Melisa, es la chica que muere inculpada por la villana, pero ahora que he reencarnado en ella, sobreviviré.
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capítulo 6- castigo
Al día siguiente, Cristal estaba ansiosa, pues debe tener todo listo para la fiesta de la princesa, es su oportunidad de llevarse bien con ella y tal vez hasta pueda conocer al emperador, si logra caerle bien, entonces su compromiso no correrá peligro. Por otro lado, a Melisa se le informo que por orden de la Duquesa, ella no irá al baile, no es que le importe, pero, que la Duquesa busque desquitarse con ella le molesta, así que, saca un poco de sus ahorros y busca a una de las doncellas que suele limpiar en la mansión principal y así ofrecerle dinero, para un encargo en especial, por supuesto, primero debe hacerlo y después le pagará.
- si me enteró que no hiciste lo que dije, haré que te saquen como a la tipa esa que quiso pasarse de lista.
- no se preocupe señorita, cumpliré, la señorita Cristal, no me agrada.
Es tan engreída, no entiende como las otras sirvientas pueden estar encantadas con ella. Pero con esto, se la va quitar un poco lo presumida.
- bien, te lo agradezco, Flora, ¿ese es tu nombre verdad?
- si señorita, no creí que lo recordará. Me retiro, iré a cumplir con su pedido.
La chica se va a prisa, pero con cuidado de no ser vista salir del jardín de Melisa, corre hasta la mansión principal y entra. Mientras que Cristal esta con su madre, en su alcoba, con el vestido que planea usar esa noche, lo tenía sobre la cama para que se viera sin arrugas.
- si de por si eres hermosa, con esto lo serás más.
- yo espero que el príncipe quede encantado con esto.
- ¡oh! Mi niña, el príncipe ya esta encantado por ti ¿que hombre no se enamora de ti?
- lo se madre, pero quiero que me ama cada día más.
Melisa que estaba escondida en el balcón, se aguanta la risa al escuchar sus palabras tan narcisistas, si supieran que esta noche, el príncipe conocerá a la verdadera mujer que va amar; pronto se escucha que la puerta se asota, era el Duque quien entra furioso, Melisa sonríe, el show estaba por comenzar. El Duque tira la tijera manchada de sangre a los pies de Cristal.
- te atreviste a culpar a Melisa, cuando fuiste tú misma quien se hirió...
- p-padre ¿de que habla? Por fin encontró el arma...
- querido, vamos, hay que castigar a Melisa.
- silencio, ambas me mintieron, esa tijera fue encontrada bajo tu cama ¿y culpas a Melisa?
Ambas mujeres se sorprenden al escuchar lo que el Duque dice; Cristal solo se acerca a su padre mostrándose triste.
- padre, tiene que creerme, fue Melisa.
- que descaro el tuyo y tú, le solapas sus mentiras.
Mira a la Duquesa con severidad. Mientras aparta la mano de Cristal al ver que quería sostenerle la mano.
- para que se les quite esas mañas, ambas, no asistirán a la fiesta de la princesa.
- ¿que? No, no, padre, no puede hacerme eso, la fiesta es importante, mire, ya tengo mi vestido.
- silencio, he dicho y no me retracto. Melisa siempre a sido una chica amable con ustedes, nunca te ha negado nada y tú la culpas por algo que tu misma hiciste, es el colmo, que te sirva de lección.
- querido, por favor, deja que la niña vaya ¿que dirá el príncipe si no va?
- avisaré que esta insipuesta. Y para que no ignoren mi orden, todos los carruajes tienen prohibido, salir, a excepción del mio.
Dicho esto se fue de la habitación aún cuando Cristal le suplicaba que la deje ir, la Duquesa estaba nerviosa, pues no sabe como es que el Duque llegó a la conclusión que fue Cristal quien se hirió así misma.
- madre por favor, has algo, no puedo faltar al baile...
- iré a hablar con él, tranquila, no llores que debes estar presentable.
- si madre, voy a prepararme.
Melisa en el balcón, sonríe porque su plan funciono, aunque le extraña un poco que el Duque si haya estado de su parte, supone que él hombre es mas neutro ante lo que sucede en su casa y si nunca defendió a Melisa, debe ser porque la propia Melisa nunca hizo por acusarlas y conseguir evidencia. Pronto la Duquesa regresa con la noticia de que el Duque no cedió y que por su insistencia ha conseguido que ninguna salga de la casa por un mes, Melisa ríe por ello, así que ya mejor se va, saltando del balcón y aunque este en segundo piso, baja despacio gracias a su magia del aire y se va rápidamente de ese sitió, pero en su camino de regreso, se topa con que el Duque estaba en su puerta, Melisa le hace una reverencia.
- padre, no sabía que vendría a verme.
- ¿por qué nadie abre la puerta?
- e-es porque no hay nadie, las doncellas solo limpian una vez a la semana y vienen todos los días solo a traer mi comida.
- ¿que? ¿Acaso no tienes doncellas?
- no padre, creí que usted fue quien autorizo a madre para no darme doncellas.
- yo nunca autorice tal cosa, mandaré a tres para que te atiendan.
- no padre, esas doncellas...ellas no me tratan bien...solo obedecen a madre.
- no puede ser...
Sabía que su esposa no toleraba a Melisa, pero nunca creyó que hiciera algo así, si tan solo Melisa hubiera dicho antes.
- pero padre ¿por qué me buscaba? ¿He hecho algo malo?
- no, venía a decirte que solo iremos tú y yo al baile.
- y-yo no puedo, madre me castigo por el incidente de Cristal con las tijeras.
- eso, fue Cristal quien se hirió, no puedes ser castigada. Prepárate para salir en la noche.
- si padre, se lo agradezco.
Melisa hace una reverencia y entra a su residencia, mostrándose feliz, el Duque se regresa, pero, se muestra molesto, como casi no suele estar en casa y al pendiente de lo que sucede en ella, no sabía por lo que estaba pasando su hija, su hija que siempre ha sido amable con la Duquesa y su hermana, nunca creyó que la Duquesa, fuese así con Melisa.