Destinos Cruzados~ (Alfa X Alfa)

A la mañana siguiente de la gala, Viktor revisaba los titulares. El evento había causado un gran revuelo, y la mayoría de los artículos resaltaban la intensidad de su enfrentamiento con Leonhard Blackwood. Sin embargo, el artículo que captó su atención no fue uno de análisis de negocios, sino una nota en un popular medio de espectáculos que hablaba de ellos con cierto tono irónico.

“¿Rivales… o algo más?” rezaba el título, seguido de especulaciones sobre la evidente química entre ambos alfas durante su intercambio en la gala. Aunque el artículo no era serio, le arrancó una sonrisa a Viktor. ¿Así de obvia había sido la tensión entre ellos?

Decidido a sacar provecho de la situación, Viktor ideó una estrategia para seguir llamando la atención de Leonhard. Al fin y al cabo, este juego entre ellos le resultaba tan fascinante como el propio negocio. Redactó un mensaje y lo envió a su equipo de relaciones públicas, instruyéndolos a organizar una invitación formal para Leonhard a una reunión privada, esta vez en las oficinas de Ivanov Enterprises.

Horas después, cuando la invitación llegó a Leonhard, este no mostró sorpresa alguna. Sabía que Viktor no se quedaría quieto y que, al recibir esa provocación pública, era solo cuestión de tiempo antes de que Viktor diera el siguiente paso. Sin embargo, lo que le interesaba no era solo cómo Viktor jugaba sus cartas, sino la creciente intriga de ver hasta dónde estaba dispuesto a llegar.

La reunión fue fijada para el día siguiente por la tarde. Cuando Leonhard llegó a las oficinas de Ivanov Enterprises, fue recibido por la asistente personal de Viktor, Marina, quien lo condujo a una sala de reuniones de diseño moderno y elegante. Viktor ya estaba allí, esperándolo con una expresión tranquila, aunque sus ojos delataban la intensidad de su interés.

—Leonhard, qué gusto verte —dijo Viktor, estrechando su mano con una sonrisa que parecía desafiarlo.

—Lo mismo digo —respondió Leonhard, devolviéndole la sonrisa con una mirada fija y segura—. Parece que esta rivalidad está captando más atención de la que imaginaba.

Viktor se encogió de hombros, sin perder la sonrisa. —La competencia saludable es buena para el mercado, ¿no crees?

Ambos tomaron asiento, aunque la formalidad no parecía necesaria. La tensión entre ellos llenaba la sala de tal manera que hacía imposible cualquier intento de fingir una reunión casual.

—Debo admitir que me sorprende un poco esta invitación —dijo Leonhard, cruzando las manos sobre la mesa—. Pensé que preferías competir a distancia.

—No soy alguien que disfrute de la distancia cuando tengo interés en algo —respondió Viktor, clavando su mirada en Leonhard con un aire de desafío—. Prefiero enfrentar mis desafíos de frente.

Leonhard no apartó la mirada. Había algo en Viktor que le provocaba una atracción y, al mismo tiempo, una necesidad de probar su dominio. Decidido a no ceder terreno, Leonhard decidió ser directo.

—Interesante, Viktor. Aunque el verdadero poder no está en enfrentarse a cualquier desafío, sino en saber cuándo no es necesario arriesgarse.

—¿Evitar el riesgo? No es algo que me defina. Pero entiendo que no todos están preparados para ello —replicó Viktor, en un tono bajo pero cargado de intenciones.

Leonhard levantó una ceja, sonriendo con una mezcla de desafío y aprecio por la audacia de Viktor. —Entonces, si tanto disfrutas de los riesgos, permíteme sugerir algo. Hagamos que esta competencia sea… más interesante. Sin restricciones, sin límites. El primero en demostrar que su proyecto de inteligencia artificial es superior, gana.

Viktor se inclinó hacia adelante, aceptando el desafío. —¿Y qué gana el que triunfe?

La sonrisa de Leonhard se hizo más intensa. —Respeto. Algo que no todos los alfas merecen, Viktor, pero que algunos se empeñan en obtener.

La respuesta era ambigua, pero ambos entendían el significado. No era solo respeto lo que estaba en juego, sino una oportunidad de demostrar quién dominaba realmente en esa competencia, tanto profesional como personalmente. En esa sala, las palabras eran armas, y los dos las manejaban con la habilidad de maestros.

Al terminar la reunión, Leonhard se levantó, y antes de salir, se acercó un poco más a Viktor, lo suficiente para que su presencia se sintiera como un desafío físico.

—Prepárate, Viktor. No me contendré en esta competencia, y no espero menos de ti.

Viktor mantuvo su compostura, pero su mirada reflejaba una chispa de emoción y anticipación. —Eso espero, Leonhard. Asegúrate de no decepcionarme.

Mientras Leonhard salía de la oficina, Viktor se quedó observando la puerta, reflexionando sobre lo que acababa de suceder. Aquel hombre lo desconcertaba y lo desafiaba en un nivel que nunca había experimentado, y eso solo aumentaba su deseo de vencerlo, de dominar la situación y demostrar que su control era tan firme como el de Leonhard.

Más tarde, mientras Viktor repasaba los planes de su proyecto, se dio cuenta de que cada decisión que tomaba estaba influenciada, en alguna medida, por la presencia de Leonhard. La intensidad de su rivalidad comenzaba a afectar sus acciones, pero lejos de molestarle, Viktor lo veía como una motivación inusual. Quería vencer a Leonhard, pero también deseaba algo más, algo que aún no estaba dispuesto a admitir, ni siquiera para sí mismo.

Por su parte, Leonhard, mientras regresaba a sus oficinas, analizaba cada palabra y gesto de Viktor. No le era común que alguien se atreviera a desafiarlo con tanta determinación, y mucho menos que lograra captar su interés de esa manera. Sin embargo, sabía que cualquier debilidad frente a Viktor sería vista como una derrota, y eso era algo que no permitiría bajo ninguna circunstancia.

La competencia entre ambos continuaba escalando, y el desenlace parecía cada vez más incierto. Aunque cada uno tenía claro que su objetivo era vencer, las motivaciones que empezaban a surgir detrás de esa rivalidad eran más complejas de lo que habrían imaginado. Viktor no solo quería ganarle a Leonhard; quería comprenderlo, enfrentarlo de cerca, y sentir la satisfacción de doblegar su aparente invulnerabilidad. Y Leonhard, a su vez, sentía una atracción inexplicable por esa audacia desafiante, algo que lo hacía cuestionarse si podría mantener su postura inquebrantable en todos los sentidos.

Con el pacto entre ellos sellado, ambos alfas se preparaban para lo que sería una competencia sin precedentes. No solo por sus proyectos y sus empresas, sino por la fascinación y tensión que comenzaban a transformarse en una atracción tan peligrosa como irresistible.

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