15 años después la profecía sobre las hijas del caos se hace realidad tres princesas destinadas a traer el caos, tendrán que afrontar su destino, pero en el camino el amor se vuelve y la guerra se unen, y aunque la meta es la paz, su destino se interpone
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Leoncita
Ráela fue habiendo los ojos poco a poco, cuando despertó totalmente cuando miro a su alrededor se dio cuenta que estaba en una tienda, miro que estaba como en una especie de tienda, e incluso sintió que la reconocía era donde vago cuando estaba perdida en el limbo
Ráela pero que diablos dijo mirando el lugar cuando quiso salir, volvió a entrar pues solo había desierto y mucha arena
Pero de pronto miro al hombre entrar taled traía frutas_ leoncita ya despertaste, dijo poniendo la bandeja sobre una mesa
Ráela_ que hago aquí, maldito imbécil tú no sabes con quien te metes
Taled_ leoncita estas en tu nuevo hogar
Ráela_ de que hablas idiota
Taled_ a partir de este día, este será tu hogar por ahora y esta tu casa y yo tu marido
Ráela miro al hombre frente a ella, y cuando dijo que sería su mujer sintió una emoción en su pecho, pero todo eso cambio cuando miro el lugar, la tienda que aunque era grande las telas estaban rotas sucias con la arena, las cojines eran grandes, pero no estaban forrados de seda y con plumas, como sus cojines había una alfombra en el suelo, pero no era los suelos de mármol de su palacio, y los platos eran de barro, no de plata y de oro como en su palacio, ella el sol del imperio, como podría vivir en un lugar así ni la mitad de sus vestidos, entrarían en esa tienda en un lugar así ni los podría usar
Raela_ nooo eso jamás, nunca yo en un lugar así estás loco
Taled se acerco a Ráela ella quería alejarlo, pero no podía era una loba pudo haberse trasformado pero por alguna razón no podía transformarse, el se fue acercando y tomando la por la cintura, respirando cerca de su cuello, enviando oleadas de placer a todo el cuerpo de Ráela
Ráela_ suel, suéltame
Taled leoncita desde que te vi, no he podido olvidarte, de pronto la tomo por los hombros y le dijo ya no vas a tener que venderte, voy a borrar de tu cuerpo la huella de todos esos hombres
Ráela_ de que hablas tonto
Taled_ agarro un mechón de su cabello, tu padre debió ser un noble o lo era tu madre como llegaste al burdel
Ráela_ espera estas diciendo que soy una prostituta
Taled_ el pasado no importa ahora eres mía
Ráela lo miro a los ojos y sin esperarse le piso el pie asiéndolo gritar de dolor _ para que lo sepas yo no soy, ninguna prostituta yo soy Rae.. Raquel, dama de la princesa Ráela el sol del imperio la hija de los emperadores y si estaba ahí, es ,, es porque me dijeron que mi prometido me engañaba y lo fui haber
Taled_ leoncita no te cientos avergonzada de tu pasado
Ráela que no soy prostituta maldito cretino, devuélveme a donde pertenezco a lo pagaras caro dijo con enojo
Taled_ puedo pagarte bien leoncita
En ese momento Ráela se indignó, ese hombre la estaba tratando como una mujerzuela cuando ella era una princesa imperial, entonces mirando lo primero que tenia a la mano, y le aventó un jarrón de agua, que gracias a sus buenos reflejos pudo esquivar_ tranquila leoncita
Ráela_ mujerzuela tu madre idiota
Dijo comenzando a tirarle todo lo que tenia a su alrededor, gritándole todo tipo de insultas, hasta que le tiro, una pequeña mesa que le dio en la cabeza tirándolo al suelo, Ráela aprovecho para salir, pero al estar afuera, solo miro el desierto y no sabia si era el desierto de zahora
Y eso la desespero, pero la verdad ella no conocía muy bien el desierto de su imperio pues no le gustaba ir, y cunado iba se quedaba en los oasis, no le gustaba pasear por el desierto
