Emma Moretti, una joven de 25 años, italiana, Sin padres y bajo la tutela de un tío mafioso que la ve como moneda de cambio, su única salida es escapar antes de que la venda al mejor postor. Astuta, carismática y con un fuego interno que se niega a apagarse, Emma llega a Nueva York con la esperanza de empezar de nuevo… sin saber que su destino está a punto de cruzarse con el hombre más frio y deseado de la ciudad.
Adrián Blackwood es un magnate implacable. CEO de un emporio multimillonario, frío como el acero y tan hermoso como inaccesible. Acostumbrado a controlar todo lo que lo rodea, su mundo perfectamente calculado comienza a tambalearse cuando una joven no tan desconocida irrumpe en su vida… y en sus pensamientos.
Ella solo quiere esconderse. Él no puede evitar querer protegerla… a su manera.
Mientras el pasado oscuro de Emma la persigue, Adrián moviliza sus conexiones, su poder y sus propios demonios para mantenerla a salvo.
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Capítulo 22
... DECISIONES PELIGROSAS...
La cabaña del bosque, que en los últimos días había sido un refugio casi sagrado, parecía más silenciosa de lo normal.
La brisa nocturna acariciaba las hojas con suavidad, pero dentro, la tensión era un huracán contenido.
Adrián y Ethan tenían un día que habían regresado a la ciudad, pues estaban notando que había movimientos extraños y debían de estar atentos mientras que Emma caminaba de un lado al otro de la sala, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
April la observaba desde el sofá, con una manta cubriéndole las piernas y una taza de té entre las manos, había recuperado por fin algo de color, pero aún se le notaban las ojeras, aunque estaba un poco más animada.
— No podemos seguir aquí esperando —murmuró Emma, deteniéndose de golpe —. Giovanni no va a parar… y tarde o temprano, me va a encontrar.
— Lo sé — respondió April, con la voz más firme de lo que su cuerpo reflejaba —. Pero Adrián y Ethan han hecho mucho para protegernos, ¿vas a tirar eso por la borda?.
— Estoy cansada de esconderme April, este no es mi sueño. —
— y crees que este es el mío, Emma, sabes todo lo que hemos pasado, pero debemos de pensar con cabeza fría, aunque decidas lo que decidas siempre te apoyaré.
Emma la miró con determinación, sus ojos verdes, aunque cansados, brillaban con una chispa inquebrantable.
— Justamente por eso, no pienso permitir que sigan arriesgando sus vidas por mí… por nosotras, necesitamos tomar el control de esto, April; tenemos que dejar de ser el objetivo... y convertirnos en parte del plan.
April dejó la taza sobre la mesa, la idea le revolvió el estómago, pero algo en ella sabía que Emma tenía razón.
—¿Qué estás pensando? — preguntó con un nudo en la garganta.
Emma se sentó a su lado, tomó su mano con suavidad y susurró:
— Un sacrificio, algo que los distraiga, algo que les haga pensar que nos tienen... aunque no sea verdad.
—¿Te volviste loca?
—Solo un poco, pero funcionará.
April suspiró largo, se llevó las manos al rostro y luego sonrió con resignación.
—¿Qué clase de plan suicida tienes en mente?
Emma se levantó y fue por el mapa que Adrián había dejado días atrás en la mesa de la cocina, lo extendió sobre la mesa central de la sala y señaló un punto al sur, cerca de una vieja zona industrial.
— Si alguien se hace pasar por mí en un lugar visible, los atraerá, pero tendría que ser alguien que los mantenga ocupados el tiempo suficiente como para que Ethan y Adrián terminen con esos bastardos de una buena vez.
April frunció el ceño.
—¿Alguien? ¿Emma, estás diciendo que vas a hacerlo tú?
— Es mi vida la que ellos quieren, nadie más puede hacerlo.
April se incorporó como un resorte.
—¡Ni lo sueñes! ¡No te voy a dejar! ¡No lo puedo permitir!
—¿Entonces qué? ¿Esperamos aquí hasta que vengan por nosotras y maten a todos los que intentan protegernos?.
Emma alzó la voz, pero sus ojos se llenaron de lágrimas —. No quiero perder a nadie más, April, ni a ti. Ni a Ethan y mucho menos a Adrián.
El nombre del CEO hizo que ambas se quedaran en silencio un momento, Emma bajó la mirada.
— Él me mira como si pudiera salvarme... pero yo también quiero salvarlo a él, se ha sacrificado tanto... por alguien como yo.
April se acercó, la abrazó con fuerza, a pesar de estar saliendo por días de debilidad, sus brazos eran un refugio, después de unos segundos, murmuró con voz entrecortada:
— No vas a hacerlo sola.
Emma se separó apenas y la miró confundida.
—¿Qué?
— Vamos a hacerlo juntas, no pienso dejarte sola en esto, si vamos a arriesgarnos, lo haremos a nuestra manera... con cabeza y con cuidado.
Emma sonrió por primera vez en días.
—¿Un último acto de locura?
— Si, si, como digas, pero no será la última, además de algo debe de servir lo que me enseño Ethan, tú los atraerás a un punto donde podamos montarles una trampa. — Así seguían organizando su plan
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Mientras tanto, en la ciudad, Adrián revisaba informes en su despacho, su ceño más fruncido que nunca, los daños causados por Giovanni comenzaban a generar presión incluso en los círculos políticos.
Ethan, sentado frente a él, cruzaba los brazos, con la mandíbula tensa.
— Los informes de los puertos están completos, las embarcaciones con los dispositivos electrónicos fueron retenidas por supuesto incumplimiento de normatividad y falta de documentos de legalización. — Pero si quieres seguimos presionando; los altos mandos militares podrían intervenir — dijo Ethan.
— No podemos implicar a los altos rangos, no quiero deberle favores a nadie del gobierno, al final son los más corruptos que la misma corrupción —respondió Adrián —. Este asunto hay que atacarlo directamente.
Ethan asintió lentamente, entendiendo que lo que quiere Adrián es acabar con Giovanni, pues todos los problemas se arrancarían de raíz.
— Emma lo cambió todo, ¿cierto?
Adrián alzó la vista, serio, pero con un brillo distinto en sus ojos.
— Lo suficiente como para darme cuenta de que no estoy dispuesto a perderla.
Ethan respiró hondo.
— Entonces más vale que estemos preparados, este juego de ajedrez acaba de entrar en su fase más peligrosa.
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De regreso en la cabaña, Emma y April escribían una carta para Adrián y Ethan, explicando su plan y dejándoles coordenadas falsas para distraerlos; sabían que ellos no aceptarían el riesgo si lo sabían de antemano.
Emma firmó la nota con un pequeño corazón al final, algo infantil, pero honesto.
— Si esto sale mal... —susurró.
April la tomó del brazo.
—No va a salir mal. Somos las protagonistas de esta historia, ¿recuerdas?
Emma sonrió entre lágrimas.
— Gracias amiga !
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Hola, hola, mis amores hoy otro capítulo de esta fascinante historia.
Muchas gracias por leer.
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Hasta ahorita lleva buena 💯 Trama 😍