Christian un hombre atractivo pero vanidoso, hijo único, su padre conserva un imperio del gran CEO, su hijo lo quiere, pero es un mujeriego, su padre no lo ve serio, pero de la única manera de obtener el imperio del mayor CEO es casándose, su única salida es Emma, su ex mejor amiga de la infancia, la obliga a casarse con el y con el único objetivo de tener el puesto del mayor del CEO, Emma esta enamorada, pero hay un contrato de por medio, el cual ella no conoce, lo odia al enterarse de todas las mentiras, pero la pregunta es ¿se puede amar y después odiar? pero ¿Odiar y después amar?
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Capítulo 22 Eres mi esposa
Cristián
Es domingo, me despierto, voy a hacer ejercicio, me gusta mantenerme en forma, luego me doy una ducha, hoy no trabajo, así que me daré un día para mí.
Me estoy vistiendo cuando suena mi teléfono, es mi padre, ruedo los ojos.
— ¡Hola!
— ¡Hijo, como amanecieron, cómo está Emma!
— Bien, gracias, que deseas.
— Necesito verte en la empresa, surgió un problema, así que te necesito.
— Respiro profundo, está bien, estoy en quince minutos haya.
Me cambio de ropa, uso un traje azul marino con zapatos café, me peino y me aplico loción, salgo de mi departamento, voy a mi casa a traer unos documentos que tengo en casa, llego y la veo bajar, estoy a punto de preguntar Con quién va, pero veo bajando a Zoe detrás de ella, así que no digo nada y me dirijo a mi despacho, tomo la carpeta con los documentos y salgo de mi despacho, dirigiéndome a la salida, pero aguardo un momento en lo que Emma y Zoe se marchan, se suben al auto y las veo marcharse, así que me marcho, de seguro tendrán su día de chicas, mujeres digo colocándome mis anteojos y arrancando mi auto.
Llego a la empresa y mi padre me habla, informándome sobre los asuntos más urgentes, ya que vino desde Corea un empresario muy poderoso, pero el problema es que debemos convencerlo de que se quede, por el hecho de que la empresa Miller está detrás de él también, entonces el CEO de las empresas Collins debe estar al tanto, amo mi trabajo, pero estas semanas no he podido darme tiempo para mí, incluso he podido ir por unas hermosas chicas.
La reunión empieza, Charlotte está a mi derecha, ella y su padre son inversionistas en mi empresa, Charlotte trabaja muy bien a mi lado, también sabe usar bien la boca cuando estamos a solas.
— Señor Jons, para nosotros es un gusto tenerlo en nuestra empresa, le ofrecemos muchos beneficios en Estados Unidos, tengo contactos en todo el país, trato de convencerlo en lo más mínimo, en la cañonera pasan todos nuestros proyectos, nuestras metas como empresa, Charlotte también habla sobre los beneficios, sobre el trabajo y las empresas que tenemos en otros estados.
El señor Jons se queda mirando todo como que nos analizara, jamás me he acojonado con nadie y jamás lo haré ante miradas de dudas.
Pasamos el último video el cual muestra nuestras grandes empresas, pero la de New York es la más grande.
Después de una hora más de exponer terminamos todo, él se queda pensando y hablando con su acompañante, el acompañante saca de su portafolio unos documentos y habla.
— El señor Jons está interesado en ser parte de uno de los inversionistas de las empresas Collins.
Por dentro grito de alegría.
— Perfecto, mi abogado traerá los documentos y lo puede leer.
Después de media hora más del contrato y firmas, sellamos el trato con un apretón de manos.
La reunión termina medio día, pido que me lleven comida a mi oficina, ya que tengo más asuntos que resolver.
Después de terminar unos documentos almuerzo, después vuelvo a lo que debo terminar, en serio que no he tenido tiempo de nada, pasa la una, las dos, las tres de la tarde y sigo trabajando, no sé en qué momento se hizo de noche, cuando alguien toca a la puerta.
— Ya son las 8:00 de la noche, ya todos se fueron, no quieres salir a comer.
— Me recuesto en la silla, tienes razón, ya estoy cansado, se me apetece comida China o sushi, me encanta el del centro, es uno de los mejores.
— Entonces que esperas, levanta tu trasero y vamos.
— Está bien Charlotte, ahora te alcanzo.
Apago todo y me pongo mi saco, salgo de mi oficina y nos ponemos en marcha con Charlotte para ir por uno sabroso sushi.
Nos estacionamos y nos encaminamos al restaurante, queda a una cuadra de donde nos parqueamos, hace frío, ella trae un buen abrigo, pero mi saco no me cubre tan bien.
— Quieres que te abrace.
— Jaja, no gracias, prefiero morir de frío que me vean con una mujer en brazos.
— ¿Por la prensa?
— en parte si, pero no soy de abrazar a las mujeres con las que duermo.
