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Bajo El Cielo De Hierro

Bajo El Cielo De Hierro

Status: En proceso
Genre:Romance / Amor prohibido
Popularitas:5.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Camila Vegas

En un barrio marginado de la ciudad, Valentina, una chica de 17 años con una vida marcada por la pobreza y la lucha, sueña con un futuro mejor. Su vida cambia drásticamente cuando conoce a Alejandro, un ingeniero de 47 años que, a pesar de su éxito profesional, lleva una vida solitaria y atormentada por el pasado. La atracción entre ellos es innegable, y aunque saben que su amor es imposible, se sumergen en una relación secreta llena de pasión y ternura. ¿como terminara esta historia?

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Capítulo 23: Los Susurros del Pasado

La caja metálica y su contenido se convirtieron en el nuevo secreto de Valentina, uno que guardaba celosamente de todos, incluso de Ernesto. Durante los días siguientes, cada vez que se encontraba sola, volvía a abrir el cuaderno de Alejandro y repasaba una y otra vez sus últimas palabras, buscando un significado oculto en las frases entrecortadas y los dibujos oscuros que parecían como fragmentos de pesadillas. Pero en lugar de encontrar respuestas, cada lectura solo alimentaba la sensación de que algo invisible la rodeaba, algo que Alejandro había intuido y que ahora también la acechaba a ella.

Las reuniones con la comunidad continuaban, pero Valentina se sentía cada vez más distante, como si una parte de su mente estuviera atrapada en los recuerdos que Alejandro había dejado en esas páginas. A veces, mientras hablaba con los vecinos, se sorprendía mirando por encima de su hombro, esperando ver una sombra que parecía seguirla a todas partes. La sensación de ser observada se había vuelto constante, un peso invisible que cargaba con cada paso.

Una tarde, mientras trabajaba en el terreno junto a Ernesto, Valentina sintió una presencia extraña. Era un día gris, y las nubes bajas hacían que el aire estuviera cargado de humedad. Ernesto intentaba instalar una malla para proteger las plantas jóvenes que habían conseguido, pero Valentina apenas podía concentrarse en la tarea. Cada vez que levantaba la vista, tenía la impresión de que alguien estaba de pie al otro lado de la calle, observándola. Pero cuando fijaba la mirada, no veía nada, solo la sombra de los edificios derruidos.

"¿Estás bien?", preguntó Ernesto, deteniéndose un momento para mirarla con preocupación. "Estás más callada de lo normal."

Valentina intentó sonreír, pero la expresión que salió de su rostro era más una mueca que otra cosa. "Sí... solo estoy pensando en todo lo que falta por hacer. A veces siento que no llegaremos a tiempo, que el invierno nos va a ganar."

Ernesto frunció el ceño, como si no creyera del todo su explicación, pero no insistió. Sabía que algo la inquietaba, pero también que Valentina tenía la costumbre de guardar sus angustias para sí misma. Así que siguieron trabajando en silencio, mientras la luz del día se desvanecía y las sombras se alargaban a su alrededor.

Esa noche, Valentina decidió regresar al lugar donde había encontrado la caja, esperando que la oscuridad le revelara lo que la luz no podía mostrar. Caminó por las calles vacías del barrio, envuelta en su abrigo y en el silencio nocturno que solo se interrumpía por el crujido de sus pasos sobre las hojas secas. Al llegar al terreno, la linterna que llevaba en la mano iluminó las huellas de su trabajo reciente: el suelo removido, las plantas frágiles intentando aferrarse a la vida, y el rincón donde había desenterrado la caja de Alejandro.

Se arrodilló en el mismo lugar, dejando la linterna sobre el suelo, y respiró profundamente, tratando de calmar el temblor que sentía en su interior. Cerró los ojos y se concentró en los sonidos a su alrededor: el murmullo distante del viento, el crujir de la maleza, el latido acelerado de su propio corazón. Pero en medio de ese silencio, un susurro apenas perceptible se deslizó en el aire, tan tenue que podría haber sido solo una ilusión.

"Valentina..."

La voz era baja, quebradiza, y pareció surgir del mismo suelo que tenía bajo las manos. Valentina abrió los ojos de golpe, mirando alrededor, pero no vio a nadie. Se puso de pie rápidamente, con la linterna temblando en su mano, y apuntó el haz de luz hacia la oscuridad que la rodeaba, buscando la fuente de aquel susurro.

"¿Hay alguien ahí?" Su voz sonó más aguda de lo que pretendía, rompiendo el silencio de la noche. No obtuvo respuesta, solo el eco lejano de su propia voz rebotando contra los edificios cercanos.

