DESCUBRIENDO EL AMOR DESPUÉS DE LOS 50.

Al día siguiente mientras voy a mi cubículo Robert me estaba esperando en la puerta de este. No puedo evitar pensar que tengo al jefe más chulo del mundo, esas canas que lo adornan de maravilla son el complemento perfecto entre madurez y masculinidad.

- Buenos días Malory.

- Buenos días señor Ozlo ¿En qué lo puedo ayudar?

- Solo Llámame Robert o prefieres que me dirija a usted como señora ¿Tal vez señorita?

- Ja Ja Ja Solo Malory por favor. Dígame en que le soy útil Robert.- lo veo apoyarse sobre mi escritorio mientras se cruza de brazos.

- Malory sé que esto que voy a preguntar es parte de tu vida privada. ¿Pero qué relación tienes con la señora superestrella?

Lo rodeó y tomo asiento en mi lugar. - Primero que nada lamento los problemas que está teniendo por mi culpa aunque no sea mi culpa. Esa mujer y yo solíamos ser amigas en la adolescencia y por ende sé que ella ara todo lo posible por quedarse aquí solo para fastidiarme.

- ¿Entonces eran amigas y ahora son enemigas?

Respiro profundo mientras lanzó mi cabeza hacia atrás y comienzo a girar en mi silla. -- Señor de verdad no quiero que usted y todo el maravilloso equipo que trabaja aquí se vean obligados a pasar un mal momento por problemas de mujeres, le juro que yo no quiero que mi vida privada afecte mi trabajo aun así eso será imposible.

No sé en que momento Robert queda frente a mí, sostiene ambos lados de la silla para que deje de girar.

- Que me estás queriendo decir exactamente Malory.

- Yo no tengo ningún problema con Susan, pero aparentemente ella si los tiene conmigo, lo mejor será que yo..

- ¡NO! No voy a aceptar tu renuncia, tampoco voy a dejar que lances tantos años de duro trabajo a la basura por un simple obstáculo.

- Señor. ¿Ni siquiera preguntará el porqué?

- Si quiero preguntar el porqué, pero no de eso. Más bien quiero saber por qué no peleas por tus derechos, llegaste primero aquí, eres una trabajadora que nunca faltó, que siempre cumple con sus obligaciones y ayuda a sus compañeros. Entonces dime Malory ¿porque te rindes tan fácil con la llegada de una mujer tan desagradable? ¿Por qué no me pides que la mande al diablo?

Sus palabras me toman tan de sorpresa que no logró responder nada, como si eso fuera poco que este tan cerca de mi me está poniendo extremadamente nerviosa, su perfume, su aliento fresco incluso puedo sentir su calor corporal. Me va a dar un ataque al corazón si no se aleja pronto...

Pongo mis manos en su pecho y oh sorpresa está muy firme, lo que me recuerda a cuando choque de frente con este muro de ladrillos y casi rompo mi nariz. - ¿Señor me permite? Necesito agua.

- No es que no quiera dar pelea, es solo que lo veo innecesario, tener que bajarme a un nivel tan pobre de educación básica me da flojera la verdad.

- Ja Ja Ja ¿De verdad acabas de decir lo que escuche?

Sus carcajadas hacen que casi escupa toda el agua de mi boca.

- ¿Esta bien?

- Si perdón.

- Malory está perfecta la forma en la que piensas. Eres una mujer madura, pero no está bien que dejes que te humillen, de ser necesario dale una cucharada de su propia medicina a esa bruja presumida.

Para darle una cucharada de su propia medicina tendría que meterme con Harry nuevamente y eso ni en sus retorcidos sueños sucederá.

- ¿Señor cuando nos vamos de viaje?

- No me cambies de tema.

- No lo hago, necesito despejar mi mente y divertirme un poco antes de iniciar una guerra y que quedé claro que es por su petición. Si caigo en prisión por favor al menos llévame cigarrillos para ganarme la simpatía de las reclusas.

- Que cosas estás diciendo mujer.

- Me sugeriste que me baje a su nivel y eso es como 10 centímetros bajo tierra.

- Ja Ja Ja Ya basta por favor.- Lo veo retorcerse de la risa que tiene, pero yo me mantengo seria, no hay nada de gracioso en volver a convivir con Susan y Harry. Definitivamente, prefiero no hacer nada y simplemente ignorarlos como si no existieran, pero incluso mi mamá me está poniendo las cosas difíciles eso quiere decir que también desea que les devuelva el favor.

Ahh que flojera me da. - Bien señor cuando partimos.

- En dos días.

- Grandioso, ¿llevo mis bikinis sensuales o látigos y esposas para conseguir nuevos accionistas?

- Lleva todo tu mejor arsenal para cerrar el contrato y te daré una grandiosa bonificación.

Maldición yo solo estaba jugando, pero su mirada me está erizando todos los vellos de mi piel. ¿Por qué tenía que sonar tan varonil? Alguien ayúdenme creo que este hombre me está seduciendo y lo peor es que yo quiero dejarme seducir.

Contrólate Malory, es tu jefe, un grandioso hombre bien maduro y tonificado, con sensuales labios, de buen humor, que aprecia el trabajo de sus empleados.... Ya valió madres.

Dos fuertes cachetadas me bajan de mi nube de sucias fantasías impuras con mi jefe. No vuelvo a leer esas novelas con Ceos nunca más.

- Malory porque te golpeas.. Demonios me asustaste.

- Perdón mi mente divagó por donde no debía y la regañe.

Robert toma ambas manos y las besa luego acaricia mis mejillas rojas algo disgustado, como si estuvieran molesto por lo que hice.

- No te lastimes, todavía te quiero aquí por mucho tiempo.

Madre mía está lloviendo y no precisamente del cielo.

- Señor tiene trabajo por hacer y yo también.

- Bien, cuídate y prepara tu equipaje para el miércoles. Asegúrate de llevar las esposas y los látigos.- Antes de cerrar la puerta nuestras miradas vuelven a cruzarse y en vos baja dice.- Y sobre todo no olvides de llevar los bikinis sensuales, ya estoy deseando verlos.

Me dejó caer en mi asiento confundida.- ¿Esto no es un sueño verdad? ¿Cerebro no me estás jugando una broma pesada? ¿Ese hombre estaba coqueteando conmigo ahora mismo?