— Que tal si esta noche después de comer, vamos a mi departamento, me dice con coquetería.
No soy hombre de desaprovechar oportunidades.
— Me parece una buena idea, le digo guiñándole un ojo, un polvo rápido no me caería nada mal, pero no sé por qué rayos pasa Emma por mis pensamientos.
Llegamos al restaurante y nos recibe el recepcionista.
— Mesa para dos, pregunta.
— Si porfavor, habla Charlotte, que sea en la terraza.
— Lo siento señorita, una pareja ya reservo el lugar.
— En serio, toda la terraza.
— Así es, toda la terraza.
— Denos donde esté bien, aparte la terraza está fría, le sigo a Charlotte.
No parecía tan convencida, pero ni que fuera la gran cosa estar aguantando frío.
Nos llevan a nuestra mesa, aquí sirven el mejor sushi.
— Desean ordenar.
— Tráiganos el sushi de la casa.
— Como gusten, de beber.
— Para mí un vino blanco. Habla Charlotte.
— A mí tráigame un whisky.
El mesero se marcha y Charlotte empieza con la coquetería.
— Así que te atrae tu esposa, habla.
— Ah que viene eso.
— No sé, curiosidad tal vez.
— pues te equivocas.
— Entonces no te importara si saliera con otro.
Me tenso al escuchar eso, que por cierto no sé si estará aún con Zoe.
— Venimos a comer, mi vida personal no te interesa.
— Rueda los ojos, pues ya se terminará el año, ya se divorciaron.
— Y
— Y, ya no será tu esposa.
— Jajaja cuando uno se divorcia eso es lo que sucede.
— Si, pero Emma ya podrá enamorarse nuevamente.
— le pego a la mesa con mi puño, ella ya se enamoró de mí una vez, no creo que se vuelva a enamorar como lo estuvo de mí.
— Eso dices tú, si llega alguien que la trate bien y la ame, creo que se enamorará locamente.
No sé por qué escuchar eso me molesta.
— Ya deja de hablar de Emma, no quiero saber nada.
— Hay, pero que enojado, simplemente yo... No termina la oración cuando.
— Escuchas esa canción Lady in red, esa canción era la favorita de mi abuelo, al parecer la pareja de haya arriba está muy enamorada.
No respondo, simplemente miro hacia la ventana, preguntándome donde se encuentra ella en estos momentos.
La canción sigue sonando y Charlotte se mueve al ritmo de la música, no está tan fuerza, ya que aquí abajo hay otro tipo de música, pero se logra escuchar la música de la terraza.
Llega el mesero con nuestra comida.
— Ahora regreso, iré a lavarme las manos dice Charlotte.
Va al baño de arriba y sé porqué lo hace, lo hace por querer ver a la pareja de haya arriba, le veo subir, pero logro verla desde aquí, está sonriente, pero se le borra la sonrisa y voltea a verme, pero baja y dice, creo que están llenos los baños, iré de este lado.
Me parece raro que se regresara, cuando ni siquiera fue al área de baños, la curiosidad me surge, llega y le pregunto, que vio.
— No.. No nada, no he visto nada, solo personas haciendo cola para entrar al baño.
— Pues yo no he visto a nadie subir, aparte si la terraza toda esta ocupada, no tuviera que estar el baño llenó.
— Pues.. Si lo estaba.
Empieza a comer y la curiosidad empieza a surgir, iré a lavarme las manos, ahora regreso.
— No, se para frente a mí.
— ¿Por qué no? ¿Qué me ocultas?
— Nada, simplemente, mejor ve al de aquí abajo, haya arriba no creo que sea bueno ir.
— Me importa un carajo que es bueno y que no.
La aparto y subo los escalones, veo hacia un lado y no hay nadie al rededor, cuando giro mi vista hacia la parte de afuera de la terraza esta.....
Esta Emma, Emma es enserio.
Pero...esta con, esta con ese maldito, la tiene muy cerca, le aparta un mechón del cabello y no suelta su cintura, mi sangre hierve y mi cólera aumenta al cien por ciento.
Emma gritó a todo pulmón, ella me voltea a ver y el imbécil también, me acerco a grandes sacadas.
Estoy por tirarle un puñetazo en el rostro, cuando se me atraviesa Emma.
— Apártate.
— No lo haré.
— ¡Que, defenderás a tu amante! Le grito.
— No es mi amante, por qué tú y yo no somos nada.
— Eres mi esposa.
No hay uno como la gente en esta historia? /Right Bah!/
A ti nadie te interrumpió tus sesiones de lujuria! Por qué él si y ella no? Qué embole.
Detesto a este protagonista, en la vida real estos tipos no cambian y dañan todo lo que tocan.
No todo gira entorno a tu ombligo, mejor dicho a tu parte de abajo!