Valentina dio un paso hacia atrás, con el pulso retumbando en sus oídos. Pero entonces, a sus pies, la linterna reveló algo que no había visto antes: una marca en el suelo, una especie de dibujo hecho con piedras y ramas, formando un círculo imperfecto. No recordaba haberlo visto durante el día, y la idea de que alguien lo hubiera hecho en la oscuridad la llenó de un miedo que no podía controlar.

Al agacharse para tocar las piedras, el susurro volvió, más claro esta vez, como si emergiera del mismo suelo. "Valentina, no debiste volver..."

El pánico se apoderó de ella, y sin pensarlo dos veces, salió corriendo del terreno, con la linterna agitándose en su mano y el aire frío cortándole la respiración. Corrió hasta llegar a la calle principal, donde la luz tenue de un viejo farol le dio un respiro, y se detuvo allí, con las piernas temblando y el pecho ardiendo.

Esa noche apenas durmió. Los pensamientos se enredaban en su mente, y la sensación de que algo la seguía se volvía más fuerte con cada hora que pasaba. Al amanecer, decidió contarle a Ernesto lo sucedido, pero mientras preparaba las palabras en su mente, un miedo irracional la detuvo. ¿Y si él no le creía? ¿Y si pensaba que estaba perdiendo la razón, como muchos otros habían pensado antes de que desapareciera del barrio?

Así que guardó silencio y continuó con la rutina diaria, intentando ocultar la tensión que la consumía. Pero Ernesto notaba la diferencia, cómo Valentina apenas comía y pasaba más tiempo mirando a la distancia, absorta en pensamientos que no compartía con nadie.

Una tarde, cuando la vio detenerse en mitad de una conversación con un vecino, Ernesto tomó una decisión. "Tenemos que hablar, Valentina", dijo, apartándola de la vista de los demás. "Sé que algo te está perturbando, y no puedes enfrentarlo sola. Tienes que confiar en mí."

Valentina vaciló, pero finalmente, agotada por el peso de los secretos, le contó a Ernesto lo que había encontrado en la caja, el cuaderno de Alejandro y las voces que creía haber escuchado en el terreno. Al hablar, sintió cómo se rompía algo dentro de ella, como si liberar esas palabras fuera el primer paso para enfrentarse a su propia oscuridad.

Ernesto la escuchó en silencio, asimilando cada palabra, y cuando terminó, se quedó pensativo durante un momento. "No sé qué significan esos susurros, Valentina, pero sé que Alejandro también cargaba con sus propios demonios. Tal vez nunca entendamos del todo lo que pasó por su mente, pero lo que sí sé es que no estás sola. Si hay algo aquí, algo que está tratando de decirnos algo, lo enfrentaremos juntos."

La determinación de Ernesto fue como un faro en medio de la niebla. Aunque el miedo seguía presente, Valentina sintió un leve alivio al saber que no tenía que cargar con todo aquello sola. Así, esa misma noche, decidieron regresar al terreno, juntos, con la esperanza de desenterrar el misterio que Alejandro había dejado atrás y que parecía estar atado a la tierra misma del barrio.

Mientras caminaban hacia el lugar, Valentina sintió que las sombras a su alrededor se movían con una intensidad distinta, como si el pasado estuviera respirando junto a ellos. Pero ahora, con Ernesto a su lado, estaba dispuesta a enfrentar lo que fuera que la esperara allí. Y aunque la oscuridad parecía más densa que nunca, en lo más profundo de su ser, una parte de ella se preparaba para la verdad, por más dolorosa y aterradora que pudiera ser.

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karen B
Muchas gracias 😊
Liand AR
me encanto la historia felicidades
Violeta Obando Barron
/Sob//Sob//Sob//Sob//Sob/
Violeta Obando Barron
Que pena /Sob/
Violeta Obando Barron
Que chevere....que bonito capitulo 😍
Violeta Obando Barron
Excelente trabajo, me encanta, vamos autora sigue adelante.... Es muy buena novelita
Violeta Obando Barron
Me gusta mucho está novelita, de repente a algunas no le gusta el personaje de Alejandro,pero hay muchas personas en la vida diaria que son así y necesitan a una Valentina fuerte decidida que es resiliente a pesar de su situacion .
Topacio
ahhh éste hombre ya me está exasperando!! todo porque Valentina está embobada con él
Topacio
por fin después de mucho tiempo encuentro una novela interesante!
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