Anabel es una joven hermosa y feliz , llena de esperanzas y sueños que se verán truncados , al verse obligada a contraer matrimonio con un desconocido.
Sumérgete en la maravillosa historia de Anabel , vive con ella sus alegrías y desdichas ...
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Anabel le da donde más le duele a su suegra .
Cada día que pasaba Anabel se daba cuenta de que no podía seguir viviendo de ese modo. Su decepción cada vez era más grande, su príncipe azul le salió rana y su suegra y su cuñada, parecían más una madrastra y una hermanastra malvadas.
Desde que tenía a su alcance todo un mundo nuevo gracias a su teléfono, había visto infinidad de películas de Disney y tomó la decisión de cambiar el cuento, ella no necesitaba de un hada madrina para asistir al baile, como la cenicienta.
Se había empapado de toda la información y los cotilleos de la alta sociedad. Conocía las fechas de todos los eventos, los nombres de los asistentes, el tipo de vestuario adecuado a cada lugar y hora, etc.
Al hablar con Fran tuvo muy claro que él jamás cumpliría ni una sola de sus promesas, viviría encerrada hasta su muerte en esa casa, obedeciendo y satisfaciendo sus deseos y los de su madre. Podía haberle enviado una profesora, por lo menos para aliviar un poco esa soledad que la estaba consumiendo poco a poco, pero jamás lo hizo.
A Anabel le invadió el pánico cuando supo que le quedaban pocos días para regresar del viaje. Lo primero que haría sería quitarle su teléfono, por eso tenía que ser más rápida e inteligente. Ese tonto marido suyo le contaba todo a su madre y ella no permitiría que tenga un teléfono en su poder.
Le pidió a Alejandro que le consiguiera dos teléfonos más, toda precaución era poca. Borró el contacto y todo el historial de búsqueda y dejó el aparato tal como se lo entregó el primer día.
Anabel quería conseguir un trabajo cuanto antes, tenía una amplia variedad de ofertas a su alcance. Pero primero iba a necesitar un número de cuenta bancaria, ya sabía cómo crearse una, solo había un inconveniente, ella no tenía su documento de identidad y no sabía dónde encontrarlo.
Tenía que conseguir el modo de salir de esa casa como fuera , para realizar los trámites necesarios.
Aún seguía muy resentida por el injusto e innecesario despido de Matilde. La buscó durante varios días por redes sociales hasta que consiguió dar con ella y le escribió un mensaje. De ese modo recuperaron el contacto.
Unos golpes fuertes en la puerta la asustaron - ¿Por qué cierras con llave?- Su desagradable suegra había llegado a casa.
Valeria escondió rápido el móvil, antes de abrir - Estaba dormida y así me siento más segura, con la puerta cerrada.
María - Ni que estuvieras en esa choza polvorienta donde vivías. Esta es una mansión de lujo, con la máxima seguridad. Últimamente, no haces otra cosa que dormir.
Anabel- No tengo otra cosa que hacer, si al menos tuviera un trabajo.
María - Pues trabaja, allí tienes la cocina con todo lo necesario, seguro que te resulta más fácil que en tu antigua vida de muertos de hambre. Y si todavía no se te va el aburrimiento, ponte a limpiar o a cuidar el jardín, ya que es lo único para lo que vales.Haz algo productivo,.
Anabel pensó- Ya lo creo que haré algo productivo, no te pienso defraudar.
Anabel tenía prohibido salir de la cocina o de su dormitorio cuando había visitas en casa. Pero eso no quería decir que no podía espiarles en secreto. Sobre todo a las amigas de su cuñada, que en todas sus visitas el tema más recurrente era el querer conocerla a ella. Valeria tenía que hacer un esfuerzo enorme para disimular su fastidio.
Hoy era el día perfecto, un grupo de distinguidas señoras vendrían a la mansión. María estaba como loca, cuidando cada detalle, para dar la mejor impresión a esas damas. Como de costumbre todo su estrés lo descargó en su nuera, recordándole lo inútil e ignorante que era.
Pero esta vez la campesina le daría donde más le duele. Vio como llegaban una a una sus amigas ,en sus lujosos coches, sus escoltas les abrían la puerta y ellas caminaban con elegancia para entrar en la mansión, donde María las esperaba para recibirlas con una gran sonrisa y muchos halagos.
Anabel estudiaba sus gestos, lo erguidas que caminan, sus ademanes y esa manera de hablar con una pronunciación perfecta.
Esperó a que estuvieran a gusto conversando. Se miró al espejo y sonrió con malicia. Alborotó algunos mechones de su cabello, se puso un vestido que nunca usa, porque se arruga con facilidad y se ve desaliñado, se pellizcó las mejillas y bajó las escaleras al lujoso salón, donde las damas conversaban cómodamente ,gritando desde arriba.
Anabel - Ya he limpiado los baños de arriba, mamá. Ahora limpiaré el salón y después terminaré las otras tareas que me has pedido ...
Al llegar frente a las mujeres, Anabel fingió sorpresa, vergüenza y miedo - Lo siento mamá, de verdad que lo siento. Olvidé que tienes visitas, me encerraré en mi habitación como siempre y no volveré a salir hasta que se hayan ido. Lo juro, pero no te enfades conmigo, por favor, ni se lo digas a Fran.
Anabel se puso a llorar , pero esta vez no estaba fingiendo, al ver la cara de su suegra le entraron las dudas de que esta había sido una idea demasiado arriesgada.
Las mujeres miraban con asombro y espanto a la muchacha y María se puso a reír con nerviosismo - Ay Anabel hija, ¿cuándo dejarás estás bromas de mal gusto? No tiene gracia, mira sus caras, pobrecitas las has asustado. A mi nuera le encanta hacer estas cosas, creo que en otra vida fue actriz.
Anabel la miraba dando a entender que no era ninguna broma, pero su suegra la agarró del brazo y le dijo entre dientes con una sonrisa hipócrita - Sube a cambiarte y ven para que te presente a mis amigas, que llevan mucho tiempo queriendo conocerte.
Anabel subió las escaleras con el corazón a mil y sus mejillas a punto de explotar de lo calientes que estaban.
Se encerró en el dormitorio, y se quedó un largo rato apoyada en la pared con la mano en el pecho, hasta que sus latidos se normalizaron. No quería volver a bajar allí, deseaba que la tierra se la tragase en ese mismo momento , para no tener que vivir lo que vendría después de lo que había hecho . Sabía que la furia de su suegra sería implacable.
Se vistió y se maquilló usando todos los conocimientos de moda que había adquirido y bajó de nuevo al salón.
Las mujeres la miraban embelesadas con su belleza y su saber estar. A todas les rondaba la misma pregunta por la cabeza¿Por qué nunca se dejaba ver en sociedad?
Su suegra se apresuraba a contestar por ella, con excusas inventadas. Conforme iban conversando Anabel volvió a sentirse con fuerza para continuar con su propósito, aceptando todas las invitaciones de esas señoras a galas y eventos. María estaba que echaba chispas, viendo que la situación se le salía de las manos.
María- Querida, no deberías dar tu palabra, recuerda que tu esposo llega mañana y lleváis casi dos meses sin veros .
Anabel - Lo sé mamá y prometo sacar tiempo para todo. Cuenten conmigo, me hace mucha ilusión salir de mi encierro .
María- ¡Que cosas tienes hija , siempre con tus bromas, encierro dice!