leoncita que haces dijo Taled con una sonrisa
Molesto Ráela_ salió corriendo por alguna razón no podía transformarse el aire azotaba en su cara la arena se metió en sus ojos segándola
De pronto sintió como el hombre la tomaba entre sus brazos y la cargaba en sus hombros ella apenas podía ver_ hay leoncita creo que voy a tener que encadenarte
Ráela_ no te atrevas idiota grito
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Una hora después
Ráela estaba sobre un colchón lleno de cojines tenia una cadena en su pie, por alguna razón no podía transformarse Taled había salido, se sentía humillada
Taled estaba tomando aire tenia rasguños en su cara y un labio roto fue una verdadera lucha ponerle la cadena, le había llamado poco hombre y otras cosas más, estaba molesto esa mujer era una fiera, debía darle una lección como lo hacían los hombres en su tribu cuando una mujer se portaba mal, entonces agarro una un cinto si dirigió a la cabaña le daría unos cuando azotes a esa mujer la iba a volver una sumisa perfecta
Pero cuando entro a la tienda no pudo con lo que vio la mujer estaba en un rincón, enrollada como un gatito asustado llorando, y temblando, dejo caer el cinto cuando lo miro a los ojos se ella tenia la cara roja y sus ojos llenos de lágrimas, al verlos sintió como su corazón se partía
Taled_ leoncita, tranquila no tengas miedo
Ráela_ soy un pobre animal, eres un monstro, ni a los animales se les trata asi, que planeas abusar de mí, y luego darme a tus hombres
Taled claro que no yo jamás haría eso, no soy ese monstro dijo acercándose a ella y secando sus lágrimas, _ perdóname leoncita
Ráela me duele el pie, al verlo miro que estaba roja la zona de la cadena_ inmediatamente Taled le quito la cadena, al mirar la marca en su blanca piel y comenzó a dar masajes en la zona
Taled_ ya no llores leoncita
Ráela no, puedo evitarlo, tengo hambre, y frio y me da miedo dijo llorando mas inmediatamente Taled le trajo mucha fruta, leche, pan, después les trajo una manta, y con piedras mágicas calentó la tienda, ya que en el desierto hace mucho frio, Ráela seguía en un rincón mientras sus lagrimas caían por su rostro
Taled ya no llores ven, dijo llamándola a sus brazos, Ráela con un poco temerosa se acerco a el hasta acurrucarse en su pecho, inmediatamente taled la abrazo y se acostó con ella, al bajar la mirada, pudo ver sus hermosos ojos azules eran como un hermoso cielo despejado, sus mejillas rosadas unas cuantas pecas esparcidas como granos de arena penas visibles
Ella enterró su rostro en su pecho, entonces miro su hermosa cabellera dorada su piel era tan suave, un sentimiento surgió en su corazón uno, que pensó que no tenía, ternura, Ráela comenzó a sollozar al mirarla se dio cuenta que seguía llorando
Taled_ ya no llores todo esta bien, no te pasara nada
Ráela no me vas a maltratar, dijo sollozando
Taled_ nunca lo hare, dijo mientras, limpiaba sus lagrimas y besaba su frente
Ráela agacho la mirada y sin que Taled se diera cuenta una sonrisa maliciosa se formo en sus labios, pues poco sabia, este guerrero salvaje hombre del desierto, que lo que el miraba como una leoncita adorable y frágil, era una loba manipuladora y muy caprichosa, con la voluntad de hacer que los hombres más fuertes pusieran el mundo a sus pies ya sea con una sonrisa y una lagrima y también ignoraba que cada hija, del caos tenían un lado malvado, incluso la misma Raela ignoraba lo posesiva que podía ser, pues nunca tuvo que pelear por nada ni por nadie, todo lo que ella, a deseado lo a tenido, pero el amor, los hombres son diferentes.