla sufrir cuando atravesé esa barrera no pude razonar más

Estaba húmeda, caliente y tan estrecha que no me contuve más. No quería acabar, quería quedarme ahí dentro el mayor tiempo posible. Se lo hice fuerte y no soy pequeño, la lastimé y terminé dentro de ella. La única vez que no use condón fue con ella y lo disfruté demasiado.

Fue la única virgen con quién estuve y el placer fue único. No volví a sentir nada así jamás aunque si disfruto de un buen sexo como todo mundo.

Más bien disfrutaba tener sexo porque hace ya tiempo que no tengo relaciones. Desde que me acosté causando mi despido no hubo más nada de intimidad con nadie.

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Pasó todo el fin de semana sin que tuviéramos comunicación, ella come en su cuarto o en la cocina si yo no me encuentro. Sale a comprar su comida y regresa. Nada de todo lo que compré lo ha tocado y eso sigue afectando mi orgullo.

Por otra parte la noto demasiado estresada, aparentemente las cosas con su divorcio no están marchando bien y no se si puedo ayudarla de alguna manera pero de todos modos mejor no meterme.

En la oficina no me dirige la palabra más que para pedirme cosas ejemplo

-Traeme un café- obedezco pero jamás los toma, de hecho me manda a preparar varios y ninguno le gusta

-Necesito copias de esto- me tira con los papeles y salgo directo a la fotocopiadora. Acabo con el labor y me dice- me equivoqué necesito cincuenta de éste

-Se me cayó, limpialo- señalando agua, café, te o cualquier infusión

-Haz de nuevo el balance- cuando reviso que esté todo perfecto

-Trae cafés para todos en la sala de juntas

En fin soy su secretario o perro faldero. A fin de cuentas es igual. Debo seguirla a todas partes y complacerla en sus cosas. Nada de lo que hago le parece bien aunque lo esté y es porque está jodiendome a propósito

-*Ya basta señorita Stevens, por favor. Nada de lo que haga le parecerá perfecto.

-Si no te gusta y no te sientes capaz puedes renunciar*

Solo está buscando mi renuncia porque sabe que no puede despedirme pero aún así me humilla delante de cualquier persona y me tiene dando vueltas cada día, luego me hace permanecer horas extras porque gracias a sus mil mandados no puedo ocuparme de mi labor y me riñe diciéndome lo ineficiente que soy.

Necesito éste trabajo y comprendo que me odie pero ya me estoy cansando de sus malos tratos y en el apartamento de su maldita indiferencia. Esto tiene que cambiar pronto.