ERES MI ESPOSA! ME PERTENECES! : ENTRE LAS GARRAS DEL CEO

Ambas sirvientas se llevaron a Madeline a rastras hacia el segundo piso, en una de las habitaciones.

Rafael, que se había quedado en la mesa, agarro su teléfono y marcó a un estilista.

-¿Hola?

-Ya está todo echo, ven de inmediato a mi casa.

-Está bien Señor.

-(colgar)

La charla fue corta, donde obviamente el que estaba al mando era Rafael, desesperado porque su plan esté a poco tiempo de ser completado.

Sus dos sirvientas, las que habían adormecido y llevado a Madeline, regresaron y se inclinaron ante Rafael, diciendo "La señorita ya está en la habitación"

-Muy bien, preparen el tinte, maquillaje y la Ropa para ahora, El estilista está por llegar y quiero que todo esté listo. Si se demoran o falta la más mínima cosa, serán despedidas.

-Si Señor.

Rafael siguió sentado en la misma mesa mientras que otra sirvienta limpiaba el poco café que se había derramado durante el forcejeo.

Solo era cuestión de tiempo para que todo vaya como lo había planeado, ya que sus objetivos eran mucho más importantes que su hija, a quien odiaba sin alguna razón conocida.

Debido a que estaba pensando en qué decir si le hacían una pregunta sobre el comportamiento de su hija, no se dio cuenta que el estilista ya estaba en casa.

-Señor, el señor Andrés ha llegado.

-Que vaya a la habitación inmediatamente, quiero que Madeline luzca como su hermana de pies a cabeza!

La sirvienta llevó a Andrés al cuarto donde se encontraba Madeline, la habitación de su hermana, decorado de manera elegante y muy femenina, con dos ventanas y cortinas floreadas, un gran espacio solo para ella.

Andrés tenía dos fotos, una de Madeline y otra de su hermana, pero éste no sabía cual era la relación entre ellas dos, solo podía decir "wow... me sorprende que El señor Rafael haya encontrado a una chica tan similar a su hija"

Las sirvientas procedieron a darle todos los materiales que se iban a usar, los limpiaban con cuidado y miraban el procedimiento, mientras que Andrés se fijaba en las diferencias entre Madeline y su hermana, para encubrirlas y que se vean idénticas.

Primero ambas sirvientas movieron a Madeline hacia una silla, donde la acomodaron bien su cuerpo y la sujetaron para que no se moviese y así Andrés.... agarró las tijeras y comenzó a cortar el cabello de Madeline poco a poco, su larga cabellera, que la había cuidado por años, estaba siendo cortada... para tener la misma forma que su hermana.

El Corte fue rápido, y en cuestión de minutos su cabello que le llegaba poco más de la cadera ahora estaba un poco más abajo de su hombro.

Rafael, estaba dispuesto a que Madeline sufra por su propio bien.

Luego del corte, las sirvientas la llevaron al baño, que era innecesariamente grande y la colocaron en una silla, cerca del amplio lavadero...

"Sujétenla bien, si se mueve, su rostro se manchará"- ambas tenían que obedecerlo, puesto que Rafael les dio esa orden " todo tiene que salir perfecto "

"Pásenme el tinte" dijo mientras abría otros productos para mezclarlos y así su cabello no se dañe.

Andrés empezó a teñir el cabello de Madeline, desde la raíz hasta las puntas de su cabello, sin dejar rastro de su antiguo color de cabello.

En lugar de tener un cabello color castaño ahora lo tenía completamente negro, su apariencia cada vez era más parecida a la de su hermana...

Pasaron las horas... y Andrés acompañado por las dos sirvientas se presentaron ante Rafael.

-¿Ya terminaron?- preguntó con una expresión seria

-Si, señor, son tan idénticas que ni yo mismo puedo notar quien es la verdadera si me las pusieran en frente.

-Bien, el dinero ya está en tú cuenta, puedes irte y asegúrate de no decir nada de esto a nadie. Si te atreves a abrir la boca, créeme que nadie volverá a verte andando por las calles.

-Sí señor.

Andrés se fué y ya todo estaba yendo como Rafael quería, solo faltaba que su yerno, fuera al día siguiente a visitarlos.

-Todo está arreglado.... oh... hija... no debiste quedarte en está casa por mucho tiempo, ahora no eres más que un reemplazo, igual que tú madre.

La noche pasó rápido y ya era de mañana, Madeline todavía no despertaba de esa droga ni se componía, solo estaba tendida en la cama con un vestido floreado, largo, maquillada y con una apariencia que no era suya.

-Helen, ya estás lista?

-Si mi amor, espero con ansias que llegue nuestro yerno.... para que se lleve a nuestra "hija" de regreso a casa.

-...

Cuando Helen estaba a punto de besar a Rafael, desde afuera alguien empieza a tocar la puerta, bastaba con escuchar el primer toque para saber quién era esa persona

-Abran la puerta rápido!- ordenó en un tono alto

Un sirviente corrió a abrir la puerta solo para encontrarse con la figura imponente de Thomas, parado frente a la puerta con una mirada fija y el ceño fruncido.

-joven Harrison, es un gusto volver a verlo- se presentó amigablemente

-El gusto es mío señor.

-Pase por favor, en unos instantes mi hija vendrá- dijo al mismo tiempo en que hacía una seña secreta a la sirvienta, quien se apresuró a ir al segundo piso a traer a Madeline, que ya estaba despierta y encerrada en el cuarto

-Aquí está la señorita Estela.

La sirvienta bajó por las escaleras sosteniendo a Madeline de la mano, mientras que ésta se apoyaba en la sirvienta porque no se podía mantener en pie ni decir palabra alguna.

-Por qué Estela está así.

-Mi hija ha Estado enferma hace unos días, y se quedó para poder recuperarse pero los efectos de la medicina resultaron ser muy fuertes y como consecuencia la aturden un poco y su lengua se le entumece, por eso no puede hablar en estos momentos. Es un inconveniente grande pero le aseguro que es la misma

La criada ya estando abajo con Madeline, se la entregó a Thomas, y éste la cargó con ambos brazos solo para decir "Regresemos a casa, mi esposa"